martes, 8 de enero de 2013

Cuidar, mantener, conservar, reparar y reconstruir


Ya el título de estas líneas anuncia por dónde van los tiros. La condición humana es proclive a cuidar lo que posee, mas cumplir con los cuatro verbos que le siguen en el título.

Hace poco menos de 36 años, gracias a la acogida que le dio Guillermo José Schael a nuestras inquietudes, el 19 de julio de 1977, apareció publicado en las páginas de El Universal nuestro primer artículo. Se tituló "Mantenimiento, necesidad nacional". Terminábamos nuestra perorata con la siguiente sentencia: "Ocupémonos del mantenimiento nacional o le dejaremos a nuestros hijos una Venezuela irreparable". Hoy quisiéramos insistir, debido al rotundo fracaso de nuestras consejas.

Transcurrido tanto tiempo quisiéramos comenzar por decir que, desafortunadamente, en Venezuela ya no existe el concepto fundamental de "mantenimiento". Lo hubo.

Como es nuestra costumbre, recurrimos al DRAE y encontramos que, amén de otras cuatro acepciones, en segundo lugar se anota: "mantenimiento: 2. m. Conjunto de operaciones y cuidados necesarios para que instalaciones, edificios, industrias, etc., puedan seguir funcionando adecuadamente". Esto, solo sucede por excepción en algunas empresas que cuidan sus activos.

Ya el título de estas líneas anuncia por dónde van los tiros. La condición humana es proclive a cuidar lo que posee, mas cumplir con los cuatro verbos que le siguen en el título, es difícil, los venezolanos los confundimos de manera terrible. Conservamos nuestros activos, materiales y espirituales, de manera apasionada, lo que no quiere decir de adelantemos las acciones necesarias para que estén en las mejores condiciones.

Cuando llegamos a las dos últimas palabras, nos damos cuenta de nuestra confusión.

Es tan frecuente como diario que se descomponga algo en nuestras vidas. Quisiéramos concentrarnos en los elementos materiales.

Los aviones

Reparar un bien es una actividad que sucede porque los sistemas de mantenimiento han fallado. Teóricamente, si se ha cumplido al pie de la letra con lo que establecen los manuales de mantenimiento de un equipo, éste no debe accidentarse. Un magnífico ejemplo lo tenemos en los aviones. El accidente de un avión pone en peligro la vida de quienes lo estén ocupando. A pesar de que esta es una realidad indiscutible, vemos, que ocasionado por el malhadado sistema de control de cambios, el mantenimiento de la gran mayoría de los aviones venezolanos se difiere por meses que concluyen cuando Recadi o el Sitme le conceden a los propietarios de los aviones la gracia de acceder a los dólares preferenciales que le permiten realizar el mantenimiento correspondiente y adquirir los repuestos imprescindibles.

La situación es diferente cuando se trata de equipos, instalaciones o construcciones que involucran riesgos menores. Entonces, lo prescrito por los manuales de mantenimiento o por la lógica, no se cumplen, entonces nos encontramos con un accidente de rotura o imposibilidad de seguir llenando las funciones y hace falta reparar o reconstruir.

El verbo reparar es sumamente útil, tiene doce excepciones. La que mejor cuadra con nuestras inquietudes y objetivos es la primera: 1. tr. Arreglar algo que está roto o estropeado. Aquí se incorporan otras variables. Si un bien no ha sido adecuadamente mantenido y se daña, deja de prestar los servicios para lo que es necesario. Entonces caben dos alternativas, o se sustituye o se espera que pueda ser reparado. Si se intenta sustituir nos encontramos nuevamente con la alcabala del control de cambios. El tiempo de espera puede ser inmenso. En caso de que se pueda reparar, será necesario que, a pesar de la urgencia, transcurra el tiempo necesario para realizarlo.

Tragedia

Si se trata de edificaciones que colapsan por falta de mantenimiento, nos encontramos con una tragedia que puede ser descrita con las instalaciones hospitalarias venezolanas.

A manera de ejemplo nos referiremos al Hospital Vargas de Caracas.

La construcción del Hospital Vargas de Caracas fue ordenada por decreto del presidente Juan Pablo Rojas Paúl en el año 1888 y se inauguró el edificio a menos de tres años de dicho decreto, el 1 de enero de 1891, por el también gobierno civil de Raimundo Andueza Palacios, mas solo fue el 1 de julio de ese mismo año cuando entró en funcionamiento. Es decir, transcurrieron tres años entre el decreto que lo ordenó y su inauguración.

El Hospital Vargas de Caracas, desde entonces, ha sido el buque insignia de la medicina pública nacional. Durante el siglo y cuarto de vida no solo ha sido un sitio donde se ha cuidado con la mayor y mejor atención la salud de los ciudadanos, sino que ha competido de quien a quien con las instalaciones de la Ciudad Universitaria, léase el Hospital Clínico de Caracas, y otros hospitales importantes, como sitio donde se dictan las clases y prácticas necesarias para tener los mejores médicos y especialistas.

La arquitectura original era preciosa y una "ampliación" que no creemos sea orgullo de la arquitectura nacional, sembró un edificio anexo que rompió con dicha belleza.

Destruyen

Pero en los comienzos de este régimen que destruye la nación, alguien decidió que el edificio y sus instalaciones estaban en mal estado. Comenzaron unas labores de reconstrucción que tienen casi un lustro y no se les ve tiempo de terminación. La sección de urgencias del hospital está en una situación que la hace muy difícil de operar y lo hace con grandes limitaciones. Las posibilidades de cirugía están absolutamente disminuidas y es una constante que un paciente que requiere una cirugía, haga una cola de varios meses antes de que se le realice. No hablemos del equipamiento ni de los suministros necesarios. Entendemos que el paciente y su familia tienen que adquirir y proveer desde algodón y material de sutura, medicamentos, hasta equipamiento de la cama.

No es el objeto de estas líneas describir la tragedia del Hospital Vargas, solo lo colocamos como ejemplo malísimo de una situación que se repite, no solo en las edificaciones públicas de atención de la salud, sino en la casi totalidad de los edificios e instalaciones de toda la nación.

Vialidad

No podemos dejar pasar esta oportunidad sin referirnos a la situación de la vialidad nacional.

Las vías de comunicación de Venezuela deben ser atendidas, las principales de la vialidad interurbana, por el gobierno central. También es responsabilidad del gobierno central el mantenimiento de las autopistas aunque estén dentro de las ciudades. Es, teóricamente, responsabilidad de los gobiernos locales, gobernaciones y alcaldías, el mantenimiento de las calles y avenidas de sus ciudades y pueblos. La realidad es que ni uno ni los otros gobiernos cumplen con esta función. La vialidad de Venezuela está en el último estado. Las razones son infinitas.

Los gobiernos regionales, en vez de disponer de presupuestos de ingresos que se correspondan con lo que dispone la Constitución de 1999 y las leyes correspondientes, reciben del gobierno central cantidades de dinero que parecen favores del dictador o retribuciones, cuyos montos se determinan en función de la cercanía ideológica y la incondicionalidad. El afectado es el ciudadano.

Hemos presentado un esbozo, una fotografía panorámica, un recordatorio de la desgraciada situación y la ausencia absoluta de esa actividad que se denomina mantenimiento. Terminamos con las mismas palabras de 1977. "Ocupémonos del mantenimiento nacional o le dejaremos a nuestros hijos unas Venezuela irreparable".

Rafael Díaz Casanova
rafael862@yahoo.com

analitica.com
01-01-2013

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo Corredor_Inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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