El 30 de marzo vence un nuevo plazo para que sus inquilinos le devuelvan su hogar
Amira Barros vive arrimada en casa de unos amigos en Caracas ENIO PERDOMO
JORGE HERNÁNDEZ
En el pasillo del piso diez de las residencias Libremar, a un lado del puente de Los Ruices, Amira Barros relata que desde hace doce años reclama a sus inquilinos la entrega del apartamento que compró luego de largos años de comercializar productos de belleza por su propia cuenta.
Sus inquilinos de nacionalidad chilena, Luciano y Mercedes Pinto, incumplieron varios años con el pago del arrendamiento acordado tras firmar un contrato en 1993 por un año que pasó a ser indefinido tras no renovarse a tiempo, dice Barros.
Medidas de desalojo, comunicaciones, reuniones en la Embajada de Chile en el país y hasta un encadenamiento a las puertas de su casa son las acciones que Barros ha ejercido contra sus inquilinos para recuperar el apartamento 101 del edificio Libremar, lugar donde recibió el apoyo contundente de sus vecinos tras conocer su caso y observar que dormía en un colchón en el piso, sin importarle que tiene el conducto cervical y la médula ósea estrecha, y por ello ha recibido varias operaciones.
"En 2007 ejercí acciones legales porque no pagaban el alquiler, y les otorgaron seis meses para irse de mi casa. Contaban historias diferentes para no pagar la renta y solo cancelaban el condominio. Un año después introduje una solicitud legal de pago y apenas cancelan Bs 350 más condominio por mi apartamento de 80 m2. El 27 de septiembre de 2010 un tribunal les dictó desalojo irrevocable y no se fueron", destaca.
Barros señala que no usa su enfermedad para recuperar su casa. "En la Embajada de Chile me remitieron al Ministerio de Vivienda, allí me pedían un informe médico y decidí no ir porque es mi casa y ellos no hacen nada por nosotros".
La propietaria sospechó que los inquilinos tenían intenciones de apoderarse de su inmueble cuando supo que fueron a la Dirección de Catastro a averiguar si lo había pagado. "Ellos vivían en el edificio de al lado y se metieron en mi casa ayudados por una amiga del Libremar. Llevo doce años esperando la entrega de mi casa".
En los días que Barros permaneció encadenada recibió la visita de funcionarios de la Superintendencia de Viviendas, ubicada en Las Mercedes, que la maltrataron. "La semana pasada me enviaron a otros funcionarios más educados y luego asistí a sus oficinas para acordar la entrega de mi vivienda el 30 de marzo. Los inquilinos y yo firmamos un acta que espero cumplan. Caso contrario, volveré a encadenarme y haré huelga de hambre indefinida. Mientras, vivo arrimada en casa de un amigos", dice.
El Universal intentó contactar a los inquilinos del edificio Libremar sin éxito.
El Universal
17-02-2012
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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