Pablo Hernández/RNW
La construcción de viviendas en Venezuela es una estrategia de Estado que busca reducir a gran escala el déficit habitacional con una meta de tres millones de hogares para el año 2019. Sin embargo, dicha estrategia ha recibido múltiples críticas principalmente por corrupción, falta de planificación y urbanismo en las obras.
“La mayoría de los proyectos de vivienda que se ejecutan a través del gobierno vienen de afuera, y allá viven de una forma distinta, y aquí en Venezuela se aprecia mucho tener mejor contacto con tus vecinos. La gente que vive cerca de ti, las cosas son un poco más abiertas entonces, puede llegar a pasar lo mismo que pasó en su momento en el 23 de enero en los ochenta, cuando la gente empezó a modificar sus apartamentos para abrir más espacios, a la gente le gusta tener las puertas abiertas, hablar todo el día con sus vecinos, y no los puedes poner en un apartamento cerrado”, lo afirma Susana Patiño, arquitecta venezolana.
“A la hora de resolver el tema de vivienda en Venezuela lo primero que debes tomar en cuenta es dar fuentes de trabajo cercanas a las viviendas construidas, de nada te sirve tener un casa digna si te queda muy lejos de tu trabajo”.
Patiño también señala como un punto importante el desarrollo del sentido de pertenencia en las personas con viviendas adjudicadas, a su juicio, las viviendas “deberían ser vendidas y no regaladas…te tiene que doler, la gente siempre cuida más las cosas cuando las siente suyas”, concluye.
La vivienda en el gobierno “bolivariano”
Varios han sido los planes gubernamentales como el “Plan Bolívar 2000” o “Misión Vivienda”, por mencionar algunos, pero, no fue sino hasta finales de 2010 cuando las intensas lluvias originaron 130.000 damnificados. En esa época el gobierno lanzó la “GMVV (Gran Misión Vivienda Venezuela)”, encargada, entre otros aspectos, de las viviendas populares en Venezuela.
En prácticamente todos los planes de construcción de viviendas que se han implementado los últimos 10 años ha existido cooperación de otros países: Cuba, Bielorrusia, Irán, Rusia, entre otras naciones con las que Venezuela tiene convenios comerciales.
Estimaciones del Colegio de Arquitectos de Venezuela arrojan que en la actualidad hacen falta unas tres millones de viviendas para cubrir la demanda existente, la cual crece anualmente en unas 130 mil unidades. No se sabe con seguridad cuántas viviendas ha logrado construir la GMVV pero el incremento ha sido considerable, aunque quizás insuficiente.
El objetivo principal del programa es satisfacer la demanda de nuevos hogares a familias damnificadas. La demanda provoca que la construcción se haga de forma acelerada en detrimento de la planificación urbanística. Sin duda se mejora la situación del ciudadano, aunque no necesariamente están orientadas a tener una mejor ciudad.
En la misma línea, gobiernos locales de oposición han advertido que no se respetan las diferentes normativas de urbanismo. Algo similar ocurre en el caso de construcciones privadas.
El caos de la ciudad
“Todas las metrópolis de América Latina son caóticas. No hago excepciones, Buenos Aires, Río, Lima, Bogotá, Caracas. Algunas han sido sometidas a operaciones de corazón, como Bogotá, Curitiba, Quito, con nuevos sistemas de transporte. Las demás ciudades son inmensamente caóticas. En Caracas, tienen que levantarse a las cuatro de la madrugada para llegar a tiempo al trabajo”, así lo afirma Fruto Vivas, uno de los arquitectos venezolanos más importantes y el encargado de diseñar el mausoleo donde reposan los restos de Hugo Chávez.
Por otro lado, el profesor Oscar Olinto, expresidente de CONAVI, afirma en su análisis “Ideología y ciudad en el Socialismo del siglo XXI”, que “el gobierno nacional ha impuesto desconectadas reglamentaciones y normativas paralelas, igualmente inconstitucionales. Estas medidas han generado deformaciones y serias restricciones metropolitanas en el campo de la planificación urbana”.
De igual manera asevera que los proyectos llamados “Ciudades Socialistas” encontrarán en un futuro cercano “serias dificultades para avanza. Se trata de urbanizaciones funcionalmente aisladas de la dinámica de sus contextos, sin correspondencia alguna con la planificación regional-urbana y ambiental”.
El gobierno por su lado, rechaza las críticas y tiene “otra visión” que busca “espacios de organización comunitaria, recreación, y el desarrollo de proyectos socio productivos”.
Dos visiones de ciudad que chocan entre sí aunque ambas son necesarias. Aquí surge la pregunta, ¿Las ciudades deben adaptarse a los proyectos habitacionales o son los proyectos habitacionales los que tienen que adaptarse a las ciudades? La respuesta puede ser bastante sencilla, en el país criollo las nuevas obras residenciales deberían adaptarse al perfil urbano.
Venezuela es un país centralizado, en las ciudades más importantes del país existe una sobrepoblación, como es el caso de la Gran Caracas, y éste hecho ya genera un problema a nivel urbanístico. No obstante, destacan los esfuerzos realizados para que las ciudades sean más vivibles como puede ser la remodelación del Boulevard de Sabana Grande en la capital. Los corredores seguros o contraflujos de tránsito, o la puesta en marcha de proyectos de ciclovías. Sin embargo, todo esto no es suficiente para optimizar los centros poblados de manera significativa.
Mientras día a día son entregados complejos habitacionales y se va resolviendo poco a poco el techo de los sin techo, la preocupación apunta al caos urbano que quizás lleguen a generar dichos complejos. Esa manera de mejorar la calidad de vida puede compararse con un popular dicho: “Pan para hoy, hambre para mañana”.
La Patilla
13-12-2013
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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