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Álvaro Sucre Fagré
¿Por qué los pronósticos sobre el número de viviendas a construir que se hacen año a año en nuestro país no se cumplen? Es la pregunta que muchos se hacen hoy.
Hacer una vivienda es algo más que cuatro paredes y un techo. Es también la construcción de macro-urbanismos con sus servicios y los equipamientos urbanos necesarios, junto al marco institucional que haga posible que se construyan viviendas de calidad y en número suficiente para cubrir con la demanda de personas que quieren una nueva vivienda, o que quieren arreglar la vivienda que ya poseen.
En Venezuela ese marco institucional está diseñado no para integrar a todos los actores involucrados en la construcción de viviendas, sino que su orientación se dirige a controlarlos más que a estimularlos y a lograr una coordinación entre el sector público y el sector privado. Hay que decir que el sector privado de la construcción no son sólo las grandes y medianas empresas, sino también las personas dedicadas a la autoconstrucción, a las comunidades que realizan la autogestión, entre otras organizaciones.
El resultado de este diseño institucional es que no se cumple con la meta de construcción de viviendas que cada año promete el gobierno ¿Por qué?
En el sector público está comprobado que la edificación de viviendas es mucho más costosa que en el sector privado, si tomamos en cuenta indicadores como los costos administrativos de los múltiples ministerios e institutos involucrados, los sueldos y salarios de la burocracia existente, la corrupción, la incapacidad, y la duplicidad de funciones. Todo esto genera un desinterés general, falta de seguimiento y continuidad de las políticas establecidas. Adicionalmente, la altísima rotación de funcionarios y de sus equipos, impiden que la continuidad de las políticas tengan efecto en el tiempo, importante en un sector que involucra tantas actividades y a diferentes actores, que se puede comparar con el mecanismo de un reloj por su complejidad.
Al sector privado formal, el actual diseño institucional lo quiere convertir en contratista público, para eliminar su iniciativa como inversionista y actor económico dentro de la construcción.
Esta es la realidad actual de Venezuela a la hora de hablar de construcción de viviendas. Se requiere un nuevo enfoque para superar los obstáculos y carencias. Por tal motivo, he venido realizando propuestas para definir un marco institucional acorde a la realidad del momento. Estas propuestas son viables y aplicables en Venezuela, con base en mi experiencia tanto en el país como en otras sociedades fuera de nuestras fronteras. A continuación las explico:
1.-Fluidez en los recursos financieros. Los recursos deben fluir de manera cierta a los distintos programas de viviendas que hay, sean construcción de macro-urbanismos, subsidios directos para la adquisición de vivienda, o microcréditos para el mejoramiento de viviendas existentes.
2.-Creación de un Consejo Nacional de la Vivienda. La función de este Consejo sería la de coordinar a todos los organismos públicos existentes, y planificar los programas de vivienda y urbanismos en conjunto con el sector privado.
Cuando me tocó presidir la Cámara Venezolana de la Construcción y ahora como profesional y docente de la Cátedra CVC - UNIMET/UCV, mantengo esta propuesta que estimo fundamental para darle sentido en cuanto a resultados de los esfuerzos para hacer viviendas que existe en el país.
En la Gaceta Oficial No. 39.643 del día 28 de marzo de 2011, la Presidencia de la República aprobó el Decreto No. 8.120, por medio del cual se creó el Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat. Esta iniciativa va en la dirección correcta porque define un organismo el cual, en teoría, debe coordinar a los distintos actores en el tema de vivienda.
Sin embargo, considero que es una propuesta limitada y a diferencia de la propuesta del Consejo Nacional de la Vivienda, es muy estatista y no toma en cuenta al sector privado formal venezolano, el cual tiene mucha experiencia en la planificación y construcción de viviendas para todos los estratos sociales. Dejarlo fuera es un error que debilita mucho la iniciativa de tener un Órgano Superior en materia de vivienda y hábitat.
3.-Reinvención del Ministerio de la Vivienda y Hábitat con la finalidad de realizar la coordinación y reordenamiento de los distintos entes involucrados que hoy están dispersos; elaborar una base de datos de obras de infraestructura, orientada a culminar las obras existentes con base al presupuesto aprobado; impulsar programas para el mejoramiento y rehabilitación de barrios y, finalmente, desarrollar un programa para construir viviendas de alquiler, al mismo tiempo que se facilite en lo posible el acceso para quien necesite alquilar una.
4.-Creación de la Taquilla Única con la finalidad de unificar y simplificar todos los trámites administrativos asociados a la construcción de urbanismos y viviendas. Esto se traducirá en mayor agilidad para otorgar los permisos y, por lo tanto, mayor rapidez a la hora de desarrollar urbanismos y viviendas. Tiene un beneficio adicional que es reducir la corrupción, al existir una taquilla que recibe todos los recaudos, y no múltiples taquillas que abren la posibilidad a vías ilegales para obtener permisos.
5.-Instrumentar un programa de viviendas de desarrollo progresivo y participativo, denominado "El Hogar Semilla, La Casa que Crece Contigo", iniciativa propuesta por la Cámara Venezolana de la Construcción desde el año 2006.
Este programa articula la construcción formal de los macro-urbanismos con la iniciativa popular de la autoconstrucción y autogestión. El sector público y privado desarrollan los urbanismos, y las comunidades y los propietarios construyen su vivienda en el tiempo, en función de sus posibilidades. Es un programa participativo.
Las metas de viviendas a construir en Venezuela que se ofrecen anualmente sí se pueden cumplir. Sí se puede tener éxito en la construcción masiva de viviendas en nuestro país. Las cinco propuestas mencionadas anteriormente, y otras propuestas existentes de personas e instituciones, apuntan en esa dirección. Lo importante es que dadas nuestras capacidades y posibilidades, se perfile y se defina un marco institucional que haga posible que el sueño de muchos de tener una vivienda, se haga realidad.
El Universal
11-07-2011
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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