"Siempre se ha hecho demagogia con el tema vivienda, pero antes los gobernantes
se rodeaban de gente que tenía alguna idea de las cosas".
A la hora de hablar de la Misión Vivienda, Marco Negrón va más allá del lugar
común. Se trata de un plan cínico, sí, es inescrupuloso, claro; pero él afirma
además que incluso como ideal está errado: el Estado no tiene por qué darle casa
a cada familia venezolana.
El profesor del doctorado de Urbanismo de la UCV y asesor del Instituto
Metropolitano de Urbanismo, dice que no se trata solo de que la torta petrolera
no alcanza para tanto, sino que además existe un componente ético perverso:
cuando te regalan una casa quedas sometido, sojuzgado, y la mendicidad no debe
ser jamás un valor a promover en una sociedad.
¿Y cuál debe ser el papel del Estado ante el problema de la falta de vivienda?
La premisa para que los venezolanos podamos acceder a viviendas dignas es tener
un empleo digno. Los estudios más recientes dicen que 82% de los venezolanos
tienen un empleo u ocupación precaria, y así es imposible acceder a una
vivienda. Además de reactivar la economía para crear mejores condiciones de
empleo, el papel del Estado es tramitar créditos para que las familias de
menores recursos puedan comprar su vivienda. ¿Acaso en Caricuao regalaron los
apartamentos a mediados de los setenta?
¿Y qué hacer con estos miles de damnificados?
Eso es otra cosa. Habría que estudiar caso por caso, ver el nivel de ingresos,
el tiempo que tenía cada familia en cada lugar. En materia de vivienda debe
haber compensaciones para quienes perdieron la suya por negligencia del Estado.
¿Es este el caso?
Claro. Este gobierno abandonó hace más de diez años todos los programas de
rehabilitación de barrios. El barrio hasta desapareció del discurso del
socialismo del siglo XXI.
¿Y cómo enfrentar este déficit habitacional de 2 millones de viviendas?
Ese es un tema bastante oscuro. En rigor en Venezuela no hay gente sin vivienda,
no es una cifra significativa. Los que viven arrimados tampoco son legión. Yo
creo que esa es una cifra inflada tanto por el sector privado como por el
gobierno para justificar ciertos planes.
¿Y a qué cifras se debería atener el gobierno entonces?
Al crecimiento demográfico anual, que está alrededor de ciento cincuenta mil
personas, eso es lo que debe atender en materia de vivienda.
¿Y está ahora en condiciones de hacerlo?
No, porque desmanteló el sector construcción. La empresa privada está asustada,
y lo que no entiende el gobierno es que con sus acciones no la está arruinando,
simplemente la está forzando a que se vaya. Esas empresas están hoy en Panamá o
en Miami. Es lo mismo que pasó con los despedidos de Pdvsa, que aumentaron la
capacidad productora de petróleo de Colombia o Canadá.
¿Son tan descabelladas las metas de la Misión Vivienda?
El que menos cree en esas cifras es el propio Chávez. Es un plan diseñado
pensando en unas elecciones, no en darle vivienda a nadie. Y no hay una visión
de ciudad. Dijo Chávez que la vivienda es más importante que un estacionamiento.
Pues no, señor, eso es un argumento tonto, en la ciudad todo es importante.
Porque si la vivienda es más importante, vamos entonces a construir en las
calles, en el Parque del Este...
¿Qué piensa de las ciudades socialistas?
Son el mejor ejemplo de improvisación, además basadas en ese criterio
militarista de la reubicación, el mismo que ya nadie utiliza porque a través de
la historia ha ido de fracaso en fracaso. Planificaron una ciudad de cien mil
habitantes (Ciudad Caribia) y cinco años después se dan cuenta de que no tienen
cómo llevarle agua.
¿Acaso el tema vivienda no ha sido siempre objeto de demagogia?
Sí, pero la diferencia es que antes los presidentes se rodeaban de personas que
tenían alguna idea de las cosas. Cuando hace unos años se dijo que uno de los
problemas que tenía Ciudad Caribia era que el transporte público no podía
llegar, el entonces ministro Jorge Pérez Prado dijo que eso no importaba porque
harían llegar un Metrocable hasta allá. ¿Y de dónde iba a salir? ¿De Propatria,
con una estación en el viaducto? Parece que estuvieran en una competencia a ver
quién dice la estupidez más grande.
El Universal
12-06-2011
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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