Los trabajos del Cabletren han afectado notablemente a los vecinos de La Urbina. La mayoría de los consultados admite que están contentos con la construcción del sistema de transporte tan cerca de sus hogares, pero se quejan de algunos inconvenientes como, por ejemplo, que las aguas servidas retornen a la calle principal del barrio 5 de Julio, según denunció Pedro Lara.
La razón es que aún no ha concluido la sustitución de las antiguas tuberías. Voceros de la construcción señalan que el problema del agua no es totalmente causado por las obras, aunque admiten que los cortes del servicio pueden favorecer los botes.
Pedro Figueroa, residente de la zona, destacó que aumentaron las enfermedades respiratorias, pues no riegan la vía y el polvo afecta los pulmones y bronquios de los niños.
También les preocupa la falta de luz en el puente 5 de Julio, así como la guarida de delincuentes que se ha creado en el antiguo depósito de gas.
La vecina Cecilia Ramírez dijo que está lleno escombros y basura. La ausencia de luz y el abandono del recinto son condiciones perfectas para cometer delitos.
Con el fin de evitar cualquier accidente eléctrico fue preciso cortar la electricidad en algunas líneas del puente 5 de Julio explicaron en la construcción para permitir el desempeño de las grúas y la maquinaria pesada. Indicaron que el problema se solucionará en julio.
Desde la construcción. Víctor Alzurú opera equipos livianos del Metro de Caracas. Actualmente trabaja en la terminación del Cabletren Bolivariano.
Lleva seis años en esa empresa y participó en la construcción de la Línea 3 del subterráneo.
Llega a trabajar a las 5:30 am y a las 7:00 pm todavía está allí. Explica que la construcción debe estar lista en septiembre. Asegura que 75% de las obras asignadas a su sector están bastante adelantadas.
Alzurú indicó que el pilotaje, las vigas de riostra, las columnas y las pilas gruesas ya están colocados, por lo que duda de que las casas localizadas frente al Cabletren presenten riesgo de derrumbe.
"La única forma de que eso ocurra es que se registre un terremoto; de resto es imposible, porque antes de intervenir elaboramos proyecciones y colocamos guayas y tuberías.
Sin olvidar que las paredes llevan cobertura de cemento", explicó.
"Para este barrio, el cabletren es Dios", asegura Alzurú. Agrega que las camioneticas no se dan abasto para atender el gran número de personas que viven en el barrio 5 de Julio de Petare.
Mientras almuerza frente a los pilotes que sostendrán los rieles del cabletren, la polvareda que levanta la construcción cubre su comida. Algunos vecinos lamentaron que los obreros no rieguen el polvillo.
Alzurú asegura que sí lo hacen, sólo que el trabajo es de grandes proporciones y constantemente pasan vehículos que impiden la estabilización de la tierra.
El Nacional
21-05-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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