lunes, 21 de mayo de 2012

Vecinos de La Planta quedaron cercados por los enfrentamientos

Nuevamente se suspendieron las clases en escuelas cercanas al retén

Transeúntes tuvieron que tirarser al piso de las aceras para guarecerse un poco de las bombas lacrimógenas FERNANDO SÁNCHEZ
EQUIPO DE CARACAS
Los vecinos de El Paraíso, Santa Rosalía y Santa Teresa debieron vivir ayer un día entre bombas lacrimógenas, cortes de luz, calles repletas de guardias y ningún civil, desalojos, detonaciones y mucho miedo. Toda una batalla campal.

En la mente de cada quien estaba el recuerdo de Henry Molina, quien el pasado 8 de mayo, en otro tiroteo entre guardias nacionales y presos, murió luego de que una bala que venía de La Planta lo alcanzara en su apartamento. Y no eran exageraciones, como lo dejaron claro las siete balas que quedaron incrustadas en el edificio Chuchube o la que deformó la puerta de un ascensor en el edificio Mi Rancho I.

Desde muy temprano, todos los apartamentos cercanos a La Planta fueron desalojados por la GN, y la gente se congregó en los sótanos de cada edificio. Los funcionarios se quedaron custodiando las entradas y no dejaban entrar ni salir a nadie, mientras por el lado de la Cota 905 se vivía otra guerra, entre los habitantes de esta zona y los francotiradores que estaban apostados en las azoteas.

Pero no todos estuvieron dispuestos a abandonar su casa. Germán Flores, vecino del edificio Chuchube, a pesar de no tener luz, ni garantía alguna de su seguridad, prefirió quedarse en su apartamento. "No vamos a caer en el chantaje del Gobierno. Ellos han propiciado esta situación", dijo.

En el edificio Las Piedras (parroquia Santa Rosalía), el mismo donde murió Molina el pasado 8 de mayo, los apartamentos no fueron desalojados y cada quien buscó salvaguardarse a su manera. Aquellos que viven en apartamentos cuyas ventanas dan hacia el penal, buscaron resguardarse en los de sus vecinos que están más protegidos. Otros corrieron hacia el pasillo que tiene un cuarto de por medio y ahí se quedaron. Ayer fue un día en que cada quien se salvó como pudo.

Catherine Redondo pasó toda la mañana y la tarde de ayer sentada en la planta baja de su casa, ubicada en Puente Hierro. Tres proyectiles consiguió en la puerta y la terraza de su vivienda. "Yo tenía intenciones de salir, pero el enfrentamiento no ha parado en todo el día. Mis papás salieron temprano a trabajar, pero al menos hoy se quedarán en casa de otros familiares", comentó la joven.

Sin clases hasta nuevo aviso

Son 19 días sin recibir alumnas los que cumplió ayer la U.E. Santa Ana (a dos cuadras de La Planta). No obstante, el personal docente, que asiste para cumplir horario, no pudo escaparse ayer de los efectos de las ocho bombas lacrimógenas que entraron al plantel.

"Fueron las horas más horribles para nosotros", dijo Sahyr Ramos, una de las nueve docentes que se refugiaron en el salón de computación del colegio. Aunque intentaron salir antes de mediodía, los gases lacrimógenos y los golpes que los familiares de los reos daban al portón en busca de resguardo las llenó de temor. Fue a la 1:00 p.m. cuando el cordón de la GN avanzó frente al colegio, que el personal salió a sus hogares.

En otros planteles aledaños al retén los padres acudieron a buscar a sus hijos desde las 9:00 a.m. Las clases fueron suspendidas y será el Distrito 3 del Ministerio de Educación el encargado de dar la orden de retorno. En el Pedagógico de Caracas también desconocen cuándo volverán a las aulas.

El Universal
18-05-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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