Ya se cumplen tres semanas del plan de corredores viales que implementó la Policía Nacional en las avenidas Urdaneta, Universidad, México y Baralt para mejorar la fluidez del tránsito.
El dispositivo ha disminuido los tiempos de recorrido a la mitad. Pero, mientras los choferes circulan más rápido, para los peatones la anarquía sigue presente en las principales avenidas del Centro.
Desde la esquina de Maderero, el comerciante Roberto Rodrígues habla de las paradojas de la Baralt. "Unas cuadras más abajo está el mercado Cipriano Castro, construido para albergar a la economía informal de la zona. Este lugar permanece con muchos de sus puestos cerrados, mientras los buhoneros han retomado las aceras de la avenida Baralt".
Un enorme basurero dejan todas las noches los vendedores de frutas y legumbres que se ubican en las afueras del mercado de Quinta Crespo. En frente, dos edificios invadidos (toma liderada por Yasmín Manuitt) contribuyen con la suciedad de las aceras y los malos olores.
Manteleros, indigentes, motos estacionadas en la acera y baldosas rotas hacen cuesta arriba el trayecto para el peatón de la Baralt. A lo largo del corredor, muchos comerciantes han optado por instalar materos de cemento con palmeras para evitar que los vendedores informales se instalen delante de sus negocios.
Luisa Marcano, vecina de El Silencio, se queja del alumbrado "intermitente" sobre todo a la altura del Metro Capitolio, uno de los tramos más concurridos de la Baralt. Allí, en la esquina La Pedrera la acera está copada por motos y buhoneros y el peatón circula por el espacio que estos dejan libre.
En la avenida Universidad también son frecuentes las quejas vecinales por fallas en la iluminación. Magally Méndez denunció que en las esquinas de Perico a Monroy se arreglan las luminarias pero, a los pocos días, vuelve la oscuridad a esta cuadra de edificios residenciales donde además funciona un instituto universitario.
En las cuatro avenidas donde se aplica el plan de corredores viales los males para el transeúnte se repiten. Invasiones, buhoneros, inseguridad, motos ocupando los espacios peatonales, indigencia, aceras rotas y desniveladas, bocas de visita sin tapa, agua empozada y mobiliario urbano en ruinas.
Las aceras que dan acceso a la estación de Metro Parque Carabobo en la avenida Universidad están llenas de baches.
En este mismo corredor, la Torre El Chorro que alberga damnificados hace un año se ha encargado de llenar de malos olores la zona y la acera luce mugrienta en ese tramo. Frente al Ministerio Público en la avenida Universidad un gran estacionamiento de motos funciona en la acera.
Los contenedores de basura son focos de contaminación y en la mayoría de los casos están destartalados. En la avenida México frente a la estación de Metro Bellas Artes hay uno lleno de orificios producto de un incendio que nadie ha sustituido.
"Los contenedores están en ruinas y hacen que las avenidas sean rutas sucias. Las calles y las aceras se contaminan con los lixiviados (líquidos que han entrado en contacto con los desechos). Por los alrededores de Bellas Artes muchos tenemos que caminar tapándonos la nariz", dice Freddy Acuña, empleado de una zapatería.
En la avenidan México, frente al mercado de la economía informal y al lado de la Galería de Arte Nacional los bancos dispuestos en ese corredor peatonal son camas para los indigentes. Más de quince mendigos se congregan allí a diario.
Las aceras de la Urdaneta no solo están sucias, el que va a pie debe caminar entre baldosas flojas y otras que no existen. Uno de los peores tramos es el que está alrededor de la esquina Platanal, donde está la sede del Ministerio del Interior.
En la esquinas Ibarras y Pelota hay tres edificios invadidos y los fruteros copan las aceras. Miriam Suárez se pregunta cuándo activarán un plan que mejore la circulación de los transeúntes.
El Universal
01-06-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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