Para el 2020, exactamente dentro de siete años, Estados Unidos se convertirá en el principal productor de petróleo del mundo, superando a Arabia Saudita, informó la Agencia Internacional de Energía. Ya Estados Unidos se ha convertido en el primer productor de gas del mundo, arrebatándole el título a Rusia.
El combustible se ha convertido en el más importante producto norteamericano de exportación.
Y uno de los países que compran gasolina norteamericana es Venezuela, que hasta hace algunos años era uno de los principales abastecedores de las refinerías de Estados Unidos. Y aunque el petróleo venezolano seguirá siendo enviado a la nación del norte, es irónico que Venezuela haya comenzado a depender de Estados Unidos en materia de gasolina.
Un estudio de Citigroup reveló que en un lapso de cinco años los norteamericanos podrán proclamar su independencia en materia energética.
Edward Morse, investigador de Citigroup, dijo a la cadena de televisión CNBC que la Organización de Países Exportadores de Petróleo "tendrá problemas para sobrevivir 60 años, y posiblemente una década".
ESTA REVOLUCIÓN SILENCIOSA NO SERÁ TELEVISADA Daniel Yergin, un experto en energía, declaró el mes pasado en el Congreso norteamericano que la revolución en materia de petróleo y de extracción de gas ha creado 1,7 millones de nuevos empleos en el país.
La cifra podría elevarse a tres millones para el 2020.
Y la piedra caliza, otra fuente de energía, ha incorporado 62.000 millones de dólares a los ingresos federales en el 2012.
La otra revolución es la de la energía limpia. Las emisiones de anhídrido carbónico han disminuido en un 13 por ciento desde el 2007, a medida que se incrementa el uso de gas en lugar de carbón para generar electricidad.
Antes de la llegada al poder del presidente Hugo Chávez, el Estado venezolano planificaba para el futuro. Petróleos de Venezuela tenía asignadas reservas para la exploración de nuevas fuentes de crudo, y para financiar estudios destinados a mejorar la eficacia de la extracción petrolera.
Una vez Chávez llegó al poder, Pdvsa abandonó sus funciones específicas y empezó a financiar todo proyecto propuesto por el Presidente sin importar su eficacia o su utilidad. Se descuidaron las tareas de mantenimiento de las refinerías y varias de ellas empezaron a volar por los aires, convirtiéndose en gigantescas productoras de fuegos de artificio y de víctimas. Se gastaron los recursos de más de una generación de venezolanos, y disminuyó drásticamente la producción petrolera, tal como la OPEP informa año tras año.
Pero la borrachera causada por los excepcionales precios del crudo en algún momento será reemplazada por un descomunal dolor de cabeza. En realidad, fueron los cubanos quienes aprendieron la lección de ser frugales, luego del colapso de la Unión Soviética. Y nunca bajaron la guardia. William Dobson dijo en The Financial Times que Cuba recibe diariamente 100.000 barriles de crudo de Venezuela, a precios muy bajos. "Por cierto", señaló el columnista, "la generosidad del señor Chávez fue tan grande que superó las necesidades de la isla. Se supone que el gobierno de Castro revende alrededor del 40 por ciento del crudo proporcionado por Venezuela", y a precios internacionales.
QUITA Y NO PON SE ACABA EL MONTÓN Aunque pocos dudan que Venezuela seguirá enviando ayuda a Cuba en caso de un triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del 14 de abril, el gobierno de La Habana nunca ha creído en pececitos de colores.
Después de la experiencia fatídica sufrida tras la caída de la Unión Soviética, ha decidido diversificar su producción, buscar nuevos mercados y ser más flexible con nuevas tecnologías.
Los líderes cubanos han aprendido a ser pragmáticos, y si hay que dialogar con el diablo, lo harán.
Pero el gobierno chavista padece de un síndrome que el historiador Louis Hartz bautizó como "el inmovilismo de la fragmentación". La Revolución Bonita nunca fue una revolución sino una especie de meteorito desprendido de la Revolución Cubana. Por lo tanto, carece de originalidad para enfrentar retos. El chavismo se ha quedado paralizado en la ideología castrista de la década del sesenta que quiso copiar Chávez, y le cuesta romper amarras y enfrentar los próximos desafíos. Sólo enuncia consignas.
El columnista conservador David Brooks señaló en The New York Times que el mundo ha ingresado en una nueva etapa. "La mayoría de nosotros creció en un mundo donde se presumía que la energía era escasa", dijo Brooks. "También crecimos acostumbrados a regímenes despóticos en Rusia y Venezuela que viven de la riqueza del petróleo y del gas natural. Pero esos regímenes están enfrentando tiempos difíciles". El columnista citó como ejemplo que la empresa rusa Gazprom "ha comenzado a ofrecer descuentos del 10 por ciento en contratos existentes". En ese sentido "los nigerianos y los venezolanos podrían tener dificultades para competir".
Más allá de los discursos, más allá de las amenazas, más allá de los golpes en el pecho, más allá de las proclamas antiimperialistas, existe un mundo donde camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Quien desee continuar con sus delirios de grandeza puede hacerlo. Pero a su propio riesgo. Si el gobierno venezolano no enfrenta la realidad, al país le esperan tiempos muy difíciles. Ya el feroz paquetazo de febrero fue un anuncio de las cosas por venir.
MARIO SZICHMAN
Tal Cual
14-03-2013
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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