martes, 27 de noviembre de 2012
La capital va a contravía de las ciudades saludables
En materia ambiental faltan planes, inversión y voluntad política
DELIA MENESES , VALENTINA OVALLES R.
Que cada caraqueño tenga 10 metros cuadrados de áreas verdes (en lugar de uno), que pueda llegar a su trabajo en bicicleta u otro medio de transporte sustentable, y que siempre que abra el grifo tenga agua hoy son solo utopías. Los ejemplos de cómo la ciudad ha ido relegando el tema ambiental sobran. Que el Ministerio de Ambiente, en vez de diseñar estrategias de reciclaje, se dedique a recoger basura, muestra el rezago en esta materia.
Mientras en ciudades argentinas, mexicanas o chilenas los alcaldes hablan de la basura que se dejó de generar gracias a las iniciativas verdes, aquí las autoridades se jactan de las toneladas que recogen. Para Evelyn Pallota, directora de Ambiente de la gobernación de Miranda, el tema ambiental "se ha reivindicado solo desde el punto de vista del discurso no desde la acción y la voluntad política".
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud ubica a Venezuela entre los tres primeros países de América Latina más contaminados desde el punto de vista atmosférico, al emitir el doble de lo permitido por la OMS en materia de partículas pequeñas de inhalación en la atmósfera. Pallota explica que esto tiene un reflejo en los indicadores de salud de los hospitales y el aumento del asma, bronquitis y problemas respiratorios.
Según la división de planificación urbana de la alcaldía Metropolitana, en sus cinco municipios Caracas cuenta con 3528 hectáreas (35,28 kilómetros cuadrados) de áreas reservadas a la recreación, pero apenas el 10,87% de éstas están desarrolladas, lo que deja la cuenta en solo 383 hectáreas con algún tipo de desarrollo. "Estamos en una suerte de cárcel urbana", dice Cristina Vaamonde, directora del Observatorio Ambiental Venezolano.
Caracas tiene una de las calles más circuladas no solo del país, sino de Latinoamérica: la Élice de Chacao. Por ella pasan más de 75 mil personas a diario y el número se duplica o triplica los fines de semana; estas cifras también la convierten en una de las más ruidosas.
En horas pico en la vía se registran entre 70 y 75 decibeles. El número supera lo aceptado por la OMS: 65 decibeles.
En la ciudad casi todas las iniciativas de reciclaje se dejan en manos de pequeñas organizaciones no gubernamentales que apenas cuentan con fondos. Hay muchas trabas. A raíz de la expropiación de la empresa Owens-Illinois, ahora se exigen un montón de requisitos para recibir el vidrio que recogen las comunidades en los proyectos pilotos.
Los pasivos ambientales son muchos. A juicio de Pallota, la ciudad está desperdiciando fachadas y techos para la generación de energía solar. "Tampoco se está invirtiendo en el saneamiento profundo de las quebradas ni en la disminución de los gases con efecto invernadero. El Guaire no es río; es una cloaca a cielo abierto, Las Mayas no es una planta, es un botadero de basura".
Los expertos coinciden: "Estamos tan lejos de mejorar la calidad ambiental de la ciudad como voluntad política exista".
LO QUE HAY Y LO QUE FALTA
AIRE. Aunque la Ley Orgánica del Ambiente contempla que los vehículos "deberán tener buenas condiciones de funcionamiento", no hay autoridades que lo hagan cumplir. Los vehículos y, más recientemente, las concreteras, son los principales contaminantes del aire en la ciudad. Intentos por implementar sistemas de combustión alternos en autos no han sido fructíferos, apenas 5% ha cambiado a gas. También está lejos el camino hacia la movilidad sustentable. Los efectos de al menos diez concreteras instaladas se extienden hasta 1 km. a la redonda, con riesgos sobre la salud. En 2011, Venezuela tenía el aire más contaminado que México, según la OMS.
AGUA. Caracas es la ciudad de los tanques azules. El derecho al agua potable no está garantizado. A juicio de Pallota, las deudas son varias: la ciudad carece de una planta de tratamiento de aguas servidas, urge adecuar las plantas potabilizadoras y mejorar el sistema de distribución. Un estudio realizado en mayo por la Facultad de Medicina Tropical de la UCV detectó una mayor incidencia de blastocystis (parásito intestinal) lo que está directamente relacionado con problemas en la potabilización del agua. Solo se están tratando 2% de las aguas servidas del Guaire. Esta contaminación llega a Boca de Paparo y Río Chico allí infecta las aguas del mar y los peces.
ÁREAS VERDES. Caracas comparte con Lima el último lugar en Latinoamérica en cuanto a metros cuadrados de área verde por habitante. Cada caraqueño cuenta con apenas 1,04 metros cuadrados de espacios verdes. En la ciudad faltan muchas áreas por desarrollar: 36 hectáreas son utilizadas por el público de las 597 que tiene el Parque Zoológico de Caricuao y apenas 2 de las 37 del parque Cuevas del Indio. Habría que desarrollar las 3 mil hectáreas de cuatro de los parques recreacionales que tiene Caricuao, además de convertir La Carlota en un parque. Otra acción urgente es ampliar a 46 hectáreas el parque del Oeste, que hoy utiliza 14,8 de su extensión total.
ASEO. El Metro de Monterrey, México, se mueve y se ilumina gracias a la energía que producen los desechos de la urbe. Aunque 90% de la basura que producimos puede reciclarse (60% en una primera etapa con poca tecnología), en Caracas se recicla poco menos del 15% de los residuos. La ciudad carece de una planta de transferencia de basura y urge pasar al modelo de los puntos de acopio donde se lleven los materiales selectivamente para que estos puedan servir de insumos a las industrias. Hay que aprovechar la basura en vez de enterrarla. A La Bonanza, que recibe toda la basura de la Gran Caracas, le quedan menos de diez años de vida útil.
RUIDO. Caracas ha empezado a sancionar a los ruidosos invocando los artículos 506 del Código Penal y el 6 de la Ordenanza de Convivencia Ciudadana. Según los estudios 35 decibeles son suficientes para perturbar el sueño y en ciudades ruidosas como ésta, el tráfico fuerte puede registrar sonidos sobre los 90 decibeles (como se escucha una sierra eléctrica), cuando los máximos permitidos por las ordenanzas municipales se ubican en 80. La corneta de un autobús que interviene su sistema, alcanza los 130 y es comparable con el despegar de un avión. Según la OMS, cada año mueren 200 mil personas a causa de los efectos del ruido; 50 mil de ellas son venezolanas.
El Universal
26-11-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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