jueves, 7 de febrero de 2013
Damnificados de Vargas trasladados a Bolívar aún no han recibido viviendas tras 13 años de espera
Ismeris García vivió en 1999 una de las experiencias más traumáticas de su vida. Lo perdió todo en la tragedia ocurrida en el estado Vargas, y dejó allá todo lo vivido para construir una nueva historia en tierra guayanesa.
Con maletas cargadas y un sinfín de esperanzas por las promesas del presidente de la República, Hugo Chávez Frías, de reubicarlos en viviendas propias, ofrecerles trabajo fijo y mejor calidad de vida, no lo dudó y se vino a Ciudad Guayana, que para ella era esa tierra prometida.
Ismeris llegó con sus hijas, nietos y sobrinos y, “mientras tanto”, los instalaron en un tráiler de CVG Alcasa, hasta que los reubicaran en unas viviendas propias.
Desde entonces han pasado 13 años, y la promesa de una vida mejor se desvanece con las ilusiones de esta familia, que ha sobrevivido con esfuerzo por el olvido de los gobernantes.
“Nos ha tocado duro. Yo sobrevivo porque vendo ropa y mercancía, pero no es fácil, mis dos hijas viven conmigo y es con mucho esfuerzo que lo hemos logrado”, dijo.
No es la única. Con ella se vinieron alrededor de 50 familias, y de ésas sólo quedan 20 que aún viven en los tráileres. El resto volvió a Vargas.
Yaride Segura fue una de las que se quedó “para ver si cumplen con lo que prometieron”. Llegó a Puerto Ordaz con un grupo familiar de seis personas, que viven en un tráiler que se está “cayendo”.
Servicios básicos deplorables
Los tráileres datan de hace más de 30 años. Al principio era un campamento destinado para trabajadores de la estatal. Con el pasar de los años fue concedido a otras familias.
Las paredes están sumamente deterioradas y los servicios básicos no funcionan: el agua es insuficiente y la luz va y viene, creando explosiones y cortocircuitos dentro de las viviendas.
“El bombillo se incendió, de bromita no nos quemamos todos aquí adentro. Un vecino fue quien nos ayudó, pero la luz es el peor de los servicios, el cableado está malo y las cosas explotan”, comentó Yaride.
El aseo urbano también es deficiente. En las calles del campamento se observan las bolsas de basura aglomeradas en las esquinas, lo que origina la presencia de moscas y otros animales.
Yaride denuncia que Corpoelec los está obligando a pagar una deuda de 8 mil bolívares por el servicio. De no cancelar el monto, las amenazaron con cortarles la luz.
“Nos dijeron que nos iban a dejar sin luz. Aquí hay niños recién nacidos, pequeños. ¿Qué vamos hacer? No tenemos para pagar eso, somos personas enfermas, y la mayoría sin trabajo”, dijo Ismeris García.
Denuncian maltrato
Estas familias fueron hasta la oficina de Corpoelec para mediar con la gerente, y hacer un convenio de pago, pero fueron maltratadas por una de las empleadas.
Globovisión/Correo del Caroní
04-02-2013
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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