La crisis inmobiliaria ha llegado al mercado de alquiler en forma de un notable incremento de la oferta de pisos disponibles. Ese aumento no ha sido correspondido en la misma medida por la demanda, lo que se ha traducido en un ligero descenso de los precios, en algunos casos, y en mayores posibilidades de elección para los potenciales inquilinos. «Ahora, quien quiere alquilar, encuentra más donde elegir por el mismo precio», afirmaba ayer Ana María Rodríguez, de la inmobiliaria Inmobao.
Tanto ella, como el grueso de los agentes consultados por este diario, coinciden en que la importancia del mercado de alquiler en la actividad de su negocio ha crecido de modo notable con respecto a los años precios a la crisis. «Prácticamente estamos viviendo de los alquileres», asegura Víctor Antuña, de la agencia del mismo nombre. «Lo que está ocurriendo es que los pisos no se venden, con lo que hay gente que se lanza a ponerlos en alquiler», añade acerca de un fenómeno que tiene su traducción entre quienes buscan una vivienda. «Las parejas jóvenes se encuentran con que no tienen posibilidad de acceder a una hipoteca, y ahora por 400 ó 500 euros al mes encuentran un piso en alquiler en buenas condiciones», añade Ana María Rodríguez.
Vuelta con los padres
Las razones de ese aumento de la oferta son variadas, y no se limitan al hecho de que el propietario busque una alternativa ante la imposibilidad de vender un piso que había comprado como inversión. Así, «hay menos inmigrantes que antes», apunta Rodríguez, y jóvenes que retornan a casa de sus padres o que «dejan la vivienda en la que están para buscar otra más económica», apunta Gabriel Alonso, de la agencia Eurocapital Inmobiliaria, también del centro de la ciudad.
Así pues, tal parece que, más que en una reducción importante de los precios de venta, la escasa demanda de viviendas para compra se ha traducido en un aumento de la oferta en alquiler. «Antes, al menos en la zona centro, primaban pisos en no muy buenas condiciones, con muebles de la abuela, sin calefacción», recuerda Rodríguez. «Había veces que parecía que los muebles estaban sacados de un desguace», añade, por su parte, Antuña.
Pero ese tipo de pisos tenían salida «porque había poca oferta» antes de la crisis y se alquilaban fácilmente por 400 ó 500 euros. Sin embargo, ahora la situación ha cambiado. «Ahora por ese precio puedes elegir. Hay pisos nuevos, en buenas condiciones, bien cuidados, por 450 euros», señala Rodríguez.
Pero los profesionales del sector añaden que, aún así, tampoco se puede decir que la situación del mercado sea especialmente positiva. Como el incremento de la oferta ha sido superior a la demanda, «los pisos tardan más tiempo en ser alquilados», cuenta José Luis Arango, de Inmobiliaria Arango. «Antes había más rotación, un piso se quedaba vacío y enseguida volvía a estar alquilado, pero ahora cuesta más darle salida», añade un profesional que ha visto como eso se ha traducido, en algún caso, en bajadas de precio de en torno al 10%.
Todos los profesionales consultados coinciden en que esa corrección de los precios ha sido desigual. Los mayores descuentos se habrían registrado así en los pisos que ya venían siendo alquilados años atrás y que son de peor calidad, más antiguos o peor dotados. «Ahora pueden estar por 300 ó 350 euros cuando antes alcanzaban los 500 euros», cuentan. El espacio para esos precios lo ocupan ahora pisos incluso a estrenar, bien equipados y en una zona céntrica.
'Profesionalidad'
En algunas de las agencias estiman que esa disparidad en la oferta tiene mucho que ver con la ausencia de una figura habitual en otros países europeos donde el alquiler es una opción mucho más asentada. «No hay profesionales del alquiler», afirman tanto Víctor Antuña como Ana María Rodríguez. Según cuentan, se echa en falta una mentalidad distinta entre quienes alquilan un piso, de modo que acometan periódicamente inversiones de mantenimiento para seguir obteniendo un buen rendimiento económico al piso, así como asumir los riesgos de cualquier actividad económica.
«Se tiene mucho miedo a poner un piso en alquiler, pero lo cierto es que los casos problemáticos son realmente un minoría muy pequeña», afirmaba Antuña ante los casos de daños en los inmuebles o impagos que, aquí sí, «deberían dar lugar a desahucios más rápidos».
A ese punto, el de las diferencias con otros países europeos, aludía también a preguntas de este diario el gerente de la Fundación San Martín, Fermín Bravo, que ha puesto en marcha el programa 'Avilés Alquila' con el fin de fomentar el mercado de alquiler mediante la aportación de garantías a los arrendadores para incentivar la oferta de pisos. «En la situación económica en la que estamos, es poco probable que vaya a haber en los próximos años promoción pública de vivienda en alquiler. Y aquí no se conocen todavía las promociones privadas de este tipo», apunta acerca de un tipo de negocio habitual en otros países, y en el que la promotora levanta un edificio con el objetivo de comercializarlo en régimen de alquiler.
En el caso de las promociones públicas, explicó Bravo, aún está pendiente de entrega la de las 113 viviendas de la nueva urbanización de La Magdalena, para las que se han presentado 1.392 solicitudes. «Es un volumen de demanda similar al de otras promociones similares», puntualizó el gerente de la FSM, que asegura que, en el caso del programa Avilés Alquila, no se puede ofrecer una comparativa con años anteriores, «porque apenas lleva funcionando unos meses».
Programa Avilés Alquila
Sin embargo, algunos de los profesionales adheridos a dicho plan, en el que se encuentran el grueso de las agencias de la ciudad, estiman que el resultado no es el esperado.
Según cuentan, los propietarios de viviendas tienen reticencias a la hora de incluir su piso en la oferta del programa por «la asociación que hacen de la Fundación San Martín con la inserción de personas con escasos recursos, aunque este programa es distinto, no es así», apuntan desde las inmobiliarias.
El resultado de todo ello es que el volumen de alquileres que se habrían contratado en el marco del programa municipal es más bien reducido, según coinciden en las distintas agencias. «Tal vez si el programa estuviera bajo otra 'marca' que no fuera la Fundación San Martín sería más fácil animar a que se adhirieran a él más pisos», añade otro de los profesionales del sector consultados. Aún así, con el programa o sin él, el mercado de alquiler crece en Avilés.
El Comercio
05-09-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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