Adriany Pantoja tiene 52 años de edad y lleva 28 esperando un muro. Sentada en el piso de una escalera de concreto del sector Las Casitas, en el barrio Carpintero, de Petare, mira la lluvia de desechos lanzados por algunos vecinos contra el borde del cerro. Insiste en que un paredón podría contener aquella andanada e impedir, además, que el piso de su vivienda se disuelva en el fango naranja del lugar.
Dentro de dos días el pueblo de Petare cumplirá 395 años de fundado, con la denominación de Dulce Nombre de Jesús de Petare, pero Pantoja no tiene espíritu de fiesta. En buena parte de su barrio no hay luz eléctrica y el fracaso en la obtención del muro la hunde en cierto estado de desesperanza.
“Cuando llueve, esto se desliza. Lo hemos parapeteado, pero no es suficiente. He luchado sin éxito durante toda la vida y no se ha dado. He llegado a pensar que es cuestión de suerte”, murmura la altísima y delgada morena, convencida, eso sí, de que la delincuencia, el primer problema mencionado en las comunidades populares de la parroquia más grande del país, solo puede combatirse con labor social y empleo.
Petare tiene, además, la mayor densidad poblacional de América Latina. Según datos de la Alcaldía de Sucre, en sus apenas 40 kilómetros cuadrados vive 83% de todo el municipio: 1.411.000 personas repartidas en 62 urbanizaciones y 1.200 barrios. Es referencia por la inseguridad y la sangre que de sus calles brota, pero también, según las autoridades, apenas hay 750 funcionarios de Polisucre para todo el territorio.
A diferencia de Pantoja, Mirian Martínez sí celebra. También vive en la zona y pertenece al grupo de 350 coordinadores que la Oficina de Asuntos Comunitarios de la alcaldía distribuyó en la parroquia.
“En el sector La Montañita hay 2 tubos de agua rotos desde hace 15 días y 2 casas inundadas, pero la comunidad protestó y confiamos en que el IMAS (Instituto Municipal Autónomo de Aguas y Acueductos de Sucre) nos responderá. La basura, que era un problema, la están recogiendo, y en cuanto a la luz, que en la mayoría de las zonas populares no hay, les están entregando recursos a los vecinos para que compren los faros y cables”, explicó Martínez.
Carlos Ocariz no se engaña. Sabe que se trata de una política de soluciones minúsculas para un problema de crecimiento demográfico anormal y complejo de resolver desde una estructura municipal con un gobierno central en contra.
“A diferencia de lo que hace el chavismo, nosotros transferimos poder. Creemos que la clave es subdividir un gran problema en pequeñas dificultades. Para nosotros, los coordinadores zonales son alcaldes de su área y ellos deben buscar, junto con las comunidades, las soluciones. Por eso, para este año destinamos, en presupuesto participativo, 170 millones de bolívares solo para la ejecución de obras en las 5 parroquias de Sucre: Caucagüita, Filas de Mariches, La Dolorita, Leoncio Martínez y Petare. Más de 100 millones de bolívares para la refacción de las escuelas, otros 100 millones para un programa de recuperación de edificios de la clase media y 30 más para la salud”, apuntó el mandatario local.
Sin embargo, perdió la fe en cuanto a tender un puente con el gobierno central: “No creo que ocurra. Hace años solicitamos que nos transfirieran las competencias del agua y de la electricidad, y mira… en una década apenas han puesto un poste de luz nuevo en todo el municipio, y la mitad de todos ellos no funciona. Sí, la dotación de un faro es un paño caliente, lo sé, pero se trata de resolver problemas en tiempo real”.
Razones para celebrar Petare
Así como reconoce las dificultades que caracterizan a la parroquia, economía informal, inseguridad, desabastecimiento de agua en las comunidades asentadas en lo alto de Sucre por falta de presión e insuficiente suministro por Hidrocapital, carencia de programas efectivos de movilidad urbana, anarquía e impunidad (8 de cada 10 personas detenidas en 2015, por haber cometido delitos, están hoy en libertad) y cerros de basura alrededor de la redoma de Petare, el alcalde Carlos Ocariz no pestañea al afirmar que ama trabajar en sus enmarañadas calles y cerros cubiertos de bloques. “Petare es muy parecido a Venezuela. La gente es alegre, optimista y tiene mucha fuerza. Yo celebro que nosotros los hayamos puesto a soñar, y demostrarles que no están condenados al fracaso por el hecho de vivir en un barrio. Construimos un complejo deportivo con cancha y piscina en Mesuca, donde antes había un basurero. Para este año y el próximo tenemos nuevas metas y proyectos: esperamos reubicar en mercados municipales a los buhoneros que están desde la redoma hasta (la urbanización) La Urbina. Construiremos otro polideportivo donde antes quedaba el patio de transferencia de desechos de Sabenpe, en el sector Julián Blanco, y donde hubo desórdenes durante el 27 y 28 de febrero de 1989, que lo llamaban La Escalera de la Muerte y que comunica Palo Verde con Mesuca. Ahí construiremos la primera escalera mecánica de América Latina en el año 2017”.
El Nacional
15-02-2016
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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