martes, 7 de febrero de 2012

Misión sin vivienda

ENRIQUE J. MUNDARAIN EGUI
Cada día se hace más cuesta arriba para los venezolanos contar con vivienda propia, siendo esta una de las aspiraciones más grandes de la mayoría de las personas, ofrecer un techo seguro a su familia, que sea un refugio, que sirva incluso para escapar un poco de los problemas y angustias que se viven día a día, como la inseguridad y la grave situación económica.

Pero, resulta que son muchas las variables que le impiden al venezolano, cumplir con ese preciado sueño. Gran parte de la población no cuenta con suficientes ingresos como para optar a un crédito inmobiliario, que no sea el que se otorga por Ley de Política Habitacional, que ya bien restringido es, porque los montos aprobados son muy pequeños, comparados con los costos de las viviendas realmente dignas y, por otra parte, si gana un poquito más (que nunca es suficiente) tampoco puede optar por dicho crédito.

La opción que restaría es la de alquilar o rentar una vivienda pero, gracias a la Ley de Alquileres, ya los propietarios que pudiesen ofrecer los bienes inmuebles de su propiedad, no quieren hacerlo, por el grandísimo temor de que nunca más lo puedan recuperar, incluso de que no puedan siquiera cobrar el alquiler correspondiente; por lo tanto, los propietarios solo buscan vender, cosa que es igualmente difícil, si tomamos en cuenta la grave situación que hemos descrito, en las que los compradores muy difícilmente alcanzan el objetivo.

Pudiésemos entonces, preguntarnos: ¿para qué necesitan los venezolanos adquirir una vivienda, si el Estado está construyendo "viviendas dignas" a lo largo y ancho del territorio nacional, de manera cuasi incuantificable? Claro, lo que pasa es que, ojalá ese tema fuese cierto, porque la verdad es que lo que se ha construido (con base en pruebas físicas que la población ha presentado en múltiples denuncias) son unas muy pocas viviendas, con materiales de muy baja calidad, sin acercarse en lo más mínimo a lo prometido. Y, si no es así, entonces ¿por qué aún viven damnificados en el Hipódromo de La Rinconada, en el que alguna vez fue la construcción del Centro Comercial Sambil de la Candelaria, en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas, entre muchos otros refugios sufriendo las penurias de vivir en sitios no aptos para ser habitados.

Se habló de petrocasas, que no llegaron a ser más que experimentos, se habló de grandes nuevas urbanizaciones para el pueblo, y demás innumerables promesas incumplidas, de precios y créditos diseñados de manera socialista, para el beneficio de las masas; pero lo cierto es que ni siquiera hay cabillas para construir esas viviendas populares, porque se ha traficado con las mismas, no hay cemento, porque al estatizarlo, la producción no se cumple, teniendo incluso que importarlo y, aun más cierto es, que la gente aún no tiene ni vivienda ni esperanzas -que no sean falsas- de tenerla, porque cada día hay más déficit de vivienda en este maravilloso país, en el que afortunadamente la gente está muy clara de cuál es la verdadera realidad.

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@emundara

El Universal
04-02-2012

Recopilado por:
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