lunes, 9 de julio de 2012

Suelos saturados son el gran riesgo en las urbanizaciones

Verter agua sin control en suelos de roca blanda aumenta la vulnerabilidad

Colinas de Santa Mónica es una de las zonas más maltratadas por los deslizamientos. Los terrenos vulnerables cedieron con las lluvias de 2010, lo cual provocó la acumulación de sedimentos que hoy bloquean la calle entre las rutas 8 y 9 (arriba). Ya en El Hatillo, un derrumbe obstaculiza la Vía El Seminario desde hace más de seis meses y pone en peligro a la urbanización La Escondida (izquierda), mientras que, puertas adentro, un muro cayó a las áreas comunes del edificio Géminis en Los Naranjos
ANYIMAR COVA LUGO
No es una condición exclusiva de barriadas, donde el crecimiento es anárquico y descontrolado, eso de vivir en alto riesgo. De hecho en el Área Metropolitana hay al menos 10 urbanizaciones donde la posibilidad de que ocurran derrumbes está a la orden del día.

Lo supieron el sábado 29 de junio los habitantes de las Residencias Géminis, ubicada en la Avenida Este Tres de Los Naranjos (El Hatillo), donde un muro de contención cedió a las áreas comunes obligándolos a abandonar de manera preventiva sus hogares. Será hoy cuando las 21 familias de la torre B podrán volver a sus casas mientras que quienes viven en la torre A deben seguir esperando, dijo Mario Gigante, presidente de la junta de condominio.

Pero no son los únicos afectados en el municipio, pues para las nueve familias que viven en La Escondida el colapso del urbanismo es inminente, si no se contiene un talud que se deslizó hacia el desarrollo habitacional y que tiene el paso bloqueado por la vía El Seminario.

El geólogo Roberto Centeno explica que en la ciudad hay áreas determinadas como vulnerables debido a que el suelo es de roca blanda y acostumbra a ceder cuando está muy saturado. Tal es el caso de Cerro Verde, Los Naranjos, Prados del Este, Bello Monte y Santa Mónica. Explica que esto se intensifica por fallas geológicas o por riesgo antrópico (causado por el hombre cuando vierte aguas o coloca peso de forma indiscriminada sobre los suelos).

Con él coincide Ruperto Calatrava, director de Infraestructura de Baruta, quien afirma que con frecuencia en las urbanizaciones ocurre que los vecinos toman las laderas de los cerros para construir el espacio de esparcimiento, sembrando grama y árboles frutales que están constantemente sometidos a riego. "Se presenta una lluvia inusual y se encuentra que el talud esta totalmente humedecido y se desliza", detalla.

En Baruta, por ejemplo, hoy día requieren recursos para atender con urgencia una falla en la calle Las Lomas de Las Mercedes y otra en la calle Las Terrazas de Santa Inés; aunque próximamente iniciarán trabajos entre las calles Caicara y Caurimare de Bello Monte.

En Sucre, la mayoría de las obras de estabilización se necesitan en zonas populares, pero Mauro de Palma, director de Obras Públicas de Sucre, informa que en la calle Napoleón de Macaracuay, por ejemplo, existe un talud que no ha sido controlado o que en La Viga de Lomas del Ávila, la carretera se está deslizando porque la montaña es un relleno inestable.

En Libertador, es Colinas de Santa Mónica la urbanización en la que aún no se han controlado los deslizamientos que existen desde hace dos años en las rutas 2 y 6, en la Av. Intervecinal y entre las rutas 8 y 9. Es este último el punto más crítico pues afecta a 290 de 850 familias que viven en la zona.

Francisco González, presidente de Asomónica, asegura que la municipalidad solo responde cuando llueve con el envío de máquinas para despejar vías, aun cuando la solución definitiva es la ejecución de obras de contención. "Sabemos que es costoso y que a lo mejor no tienen presupuesto, pero que por lo menos nos hagan enlace con un nivel superior", dice.

Aun cuando las alcaldías asuman el despeje de vialidad y la realización de estudios de suelo para evaluar las causas de los derrumbes, el drama se intensifica cuando la revisión catastral determina si el terreno es privado o municipal. Y es que si la responsabilidad es de la alcaldía, los presupuestos de Infraestructura se quedan cortos frente al valor de las obras de contención; si es de los vecinos, no habrá cuota especial de condominio que permita pagarlas.

acova@eluniversal.com


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CIUDADANÍA ES CORRESPONSABLE DE MINIMIZAR EL RIESGO

Un tubo partido o un árbol inclinado en una pendiente son señales de que hay movimiento de tierras. Así lo explica el geólogo Roberto Centeno, quien dice que para minimizar los riesgos de deslizamiento en zonas urbanas hay que revisar los mapas de suelo y de áreas vulnerables; una información que manejan las alcaldías y que es de consulta pública.

Es la ciudadanía la que debe procurar que sus aguas de lluvias vayan a drenajes destinados para tal fin, evaluar si hay fugas en sus tuberías o si hay un abuso de los sistemas de riego. Cuando hay muros con posibles fallas, lo ideal es abocarse a evaluarlos y no esperar el colapso. "Hay maneras de dar alerta temprana pero la gente debe ser partícipe", acota.

El Universal
06-05-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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