Esta misma semana una entidad, la Caixa, ha estimado que en septiembre pasado había 818.000 viviendas nuevas sin vender. Y sus técnicos creen que la baja demanda, en un mercado en que siguen saliendo viviendas al mercado, hará difícil que baje el 'stock' en los próximos años.
Una parte de ese 'stock' -en torno a un tercio, según el sector- es de segunda residencia, sobre todo en las costas. El gobierno anterior llegó a promover una gira por distintos países europeos para abrir nuevos canales de comercialización para promover la venta de esas viviendas a ciudadanos europeos interesados en pasar temporadas aquí. Según el sector, la gira se saldó con resultado escaso o prácticamente nulo.
Los promotores inmobiliarios debían a la banca, a 30 de septiembre pasado (último dato oficial) 303.000 millones de euros, de los que eran de cobro dudoso 57.000 millones, un 19%. Los constructores debían otros 102.000 millones, con un 16 % de dudosos, 16.000 millones.
En ese momento, en septiembre, la cosa estaba un poco peor que tres meses antes en que, según el Banco de España, los créditos problemáticos de la promoción inmobiliaria suponían bastante más: 176.000 millones de euros (sumando los dudosos) los ya liquidados por la banca, quedándose con las viviendas o el suelo asociados, por valor de unos 50.000 millones y los que, sin haber incurrido en impago tres meses seguidos -en que serían dudosos- presentaban síntomas de que podían terminar en impago.
Para cubrir ese riesgo, la banca deberá provisionar por unos 50.000 millones de euros, según el ministro de Economía. Y tendrá que valorar las viviendas y solares sin vender ahora en sus manos a un precio más bajo. Esto, en la práctica, devaluará también las casas y suelo de las promotoras que tendrán menos capacidad para devolver sus deudas.
En este marco la patronal inmobiliaria madrileña ha dado la voz de alarma: la reforma financiera en puertas, puede resultar insuficientes si no se adoptan medidas en paralelo para dinamizar el mercado de la vivienda.
Las provisiones de la banca, al fijar una nueva valoración de los activos inmobiliarios en manos de la banca significarán una devaluación de esos activos pero también de los de las inmobiliarias - si en paralelo esas inmobiliarias no logran vender su stock ni se crean expectativas de que se recupere la demanda para volver a construir - aumentarán sus problemas, sus impagos, y la banca puede volver a encontrarse con el mismo problema de ahora a corto plazo.
cadenaser.com
27-01-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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