martes, 30 de octubre de 2012

Afectados de Amuay exigen casas e indemnizaciones


Todavía son evidentes los daños a las infraestructuras como consecuencia de la explosión en la refinería de Amuay EDSAÚ OLIVARES
En el hotel Palmas Inn de Punto Fijo están alojados algunos de los afectados por la explosión ocurrida en la refinería de Amuay. Han transcurrido dos meses del accidente y algunos sienten que el paso del tiempo está diluyendo las promesas que realizaron las autoridades.

Juan Colina es uno de ellos. Tiene 32 años y trabaja para la empresa de vigilancia Zulia. La noche del accidente estaba resguardando a Puramin, compañía contigua al complejo refinador y devastada tras el estallido. Una fractura de pelvis y cadera, y otra lesión en la pierna derecha lo obligan a andar en muletas. Problemas en el oído izquierdo y en la visión son otros daños físicos que todavía sufre.

"Todo esto fue a raíz de la explosión. Yo contaba con buena salud". Ayer recibió otra mala noticia: deberá abandonar el hotel, ya que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no continuará asumiendo los gastos.

"Hace tres días me cancelaron las comidas y me quieren desalojar del hotel".

De acuerdo al relato de Colina, Pdvsa le asignó una casa en Ciudad Bicentenaria, en la zona de Los Rosales. Cuando llegó a la vivienda comprobó que la misma no estaba en condiciones para ser habitada. "Dicha vivienda tiene las cañerías tapadas y se inunda cada vez que llueve, mis condiciones físicas no son aptas para estar en ese sitio".

Colina se plantea regresar a la casa de su madre ubicada en San Juan del Vínculo, una población distante de Punto Fijo y también apartada de la residencia que alquilaba en Judibana antes de la tragedia. Tampoco sabe nada sobre las indemnizaciones ofrecidas por el Gobierno nacional. Destaca que la empresa Zulia continúa pagándole el sueldo, pero desconoce si podrá seguir desempeñándose como vigilante.

"Cuánto tiempo hay que esperar, cuántos años hay que esperar, yo no pedí estar en esta situación, en un día me cambiaron la vida. ¿Dónde están esas promesas, dónde está lo que nos ofrecieron?", se interroga Colina.

Hendri Chirinos es otro de los huéspedes por obligación del hotel Palmas Inn. Hasta el 25 de agosto vivía en el sector El Campito, una de las zonas residenciales más afectadas por la explosión ya que colinda con el destacamento 44 de la Guardia Nacional, lugar desde el que presumiblemente se desató la chispa que provocó la explosión.

Chirinos sufrió "traumatismo generalizado", algunas quemaduras y aún requiere de evaluación médica. Espera en el hotel junto a su hija de ocho meses, su hermano y su madre, el auxilio de las autoridades.

"Nosotros no pedimos estar en el siniestro, no pedimos estar en esta situación". Chirinos explica que por ser hijo de militar recibirán una casa en la zona de Jayana, pero aún no tienen certeza de cuándo se la entregarán.

Al igual que Colina, este joven de 25 años considera que las autoridades cada vez colaboran menos con las víctimas y la posibilidad de recuperar parte de los bienes materiales que perdió luce complicado. "Exijo que me regresen mi calidad de vida", insiste el joven y al mismo tiempo lanza interrogantes. "¿Dónde está lo que yo perdí? ¿Cómo me van a dar una casa que no se corresponde con lo que yo tenía?"

Mejor suerte

Los comerciantes de La Pastora, sector ubicado al frente de la refinería de Amuay, han corrido con mejor suerte. Abilio Mendoza es propietario de la panadería Virgen del Valle, local que quedó completamente destruido. Tras realizar un avalúo, el pasado 3 de octubre Pdvsa le abonó 50% del monto que la estatal se comprometió a cancelarle. La otra mitad será pagada a mediados de diciembre.

Mendoza asegura que desde el primer instante han tenido asistencia de Pdvsa. "Nos manifestaron que ni siquiera hace falta que busquemos abogados, que nos van a cancelar lo justo".

Además de la panadería Virgen del Valle otra treintena de comercios quedaron afectados en distinto grado. En los casos que sólo han requerido reparaciones puntuales Pdvsa también ha corrido con los gastos, así como con el peso de las nóminas de los establecimientos durante estos dos meses.

Para Mendoza lo más difícil ahora es levantar un negocio desde el comienzo, ya que buena parte de la fachada de La Pastora será zona de seguridad. "Levantar de cero no es fácil, en este sector casi no hay locales comerciales".

El Universal
26-10-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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