LUIS GONZÁLEZ DE CASTILLO
En secuencia con los artículos anteriores, hoy vamos a analizar el factor capital dentro de los tres factores intrínsecos que afectan, en cualquier tiempo y espacio, la creación de hábitat y vivienda para la vida (recordemos estos factores: tierra, capital y trabajo).
El factor capital es esencial, tanto como los otros dos, a la hora de diseñar en cantidad y calidad las soluciones a adoptarse para la construcción de ciudad y vivienda.
Uno de los aspectos más descuidados, e insinceros respecto de la problemática de vivienda en Venezuela, ha sido la determinación de las necesidades reales de vivienda y hábitat de la población venezolana, y por tanto los montos de capitales requeridos para su atención.
En un trabajo colectivo presentado por Ricardo Molina y otros en el año 2004 (“Planteamientos para mejorar la gestión pública en el sector vivienda y hábitat”.Venezuela en Perspectiva. Compilación Fondo Editorial Question. Caracas.), se menciona el problema del capital: “La alta insuficiencia de recursos y dada la escasez hay que establecer prioridades muy rígidas” (página 333 del citado trabajo). Sin embargo el cuadro de requerimientos de capital para los próximos 10 años que presentan suma la cifra de 62.752 millardos de bolívares, que al valor del dólar oficial del momento, 6,30, son aproximadamente 10 millardos de dólares, en la década que se está cumpliendo desde 2004, es decir 1 millardo de dólares por año aproximadamente. En su evento anual en 2012 la Cámara Venezolana de la Construcción presentó un trabajo (Ángel Alayón y otros), estableciéndose en la discusión que los requerimientos para construir unas 275.000 viviendas promedio por año, en un plan teórico a 15 años, serían unos 300 millardos de dólares que en 15 años serían unos 20 millardos de dólares anualmente. Como vemos la relación es 20 a 1, que aunque alguien pensase se debe solo a la distorsión monetaria dólar versus bolívar es mucho más que eso.
Un informe de consultoría entregado al Banco Interamericano de Desarrollo en 1999, a inicios de esta ya larga etapa de tres lustros 1999-2014 (Ángel Shlomo: La Política de vivienda en Venezuela. Diagnosis y guías de acción) ya se advertía del problema de la falta de precisión en el establecimiento de las necesidades reales de vivienda y hábitat y, por tanto, los montos de capital efectivamente requeridos.
Múltiples publicaciones concuerdan en que el establecimiento apropiado, en relación con América Latina y con los demás países de “economías emergentes” especialmente, de los montos de inversiones en el sector de las infraestructuras se considera clave. En proporciones de 4% del PIB se ha estimado, entre inversión pública y privada, lo deseable para atacar las demandas del crecimiento poblacional, de estas economías y del hábitat necesario. En revisión de tales publicaciones encontramos que cifra de unos 450 millardos de dólares para América Latina, en el periodo 2011 a 2015, unos 2 puntos del PIB, es aún insuficiente.
Nuestra Cámara Venezolana de la Construcción ha hecho cálculos de la necesidad de urbanizar unas 4.000 hectáreas promedio por año, es decir una 60.000 hectáreas en un periodo de 15 años, igual al transcurrido desde 1999 hasta hoy. Eso significa que no solo se trata de tomar parcelas aisladas en urbanismos existentes y densificar construyendo viviendas sin planificación urbanística adecuada y desarrollo de todos los servicios conexos: agua potable, electricidad, vialidad, drenajes, equipamientos hospitalarios y educacionales y un largo etcétera.
Por todo lo anterior es necesario el cambio de paradigma frente a la creación del hábitat y viviendas para la familia venezolana. El capital humano surge entonces como el problema y la solución al propio tiempo de esta grave situación de vivienda en Venezuela. Las políticas de desarrollo de la organización de la gente, la cultura en las relaciones intergubernamentales y la acción colaborativa entre gobiernos locales y su ciudadanía (Agranoff-Mcguire, 2003.Collaborative Public Management.New Strategies for Local Governments. Georgetown University Press. Was.). La comprensión de la necesidad vital de la organización de la nación, mediante un consenso basado en valores y principios de corresponsabilidad del ciudadano. Sembrando conciencia ciudadana y participación en las soluciones de, por ejemplo, la problemática de vivienda y hábitat, entre las prioritarias como la educación, salud, seguridad y justicia, cultura y recreación.
Es vital el establecimiento de un Estado fuerte, competente, eficaz. Descentralizado en su operatividad, coherente y armónico en sus planes de desarrollo. Planes elaborados y coordinados con las regiones. Un Estado que no sustituye al ciudadano y sus iniciativas, sino que las estimule y se sepa servidor de dichas iniciativas, dándoles el marco de referencia y apoyo para su éxito. En una palabra un Estado de alianza público-privada como clave del progreso material y espiritual del pueblo y por tanto del país.
En nuestro próximo artículo abordaremos el factor trabajo, el cual es sin duda el centro de todas las esperanzas y posibilidades, para concluir la primera parte de nuestros análisis de: “La problemática de la vivienda en Venezuela: un modelo de Estado incompetente”.
El Nacional
09-10-2014
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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