Hay áreas de la ciudad donde un obstáculo es más frecuente que otro, los vendedores ambulantes se ubican en sectores con mucho movimiento.
MARÍA EUGENIA CLAVIER
La gente camina por la calzada, los conductores protestan, se intercambian gestos y palabras unos más agresivos que otras. La escena se repite una y otra vez en distintos escenarios urbanos.
¿Qué pasó con las aceras? ¿Qué pasó con los 1,60 metros de circulación peatonal sin obstáculos que indica la norma COVENIN 2733? Pues fueron devoradas y desbordadas.
Devoradas principalmente por elementos publicitarios, cabinas y tanquillas para distintos usos, kioscos, vendedores ambulantes, salientes de edificaciones… y hasta rejas… la mayor parte de lo que la norma advierte que no se puede colocar en el espacio previsto para el “tránsito de peatones”.
Desbordadas por un creciente flujo de usuarios, en ciertos sectores donde se ubican las paradas de transporte público, las colas de usuarios pueden ocupar toda la acera, y recientemente el aumento de aglomeraciones cerca de locales comerciales ha sido exponencial, dadas las interminables colas del día a día de la escasez.
Hay áreas de la ciudad donde un obstáculo es más frecuente que otro, los vendedores ambulantes se ubican en sectores con mucho movimiento; las rampas añadidas para el acceso de vehículos a los estacionamientos de las edificaciones son más comunes en las áreas residenciales; pero hay aceras que los tienen todos y sus usuarios los sufren todos.
Existen también elementos de obstrucción circunstanciales y desafortunadamente frecuentes que interrumpen la circulación, como la basura en bolsas o contenedores de distinto tipo, las fracturas en el material que conforma la acera, los escombros de esta o aquella construcción, así como los vehículos estacionados, parcial o completamente, sobre la acera… una variedad de inconvenientes que llevan al peatón a circular por la calzada.
Hay un tipo de obstáculo que ocurre principalmente en áreas residenciales y son las especies vegetales mal seleccionadas y ubicadas. Lo cual lleva a que sufran la agresión, en forma de ramas partidas por ejemplo, de los transeúntes molestos porque les interrumpen el paso.
La selección de la especie adecuada para incorporar a la ciudad es un punto que no todos atienden y suele llevar a la eliminación del elemento vegetal o a su deterioro permanente. La intención del que siembra suele ser buena, pero debería informarse antes de actuar y saber a quién consultar.
Se presenta también la situación extrema de áreas urbanas donde simplemente las aceras no existen, calles donde el peatón debe andar obligatoriamente por la calzada o la cuneta. No hay manera de saber, como usuario, si la calle a la que uno se dirige dispondrá de ese espacio para circular.
¿Quién es responsable de velar por la integridad de este importante elemento del espacio público? Pues debe ser responsabilidad municipal, el gobierno local debería atender a esto. Que la acera exista y en las condiciones requeridas para que sea un lugar de tránsito seguro para los peatones. Es una necesidad para el buen funcionamiento de la ciudad. Yo lo exijo porque ese espacio público es mi espacio, es mi acera.
Universidad Metropolitana
Coordinación Diseño Urbano
mdu@unimet.edu.ve
El Universal
11-09-2017
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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