Pronto se usarán captahuellas para activar cupos de dólares
SUHELIS TEJERO PUNTES
En febrero de 2003 se inició la carrera de los controles que poco a poco se ha ampliado y que ha llevado a mayores restricciones para los consumidores, en la medida en que el desabastecimiento se incrementa.
Más requisitos y obstáculos para el acceso a las divisas extranjeras, restricciones en las compras de alimentos, electrodomésticos son algunas de las situaciones que enfrentan los venezolanos como consecuencia de las distorsiones generadas por las regulaciones que están vigentes desde hace más de una década en el país.
En el caso del mercado cambiario, el Gobierno nacional, a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), ha creado mecanismos para evitar las irregularidades, siendo el último de ellos el inminente uso de los captahuellas en los aeropuertos para activar el cupo de viajeros al exterior.
Para combatir las distorsiones provocadas por años de aplicación del control de cambio, el Ejecutivo ha ordenado más restricciones y obstáculos para los viajeros y estudiantes. Para los turistas ahora hay un paso más en la activación del cupo de dólares, que es el paso por el captahuellas, mecanismo ideado luego de que se detectaran delitos cambiarios con personas que compran boletos, nunca viajan y envían sus tarjetas de crédito con otros ciudadanos que se encargan de "raspar" los cupos.
Para los estudiantes que deciden cursar carreras en el extranjero, las restricciones llegaron el año pasado de la mano de una lista de carreras que el Gobierno considera prioritarias para la entrega de divisas por parte de Cadivi.
En lo que respecta a los consumidores, la escasez, una de las más problemáticas consecuencias de los controles de cambio y precios, ha pautado una nueva forma para comprar los productos, que van desde limitaciones en la adquisición de los bienes hasta la tramitación de documentos para poder comprarlos.
Escasez en alza
El problema es que las regulaciones exacerban la escasez, que mensualmente mide el Banco Central de Venezuela (BCV), la cual se ha incrementado progresivamente.
En el año 2004 la falta de productos en los anaqueles estaba alrededor de 12%. Cuatro años más tarde estaba en 20% y, al culminar octubre de este año -último dato disponible- el desabastecimiento estaba en 22,4%. Eso quiere decir que, de cada 100 bienes faltan 22 en el mercado venezolano.
La diversidad de productos en los anaqueles también se ha visto afectada por los controles. Hace ocho años el índice estaba en 157,8, pero hace poco más de un mes caía a 106,7, según los datos del emisor.
Estas situaciones han provocado lo que las autoridades han denominado un "sobrecalentamiento del consumo" o "acaparamiento doméstico", que no son otra cosa que compras por volúmenes que están por encima de lo normal para paliar la escasez.
En ese escenario es que comienzan a aparecer las restricciones. En el caso de los supermercados, si bien no hay una normativa que lo indique, los propios dependientes controlan la cantidad de productos que se llevan los compradores, a fin de evitar tumultos.
Las personas apostadas frente a los comercios (privados o públicos) que reciben los productos que escasean son, en ocasiones, marcadas con un número en sus brazos para evitar desórdenes.
En Maracaibo (Zulia), donde además de la escasez, el control de precios genera contrabando hacia Colombia, el gobierno regional no limita las compras, pero sí registra qué compra cada quien.
En Táchira, también un estado fronterizo, hace poco la gobernación dictó una resolución que luego fue revocada, según la cual los consumidores tenían que tramitar hasta cartas de residencia para poder comprar alimentos y electrodomésticos, entre otros productos.
stejero@eluniversal.com
El Universal
16-12-2013
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