Cómo hacer cosas con palabras: eufemismos inmobiliarios
Se sabe que el lenguaje puede construir todo tipo de realidades. Los medios masivos son especialistas en ello y en los últimos años asistimos a una fenomenal expresión de su poder y capacidad de daño democrático. Aquí solo me propongo tomar un caso, a modo de ejercicio si se quiere, sobre la forma en que las palabras tuercen, distorsionan e incluso crean una realidad. La extrapolación a otros casos es totalmente legítima.
Estoy tratando de mudarme por diversas razones. Como no es la primera vez que lo hago estoy advertido de la cantidad de estrés que genera esta situación: la compra/venta o alquiler, la mudanza, lo que sobra y lo que falta, combinar fechas, horarios, hacer trámites, lidiar con inmobiliarias y escribanos que lo están esperando a uno para sacarle todo lo que pueden con la excusa de que hay que pagar ítems inverosímiles o cifras disparatadas. Eso ya lo sé. Pero hay otras cosas, quizá más graves emocional e intelectualmente, que uno tiene que padecer: los argumentos de venta de las inmobiliarias y los propietarios. Veamos.
Aunque parezca raro, las inmobiliarias hacen esfuerzos enormes por mostrar como algo positivo o ventajoso, lo que a todas luces es un déficit o una carencia. Una hermosa casa de tres dormitorios se anuncia como “libre de placares”. La libertad es siempre algo positivo y entonces hago el esfuerzo de pensar las cosas maravillosas que puedo hacer en todo ese espacio que ya no ocuparán unos inservibles placares…y algunas se me ocurren pero también imagino pilas de ropa amontonadas en cualquier lado y desestimo la idea, no sin la amarga sensación de ser poco creativo. En la misma línea un aviso anunciaba un departamento “ideal para jóvenes” porque no tenía instalación de gas. Hice el ejercicio de entender por qué a los jóvenes les gustaría vivir sin gas…pero claro…ya no soy tan joven y no lo logro.
En Buenos Aires abundan los departamentos en planta baja por pasillo, al fondo, en construcciones de hace unos 70/80 años, con un patio central al cual dan las puertas de todas las habitaciones e instalaciones. Son los mal llamados “PH”. Muchos de ellos se arreglan, modifican y pueden resultar agradables y confortables. Y allí voy a ver uno que anuncia que tiene un “techo solar”, ilusionado por verificar cómo la tecnología aporta a la ecología o algo así. Cuando lo veo, le digo a la persona que me lo muestra: “mi abuelo llamaba a eso ‘claraboya’…” pero él, inmutable, ni me contesta.
Busco casa con parque o patio. Veo anuncio de casa con pequeño patio y contento la voy a ver, pensando que pequeño es mejor que nada. El “patio” tiene 1,20 mts. x 5, una pequeña piletita para lavar la ropa y las puertas de las habitaciones dan a él. Le digo: “esto no es un patio, es un pasillo o, con mucha benevolencia, un lavadero”. No nos pusimos de acuerdo y me fui.
Veo departamento en planta baja por Internet, dice que tiene pileta. Llamo, suponiendo que si tiene pileta debe tener algo de parque. El dueño me dice que no, que la pileta esta en la terraza. Entonces pregunto sobre las condiciones de la misma, si el techo es de hormigón y la puede sostener y esas cosas. Pero el señor, orgulloso, me diceque es una pileta de lona… No llegué a preguntarle si, en caso de que yo comprara, dejaría esa pileta o yo tendría que comprarme otra (de lona).
Pensé que quizá un o de los llamados “duplex” no sería mala idea. Veo un“ triplex” que, como si fueran unas cajitas arriba de otras, se alza en un terreno mínimo. El vendedor, orgulloso de estar mostrando ungran producto, me dice “es un triplex”,como avisándome que vale una fortuna y una fortuna es lo que me pide. Le digo: “un triplex es un tercer piso por escalera, y los departamentos por escalera suelen ser más baratos, ¿por qué este es tan caro?”. Tampoco nos entendimos y ya me empezaban a mirar raro… incluso llegué a imaginar que todas las inmobiliarias se comunicaban entre sí y se advertían mutuamente sobre un tipo raro que hacía preguntas extrañas.
Si fuera por las inmobiliarias uno ya no sabría ni en qué barrio vive en la ciudad de Buenos Aires pues los han cambiado: Villa Devoto se agrandó, y en los clasificados, incluye Villa Real, Villa Luro, Monte Castro, Paternal, parte de Villa Urquiza y parte de Villa Pueyrredón. La Paternal es Villa del Parque; Santa Rita es Villa del Parque. Villa Crespo reúne los varios Palermos: Hollywood, Soho, etc. (que ni siquiera existen la nomenclatura oficial). Tengo un amigo que vive en Once y sostiene que es Recoleta Sur.
Hace ya muchas décadas a los departamentos muy grandes y lujosos se los comenzó a denominar “pisos”. Al poco tiempo cuando había dos departamentos grandes y de buena calidad se decía que eran “semipisos”. Pero ahora un departamento de un ambiente, ordinario y pequeño, en un edificio construido sobre un terreno mínimo, puede ser un “semipiso” porque en ese piso sólo hay otro departamento de un ambiente ordinario y pequeño.
Pero algo se aprende, al fin: un lavadero en la terraza es un “laundry”; un cuarto sin ningún destino previsto resulta un “playroom” y cuando ese cuarto está en la terraza de un edificio de departamentos es un “salón de usos múltiples”.
Hace algunos años se puso de moda el reciclado de grandes construcciones, fábricas o depósitos en general y se subdividían en grandes departamentos, muy pintorescos. Se los llamó “loft”. Pero ahora un departamento de 1 ambiente con 15 metros cuadrados, sin cocina y apenas un bañito, se vende como “tipo loft”.
Una cocina en la punta de un comedor, es decir la ausencia de cocina, se llama “cocina integrada”. Por suerte aún no llegamos a tener baños integrados.
Un señor de la inmobiliaria quería convencerme de que yo debía pagar por el “espacio aéreo” y por la gran cantidad de cosas que se pueden hacer en una casa casi derruida, con un poco de ingenio y dinero. Cuando le advierto que todas esas cosas no están hechas, sino que las tengo que hacer yo, y que por qué me las cobraba, hizo una mueca extraña.
La clasificación del estado de las cosas a vender también es compleja: una casa “con detalles” suele estar derruida; una casa “a reciclar” seguramente está para demoler; muchas casas “a estrenar” en realidad son viejas casas y lo que se estrena es la reforma. A todas las propiedades de más de 60 años se les quita al menos 30 en los anuncios.
La madera siempre es un producto noble y bien visto, pero también hay problemas: una ordinaria puerta de pino teñida de tonos rojizos, se convierte en una puerta de cedro. Un vulgar interior de placard hecho en aglomerado enchapado en guatambú es presentada como una pieza artística casi a la altura de las puertas de la catedral.
Todas las nuevas construcciones, cada vez más ordinarias, precarias y menos duraderas se presentan como “departamentos de categoría”. Claro, no es mentira, pero no dicen a qué categoría pertenecen, generalmente a la tercera o cuarta.
Para finalizar, debo confesar que no vi todas las casas y departamentos que aparecían anunciados porque algunos lo hacíancon una restricción: “solo para exigentes”. Y yo ya había dejado de ser exigente y tan solo aspiraba a que no me engañen.
Publicado en Agencia de noticias NOTINAC.com, Buenos Aires (6-4-2014)
http://notinac.com/index.php?option=com_content&view=article&id=6944:como-hacer-cosas-con-palabras-eufemismos-inmobiliarios&catid=44:opinion&Itemid=83
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