lunes, 14 de julio de 2014

Fruto Vivas y la vivienda productiva

Por: Arnaldo Guédez

Esta semana, en una clase impartida en un aula de la Universidad Campesina de Venezuela Arguimiro Gabaldón ubicada en el sector El Cují, un poblado cercano a la ciudad de Barquisimeto en el estado Lara, le correspondió al Arquitecto Fruto Vivas encontrarse con los campesinos, y entre sabias reflexiones decía lo siguiente: “... las Naciones Unidas, creó el Programa de Vivienda Productiva en los años ochenta del siglo pasado, como una manera de superar la pobreza extrema. En este programa lo fundamental era la productividad, en el supuesto de que si se pretendía atacar la pobreza, la productividad sería una de las vías que permitiría salir de ella”. Dicho esto, Fruto Vivas pasó a exponer varias de sus experiencias.
El Plan Ven- 9014 se implementó en muchos países latinoamericanos, entre ellos Colombia. En el caso de Venezuela este plan estuvo bajo la coordinación de Aldina Bastidas, se escogieron 90 familias a nivel nacional en pobreza extrema y a cada una se les otorgaron dos créditos, uno para mejorar la vivienda y el otro para desarrollar la producción. La experiencia de Barquisimeto fue puesta en práctica en el barrio “El Trompillo”, uno de los lugares más pobres de la urbe, las familias escogidas para implementar la propuesta estaban encabezadas por mujeres que eran a la vez padre y madre en el hogar, es decir, mujeres que habían sido abandonadas por sus esposos. Se organizó con ellas una unidad para producir alimentos sin el uso de químicos a través de la hidrología, en este programa se llegó a la conclusión de que no puede haber viviendas productivas ni programas productivos sin que exista un mercado, es decir, sin saber a quién vender. Entendido esto, se crearon ferias de consumo que en poco tiempo se convirtieron en un mercado de alimentos, el cual llegó a satisfacer las demandas de la comunidad.
La segunda experiencia que expuso el arquitecto fue la Casa Productiva, obtenida de una investigación relacionada con la comida basura que se le vende al niño en las escuelas. Para ello, se compraron hornos en los cuales producir galletas de gran contenido proteico y repartirlas a los niños en su merienda. Pasados algunos años se revisó la experiencia y en vez de los pequeños hornos donde se producían las galletas, se encontraron en su lugar verdaderos centros dotados de tecnología para producir galletas, pero lo más significativo era que la casa, en ambas experiencias, no existía. Se preguntó a las personas por la casa y respondieron: “nosotros decidimos hacer una vivienda en un lugar con servicios, en mejores condiciones y con mayor prosperidad”. Para su sorpresa las casas no estaban, pero la gente vivía en otras casas con mejores servicios y hechas a su antojo, de esto la primera conclusión que se obtuvo fue que la casa llega a ser productiva sólo si resuelve una o varias necesidades de la comunidad y si puede permitir la creación de un mercado donde se puedan colocar los excedentes de lo producido.
Una experiencia similar fue observada en Bogotá, donde un barrio fue convertido en un huerto gigantesco a través de técnicas hidropónicas y sus productos eran vendidos a los restaurantes de la localidad. Esta experiencia nos indica que la agricultura familiar y otras formas de producción agrícola a pequeña escala son posibles. En Venezuela en la década de los ochenta durante el gobierno de Luis Herrera Campins, específicamente en el barrio La Vega, el arquitecto desarrolló varias viviendas armadas tipo Legos, incluyéndoles molinos de viento para producir energía. Todo esto a través de la mutua construcción, concepto que implica lo colectivo y que es distinta a la autoconstrucción; la manera de repartir las casas fue en el orden en el que se trabajó, por ejemplo, la primera casa se la dieron a la viejecita que recogía los hijos abandonados de prostitutas. Esta experiencia le mostró a Fruto Vivas cómo la gente es capaz de producir y además allí le otorgaron el premio más importante que ha recibido en su vida: “Arquitecto de la Solidaridad”. 
Entre las temáticas que Fruto Vivas abordó en su exposición, estuvo ¿cómo acometer el plan de vivienda productiva? La manera adecuada es que no haya una casa que no tenga un área productiva, un lugar donde la gente pueda producir, incluso es posible que el espacio de abajo de la vivienda se destine la producción. El arquitecto señaló que pudo presenciar varias experiencias en Europa, en las que se cultiva en las ventanas de las casas y la gente compra los alimentos, hortalizas y pescados vivos. La clave está en comprar los alimentos vivos, es decir, las hortalizas se compran con sus raíces en función de poder trasplantarlas y los pescados se compran vivos para reproducirlos, todo esto a fin de tener alimentos producidos por las mismas familias.
Finalmente, el arquitecto tomó un marcador y una lámina de papel bond y comenzó a diseñar y dibujar los equipos necesarios para constituir junto a la comunidad un núcleo de arquitectura popular, en el que se fomente la casa productiva campesina, como lugares de desarrollo de las aulas campesinas de educación liberadora y emancipadora del campesino venezolano.

Aporrea
08-07-2014
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es



SUSCRIBETE 100% AL EXCLUSIVO GRUPO YAHOO CORREDOR_INMOBILIARIO HENRY MEDINA

Subscribir:
corredor_inmobiliario-subscribe@yahoogroups.com

MAS INFORMACION: http://ow.ly/r9QoW

No hay comentarios:

Publicar un comentario