martes, 8 de enero de 2013

ENTORNO URBANO: Asfixia

Recorrer la distancia entre Caracas y Valencia en días laborables, puede consumir entre cuatro y ocho horas. Para trasladarse a la capital desde el Tuy o Guarenas, se necesitan dos o tres horas. Otro ejemplo igualmente vergonzoso, es recorrer, si hay suerte, los trescientos kilómetros comprendidos entre Barcelona y Petare, en seis horas o algo más. Transitar dentro de algunas áreas urbanas es infernal, como ocurre en Puerto La Cruz, Caracas y las ciudades del Tuy.

En el ámbito norte y central del país, el número de vehículos está muy por encima de la disponibilidad de vías. Además la capacidad de las redes disminuye constantemente por el deterioro causado por la carencia de mantenimiento.

El resultado es un país asfixiado en el territorio más poblado y con mayor actividad económica, lo que compromete nuestra competitividad como sociedad. Parece una infección de carros y camiones. Los primeros son como una plaga de "vehículus pubis" y los segundos se agrupan formando lombrices muy extensas. Como ambos son necesarios para servir y alimentar la población, no hay lugar para soluciones tontas, como "el día de parada", simplismo equivalente a salir de una enfermedad matando al enfermo. La movilidad continuará en crisis porque no hay programada la construcción de vías nuevas y porque para transportar personas, la alternativa mejor son los automóviles y los autobuses, tanto por el precio de los combustibles como por la ineficiencia de las vías férreas, afectadas estas por la infame calidad del mantenimiento o por fallas en su operación, condiciones evidentes en la línea hacia el Tuy y en el Metro. En el 2005, la empresa cubana Ferrolasa propuso un plan ferroviario para el país, pero se justifica desconfiar de su contenido por estar basado más en deseos que en estimaciones de la demanda nacional de transporte. En consecuencia no es posible conocer si mejoraría la circulación en carreteras y autopistas con las líneas propuestas.

Otras causas de congestión son la falta de gerencia del tránsito y la carencia de educación urbana en los conductores. En lo primero destacan la falta de información sobre circulación y el paso de grandes vehículos en el día. Como ejemplos la distribución de combustibles, la recolección de basuras y el acarreo de materiales de construcción. También lo es mantener vías y señalización durante el día, así como desperdiciar energía revisando la iluminación en esas horas. Es obvia la escasez de funcionarios más dedicados a procurar fluidez del tránsito que a pescar infracciones menores (pero productivas) como hablar por teléfono manejando o no usar el cinturón de seguridad. El comportamiento de los conductores aporta una contribución a las dificultades para circular. Se debería enseñar que manejar es más que girar el volante, pisar pedales y percibir dimensiones. Una ayuda podría ser incluir en el bachillerato, instrucción sobre derechos y deberes, malignidad de la viveza y responsabilidad de las autoridades. Con planificación, eficiencia, gerencia y educación, quizás la asfixia sería menor.

Victor Artis
vartis@cantv.net


El Universal
22-12-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo Corredor_Inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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