domingo, 12 de junio de 2011

Meses que van a ser algo moviditos

Meses que van a ser algo moviditos

Mientras los barómetros de incertidumbre en la bolsa americana llegan a mínimos
no vistos de tiempos de antes de la crisis crediticia y el gran pánico de 2008,
hay mucha gente que no se atrevería a decir que la economía ya ha superado
completamente los impactos de tal crisis.

El mercado inmobiliario en Estados Unidos simplemente no despega, y lo que es
más, se dice que el comprador está cambiando sus actitudes hacia tener
propiedad.

Algo que antaño iba ligado al sueño americano, ahora cada vez más gente parece
estar replanteándose los beneficios de tener casa propia: lo que se vende son
mayormente propiedades rematadas por los bancos.

Con una segunda amenaza de revisión a la baja en la calidad de la deuda
americana, esta vez por parte de la agencia crediticia Moody's, más el impacto
en la economía mundial de la catástrofe de Fukushima, más un debate abierto en
demócratas y republicanos sobre la agresividad de los recortes del presupuesto
del año 2012, más la amenaza de no aprobar -Congreso- un incremento del límite
de incremento de endeudamiento (cosa que conduciría al impago de letras del
tesoro americano), y el precio de la gasolina a niveles un 25% más caro que a
inicios de año, sin un final a la vista, nos da la sensación de que estos
próximos meses como que van a ser algo moviditos.

Allí precisamente radica el misterio: el mercado dice que hoy no hay más que una
muy leve incertidumbre en el horizonte, con el Dow Jones alejándose del máximo
histórico del año, y por otra parte todos estos elementos en juego (descontando
los factores desconocidos, que, por definición, no pueden reflejarse en el
precio de un activo).

Hay habladurías de que los analistas de Goldman Sachs están pensando en rebajar
el objetivo de crecimiento americano, con la consiguiente caída de expectativas
de lo que podría haberse pensado sería una recuperación vigorosa (más bien
parece ser algo anémica), y el oro llegando a verdaderos máximos y comenzando a
oler a burbuja.

Es curioso que sea el oro el que refleje la incertidumbre y no la prima de
riesgo de los índices bursátiles americanos, pues es aquél el que, junto a la
plata y otras materias primas, no dejan de subir.

Quizá quieran reflejar miedo a la inflación en Estados Unidos por causa de la
política de la Reserva Federal de imprimir billetes a lo bestia sin respaldo (o
por miedo al miedo).

Se supone que las subidas de muchas materias primas las causa el crecimiento
casi desbordado de China y los demás países BRIC (Brasil, Rusia, India, más la
mencionada China), pero con contrastes: precisamente China está luchando
fuertemente para frenar la inflación que comienza a salirse de control.

Sube tipos y aumenta el requerimiento de capital a los bancos para que frenen su
actividad crediticia. La inflación allá parece no aflojar.

¿No terminará todo esto reventando por algún lado? España no corre ningún
peligro en este escenario porque todo está hecho polvo aquí; no hay ninguna
recuperación que se vea amenazada: no hay recuperación.

Quizá hasta termine siendo un factor positivo porque si hay un bajón brusco de
actividad en Alemania y Francia los tipos no seguirían subiendo e incluso
volverían a la baja, dando así un poco de aire a los deudores de hipotecas (por
supuestas rebajas de la cuota mensual).

Eso sin considerar un posible aumento del coste de endeudamiento del Estado
español, y que la cosa se complique -por diversas combinaciones de improbables-
hasta el punto en que nos veamos forzados a pedir ayuda como lo hizo Portugal:
sencillamente, la Comisión Europea no tiene suficiente dinero para rescatar a
España.

Y el asunto pasaría a mayores, muy a mayores. Uno de los posibles
desencadenantes es la situación de las cajas y las inmensas (acojonantes)
cantidades de crédito hipotecario de mala calidad en sus balances, que pueden ir
supurando conforme el Banco Central Europeo suba los tipos (y el Líbor siga su
camino), sin contar con el suelo y viviendas que ya posee.

Ya dijimos, cuando nadie dudaba de las virtudes del sistema financiero español,
que tenemos nuestra propia hipoteca subprime: el préstamo al promotor
inmobiliario.
Porque allí, en ese lejano escenario, tendríamos que volver a pensar en aquella
moneda llamada peseta y en la devaluación masiva, hasta el hueso.

Ya casi será impepinable que los recortes presupuestarios que vengan tirarán de
los dineros autonómicos y ese presupuesto de 2012, en el que comienza a pensar
ya el presidente español, sea durísimo, con más recorte de la inversión pública.

diariodeavisos.com
05-06-2011



Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
04166220453
twitter: @Henry_Medina
PIN 31E5A7B4

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