Poblar las aceras de esculturas inesperadas

Pocos de estas intervenciones están hoy en pie CORTESÍA

Isaías Villarreal talla árboles secos y los convierte en obras de arte en la vía pública.

Las esculturas tienen su lugar en los museos y ya está. Como mucha transgresión, puede ser que se coloquen en alguna en una plaza, en un bulevar, en un parque. ¿Pero en la calle, en cualquier acera? ¿A quién se le ocurriría? Al arquitecto Isaías Villarreal se le ocurrió.

Sin que nadie le pague un céntimo, con la enemistad jurada de cualquier policía y la indolencia de cualquier otra autoridad, desde hace diez años se ha dedicado a convertir en esculturas a árboles secos de las aceras de Caracas.

Cuenta que sus estudios de arquitectura le despertaron un interés en los elementos urbanos y que eso se combinó con una vena artística que siempre ha tenido (hace esculturas y pinta cuadros) y el resultado fueron estos árboles-escultura.

Su idea es que el ciudadano común se vaya encontrando con el arte en la calle, con situaciones espontáneas que no espera en la acera, ese escenario que para él es ideal para la creación artística. La ciudad, de esta manera, será menos hostil y más de cada quien: crear un elemento particular e inesperado en una acera, en la vía p´ublica, es una forma de hacer que la gente se apodere de la ciudad, la sienta más suya. O al menos en eso cree y en consonancia actúa.

En los primeros que trabajó intentó reflejar el dolor de los árboles al ser talados o secados de alguna forma, y por eso siempre eran rostros que expresaban sufrimiento. Con el tiempo fue incorporando elementos urbanos propios de cada zona, y así el que estuvo en Los Chaguaramos (hoy dentro de los terrenos de la Universidad Bolivariana) intentó reflejar el caos vial de la zona, mientras que el que está en la avenida Solano quiere transmitir el drama de la indigencia.

De los casi veinte que ha tallado en la última década, hoy solo cuatro permanecen en pie (en la avenida Solano, en la Casanova, en la Andrés Bello y en El Cementerio). Él tiene divisados varios troncos o árboles secos con los que podría trabajar, aunque ahora ha querido asumir la vía legal, con los permisos de las respectivas alcaldías, y le ha sido imposible.

En Libertador casi lo meten preso cuando hace pocos días intentaba tallar un tronco en La Florida, y le dijeron que necesitaba un permiso de Control Urbano. Pero resulta que en esas oficinas ni siquiera están contemplados este tipo de permisos para intervenciones artísticas de calle.

En Chacao no le ha ido mucho mejor. En septiembre logró reunirse con unos funcionarios de la comisión de Planificación y Desarrollo del Concejo Municipal y presentó el proyecto para intervenir dos árboles muertos, uno en la avenida Mohedano y otro en Yamin Gourmet. Al final le dijeron que no había presupuesto y él le contestó que solo quería el permiso, que él se encargaba de conseguir los patrocinantes. Ni eso. Luego intentó por Cultura Chacao y tampoco ha tenido respuesta.

Cuenta que lo ideal sería que alguna empresa, en el marco de sus planes de responsabilidad social, fomentara estas iniciativas. Mientras tanto, él está a la orden en el correo isaiasvillarreal@gmail.com

JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL

El Universal
20-02-2012

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