viernes, 25 de mayo de 2012

Concreteras

EVELYN PALLOTA
La ciudad de Caracas hoy día alberga diez grandes concreteras referidas por los vecinos como contaminantes debido al polvo, ruido y congestionamiento de las vías. Elevan sus voces porque además de constituir una actividad calificada como susceptible de degradar el ambiente, fueron implantadas de forma inconsulta, sin el debido acatamiento de los artículos 127, 128 y 129 de la Constitución, de los cuales se desprenden muchas leyes vigentes en materia ambiental y de derechos humanos. En el fondo la lucha es por hacer respetar el sagrado derecho humano a la vida.

A pesar que la Ley Penal del Ambiente en su artículo 102 establece que serán penadas con multa y prisión las personas naturales o jurídicas que generen materiales o sustancias peligrosas o que instalen plantas, fábricas o establecimientos que generen o procesen materiales peligrosos, allí están las concreteras, en La Carlota, Santa Eduvigis, Montalbán, avenida Bolívar, La Yaguara, Santa Mónica, La Rinconada y La Limonera, en plena ciudad, sumando una amenaza socioambiental más a las ya existentes en Caracas.

Obliga también la ley a presentar estudios de impacto socioambiental al ministerio del Ambiente, ante la ejecución de una obra de tal magnitud y de tal índole. Los vecinos han solicitado los estudios pero alegan no haber sido tomados en cuenta.

Se quiere llevar esta pelea, a juicio de muchos, de burro contra tigre, al ámbito político argumentando lucha de clases, ricos y pobres, no es la primera vez que surgen estos argumentos, también surgieron cuando se batallaba por el desalojo de Cementos La Vega en su oportunidad.

Las fuentes fijas y móviles de contaminación atmosférica continúan construyendo una deuda socioambiental en el país que los ciudadanos pagamos con cuotas de salud a corto o largo plazo, de acuerdo a la intensidad de la contaminación. Es necesario recordar la contaminación por coque que sufren los ciudadanos en estados como Anzoátegui y Falcón, la dispersión de sus partículas no solo afecta las vías respiratorias, piel y mucosas sino que ha sido reportada hasta la perforación de los techos de casas, dada la agresividad del material contaminante.

En el caso de las concreteras, el derecho a una vivienda digna no debe colidir con el derecho a la vida, ambos derechos humanos pueden conciliarse estableciéndolas en lugares apropiados y dentro de las normas ambientales de seguridad vigentes. Dar salud al pueblo va más allá de ofrecer módulos de servicio y médicos, es garantizar un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado, es construir las áreas verdes que necesita nuestra Caracas para llegar a los 10 a 15 m2 de áreas verdes/hab que establece la OMS debe tener una ciudad sana, en vez de los 1,1 m2 de áreas verdes/hab que tiene actualmente.

Bióloga. Ecóloga. Analista Ambiental. Premio Europa al Desarrollo Sustentable
@eapallotta
eapallotta@gmail.com

El Universal
24-05-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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