jueves, 12 de julio de 2012

Viviendas de Parque Vargas crecen entre polvo y quejas

Escuela Bicentenario Republicano cierra el año con concretera frente al plantel

En la avenida Este 8 (arriba) las obras avanzan con la misma prisa con la que el deterioro se apodera de la vialidad y el espacio público, pues la meta es entregar viviendas en agosto de este año. También en este lado de la construcción se puede ver el paso subterráneo de las quebradas Anauco y Catuche (izquierda) justo por encima de las construcciones en desarrollo. Ya en los terrenos aledaños a la Galería de Arte Nacional (derecha), los nuevas edificaciones ascienden a los ocho pisos GUSTAVO BANDRES
ANYIMAR COVA LUGO
Con un tapabocas, "La abuela", como prefiere ser llamada la dueña de un quiosco de la avenida Sur 13 que colinda con el Paseo Vargas, despacha la mercancía de su negocio. "El polvero tendremos que soportarlo por lo menos un año más. Esto es un desastre", dice quien, con 18 años vendiendo en la zona ve a diario el deterioro constante de calles y aceras.

Estas son las consecuencias de la construcción de 960 viviendas que levanta la Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales (OPPPE) en terrenos del Paseo Vargas, una zona que a mediados de los 80 pasó a ser patrimonio ecológico de la capital por sus áreas verdes. De ellas quedan muy poco y, según Carlos Julio Rojas, vocero de la Asamblea de Ciudadanos de Candelaria, unos 550 plantas se han visto perjudicadas desde que comenzó la construcción en todo el eje de la avenida Bolívar.

Pero no es solo el "ecocidio" del que hablan muchos de los vecinos lo que preocupa. Mauro Yánez, residente de San Agustín ve todos los días como crecen las construcciones por encima de las aguas de las quebradas Catuche y Anauco que confluyen y pasan por debajo del paseo Vargas, punto en el cual se desbordaron con la vaguada ocurrida en 1999.

Una vista desde el Conjunto Parque Carabobo Plaza permite constatar el paso constante de agua en el embaulamiento subterráneo mientras los obreros trabajan en la parte superior, aun cuando en mayo del año pasado el director de la Opppe, Francisco Sesto, descartó que el cauce pasara cerca de las viviendas proyectadas.

Iraida Tovar, vecina de San Agustín, agrega que no han crecido los servicios básicos pues no ignora que constantemente tienen bajones de luz, que no hay desarrollo del sistema de aguas residuales, que la tubería de aguas blancas para los nuevos urbanismos se pegó de la misma red que les sirve desde hace más de 20 años, y que el área en la que actualmente colocan la basura del Conjunto Parque Carabobo Plaza está ubicada frente a las construcciones que se hacen en la avenida Este 8.

Rojas recordó que en septiembre de 2011 vecinos de Candelaria, San Agustín y Santa Rosalía introdujeron un amparo en el Tribunal Supremo de Justicia para solicitar que se paralizaran los trabajos y se sometiera a un proceso de consulta. Sin embargo, hoy día las obras avanzan para inaugurarse en agosto próximo y siguen sin recibir respuestas.

Polvoriento año escolar

De la polvareda no tendrán descanso los vecinos de San Agustín y Candelaria pero sí los más de 1.600 alumnos de la Escuela Nacional Bicentenario Republicano, que culminan las clases el viernes 13 de julio. Y es que desde que se instaló una concretera frente al plantel, en febrero pasado, las alergias y afecciones respiratorias se convirtieron en algo recurrente para los alumnos.

Una empleada del plantel dijo que el Ministerio de Educación no aceptó la medida de reducción de clases que en mayo solicitó la directiva, y debieron seguir en actividades sin que el ingeniero encargado de las obras de la Opppe se presentara para brindarles solución. "Ya nos vamos, pero quién sabe cómo encontraremos esto el año que viene", remató.

MENGUA EN ÁREAS DE RECREACIÓN

El parque de la Juventud y la Familia, conformado por un estadio de béisbol y dos canchas de usos múltiples, es de lo poco que quedará para la recreación en los alrededores de Paseo Vargas.

El espacio favorece a unos 1.500 atletas del beisbol menor, así como a otros 1.500 que practican softbol y kikimbol; pero hoy el estadio está en franco deterioro.

Las cercas están en el piso, el césped deteriorado y el terreno desnivelado, mientras que hace falta arreglar el tablero de iluminación y elevar las luces que rodean el área deportiva. Además, requiere una poda menor y fertilizar los árboles que sobreviven en el espacio, pese a la polvareda de las construcciones en Paseo Vargas.

Fue el año pasado cuando 12 escuelas de fútbol que congregaban a unos 1.200 niños quedaron sin lugar para practicar esta disciplina debido al proyecto de viviendas. Aunque unos han intentado migrar a las plazas Carabobo y Candelaria, los sitios disponibles son para futbolito y están copados.

El Universal
11-07-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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