El deterioro de los espacios públicos incide grandemente en la mala calidad de vida del caraqueño
Inseguridad.
En 1999, una encuesta de Consultores 21 nos informaba que el 22% de los caraqueños pensaban que la inseguridad era el principal problema de la ciudad. Esa cifra dio un salto cuantitativo para ubicarse por encima del 80% según la última encuesta del IVAD. La inseguridad ha hecho que los caraqueños vivan en la práctica en un toque de queda, y toda la ciudad está prácticamente desierta una vez que el reloj pasa las nueve, con la única excepción de los centros comerciales. Las ocho muertes violentas por día, hacen que la capital venezolana esté siempre en el podio de las más peligrosas del mundo, a veces encabezando esta indeseable lista y otras (depende de qué organismo haga el estudio) y otras detrás de Ciudad Juárez (México) o Bagdad (Irak).
Tráfico.
En promedio, cada caraqueño pierde nada menos que 27 días al año en una cola (dos horas y media al día, según estudios de Sotravial). Desde que en el primer gobierno de Rafael Caldera, en la década del 70, se construyeron las últimas vías (la autopista de Prados del Este y el Distribuidor Ciempiés), en la capital el parque automotor se ha multiplicado por más de cien, y solo en las expresas se calcula que circulan millón y medio de vehículos todos los días. No solo se debe a la falta de nuevas vías, sino al hecho de que la gasolina es prácticamente regalada y las tarifas de estacionamiento tienen más de cinco años congeladas. El transporte público, Metro incluido, es pésimo y la ciudad adolece de un déficit de fiscales.
La basura.
En la ciudad no existe ni una sola planta de transferencia propiamente dicha, lo que hace que los problemas de recolección de basura sean muy graves, especialmente en los sectores populares. Al menos la alcaldía de Libertador dispone de un lugar donde llevar los desechos antes de que éstos sean trasladados a La Bonanza, pero los otros cuatro municipios ni siquiera tienen esa oportunidad, pues desde 2007 no pueden descargar en Las Mayas y deben llevar directamente la carga a La Bonanza (70 y más kilómetros en una vía que siempre tiene tráfico), lo que provoca que las empresas recolectoras pierdan horas valiosas que podrían emplear en sus recorridos por los municipios. La mayoría de estas empresas, además, trabajan bajo mínimos operativos, pues debieron sufrir durante seis años una congelación de tarifas en el aseo urbano, que recientemente fueron liberadas.
Falta de espacios de recreación.
En Latinoamérica Caracas está muy a la zaga en un índice que siempre se utiliza para medir la calidad de vida: la cantidad de áreas verdes por habitante. La Organización Mundial de la Salud afirma que el ideal son entre siete y diez metros cuadrados de espacios de recreación por habitante, pero Caracas (tomando como Caracas a los municipios Libertador, Sucre, Baruta, Chacao y El Hatillo) apenas tiene 1,14. Aquí es importante aclarar que no se incluyen las más de 85 mil hectáreas del Ávila, pues solo se toman en cuenta áreas con algún tipo de desarrollo. Por la misma razón no cuentan los cuatro parques recreacionales del suroeste (Leonardo Ruiz Pineda, Vicente Emilio Sojo, Parque Universal de la Paz y parque zoológico de Caricuao), pues de las más de tres mil hectáreas con que cuentan apenas se han desarrollado 32 del zoológico. En el resto de los parques ni siquiera hay una caminería ni un banco donde sentarse. Incluso si finalmente se cumple la promesa de convertir La Carlota en un parque, la cifra quedaría en 1,46 metros cuadrados de área verde desarrollada por habitante, lo que quiere decir es que todavía quedarían muchas cosas por hacer.
El Universal
25-07-2011
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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