miércoles, 5 de septiembre de 2012

En la Torre Confinanzas sigue la batalla para lograr servicios

A los habitantes de la Torre Confinanzas no les sorprendió que la Bienal de Arquitectura premiara con el León de Oro el proyecto Torre David: Gran Horizonte, realizado por la Oficina Urban Think Tank, integrada por los arquitectos Alfredo Brillembourg y Hubert Klumpner, y sus colaboradores Ivan Baan y Justin McGuirk.

En el edificio recuerdan a los arquitectos como "los alemanes". Gracias a Facebook recibían fotos en tiempo real de la premiación en Venecia.

"Estuvieron viniendo casi durante dos meses. Vieron cómo funcionaban las bombas de agua, el sistema de aguas negras, recorrieron la cancha.

Eran muy simpáticos y se hicieron amigos nuestros", dice la mujer que resguarda la entrada.

La Torre Confinanzas la ocuparon casi 2.000 familias el 17 de septiembre de 2007. Empezaron viviendo en carpas en la planta baja y poco a poco fueron recuperando el espacio. El veredicto del jurado los reconoció por haber creado una comunidad a partir de un edificio abandonado e incompleto.

El edificio es una ciudad vertical en la que conviven 852 familias ­alrededor de 3.000 personas­. Detrás de los cristales rotos se esconden talleres de costura, bodegas, barbería, una cancha deportiva, una plaza y una iglesia cristiana.

"Pensamos en los espacios de convivencia de la comunidad", afirma Danny Henríquez, uno de los coordinadores del edificio. Un fuerte olor a pintura indica que el templo actualmente está en remodelación. "En esto participan los mismos vecinos.

Cada uno de los trabajos que se llevan a cabo en la torre se logra gracias al aporte mensual de 150 bolívares que hace cada familia", agrega Henríquez.

Con el aporte, la Cooperativa de Viviendas Casiques (sic) de Venezuela paga el sueldo a las cuadrillas que conservan el inmueble: mantenimiento, servicios generales, seguridad y sistema de bombeo.

Gladys Flores, secretaria de la cooperativa, recuerda que cuando ocuparon el edificio los servicios no estaban operativos. Hace dos años legalizaron la electricidad, luego de pagar una multa de 76.026,21 bolívares; el agua llega una vez por semana a cada apartamento después de que instalaron un sistema de bombeo.

"Tenemos un proyecto con Corpoelec para instalar un sistema trifásico; eso nos ayudará a que la bomba no falle y a que el agua pueda llegar con más regularidad", señaló Flores.

La mayoría de los que llegan a vivir allí lo hacen gracias a algún conocido, pero el número de apartamentos no varía. Flores explica: "Si alguien nuevo entra es porque otra persona se ha ido. El nuevo habitante debe pagar por las bienhechurías".

Buscando mejorías. En la torre hay que cumplir normas.

Quien no obedece o tiene mala conducta es expulsado. No se permite la música alta pasada la medianoche, ni consumir alcohol en las escaleras. Si se descubre que el responsable de alguna bodega vende un cigarro a un niño, es amonestado. Tampoco se aceptan los gritos.

La torre A tiene ocupados 28 de los 45 pisos y la torre B de 19 pisos está totalmente habitada.

Los edificios no tienen ascensores. Una línea de mototaxis cobra 15 bolívares por la carrera hasta el piso 10 ­que es lo más alto que pueden subir, gracias al estacionamiento­.

Tienen un proyecto para mejorar la fachada y cubrir los bloques que se ven desde el exterior. La oficina de arquitectos se comprometió a apoyarlos, si el plan es aprobado. "Ellos pondrán el conocimiento y nosotros la mano de obra", asegura.

Los ascensores también son prioridad. "El presidente Chávez dijo que inspeccionarían la torre. Enviamos una carta a la Vicepresidencia el pasado 16 de agosto para que lo hagan. Queremos trabajar de la mano con el Gobierno para resolver nuestros problemas", señaló Flores.

Una decisión que despierta polémica

Urban Think Thank propone reorientar la arquitectura hacia fines más sociales.

Según se lee en la página web del grupo, el punto de partida de su investigación es "el fracaso de la arquitectura para definir el urbanismo informal y sus efectos en la ciudad".

En el catálogo llevado a la XIII edición de la Bienal de Arquitectura, los autores Alfredo Brillembourg, Hubert Klumpner y Justin McGuirk sostienen que la Torre Confinanzas es "un símbolo del fracaso del neoliberalismo y de la autopromoción de los pobres. Con sus magníficos defectos, representa una oportunidad para reflexionar de nuevo sobre cómo creamos y promovemos las comunidades urbanas".

Esa definición del proyecto ha originado variadas reacciones en la comunidad de arquitectos, al considerar que promueven y reconocen las invasiones. En el blog http://latorrededavid.

blogspot.com/ se menciona a los arquitectos Ángela Bonadies y Juan José Olavaria, quienes también realizan una investigación que involucra a la Torre Confinanzas, pero con una visión distinta: "Nos centramos en la visualización y discusión de un tema que consideramos no se puede limitar a lo puramente formal o a un discurso exótico sobre la creatividad popular, léase pobreza, en la que además se repiten esquemas verticales de poder y sumisión. Y la distancia ética de la que hablaba Serge Daney: si no podemos hacer algo para mejorar la situación de las personas, enfoquemos el problema para que sea visible y se discuta".

En el blog publican una carta del arquitecto Jimmy Alcock en la que lamenta que Alfredo Brillembourg "justifique y a la vez promueva internacionalmente las invasiones que están continuamente ejecutándose en Venezuela y llevándola a bienales internacionales".

Durante la Bienal de Venecia, el colectivo Urban Think Tank generó un debate al reconstruir en los espacios venecianos del Arsenale un restaurante típico venezolano, con venta de arepas y cerveza al son de música de salsa, con materiales pobres y rústicos, reseñó la agencia AFP.

Réplica a la violencia

En abril, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas tomaron los edificios de la Torre Confinanzas, con el alegato de que el sitio estaba vinculado con el secuestro del agregado comercial de Costa Rica en Venezuela, Guillermo Cholele.

"Los medios de comunicación dijeron que éramos violentos, que éramos unos delincuentes. A mí en la prensa me trataron hasta de violador, y eso no es así", sostiene Danny Henríquez, uno de los coordinadores de la torre.

Las ocupantes alegan que allí viven profesionales y estudiantes que no están vinculados a actividades delictivas, y en caso de descubrir que alguien anda en malos pasos es expulsado de la residencia.

Dicen que la imagen mostrada en los medios les trajo consecuencias: "El pastor de la iglesia fue detenido dos veces. Metieron a gente profesional en problemas", dice Henríquez.

El de abril fue el segundo incidente que tuvieron con la policía. Meses antes, unos agentes intentaron desalojarlos y hubo un tiroteo que dejó herido a un niño en el piso 15.

El Nacional
01-09-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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