lunes, 21 de noviembre de 2016

Los huesos rotos de la ciudad

Casa abandonada
Casa abandonada

Caracas y otras ciudades empiezan a padecer de osteoporosis urbana, asegura el arquitecto y urbanista Lorenzo González. Es la otra cara de la migración: las viviendas solas se multiplican y empieza a dibujarse la postal de una ciudad abandonada. La depresión actual del mercado inmobiliario y las dificultades de alquilar una vivienda bajo las condiciones que se establecen en la ley de arrendamiento agravan la situación

DIANA SANJINÉS

Lorenzo González, urbanista, arquitecto y profesor universitario, publicará próximamente una investigación sobre casas abandonadas en Caracas. Decidió denominarla “osteoporosis urbana” para que la gente pueda asimilar lo que ocurre partiendo de la similitud que tiene con tal enfermedad: “La estructura superficial del hueso está, pero en el interior no hay nada, está vacío. Lo mismo sucede con las casas que abandonan o están subocupadas. Es un trabajo que hemos hecho concentrado en un fenómeno que empezamos a ver en las personas que se van y en lo que dejan cuando emigran. No solo ocurre en las urbanizaciones, se ha extendido a todos los estratos de la sociedad en Caracas y en el interior”.

Explica que desde que comenzó la emigración masiva de venezolanos se evidenció aún más la ausencia de los propietarios en sus viviendas junto con el temor que les produce alquilarlas debido al sistema legal y formal de inquilinato que se estableció en el país. Señala que esto conlleva no solo a un deterioro urbanístico notable, al evitar gastos de reparaciones y mantenimiento, sino también a incumplimientos con el condominio que afectan el cuidado de las áreas comunes y las zonas de recreación.

El arquitecto y urbanista pone como ejemplo el abandono que vivieron las ciudades industriales estadounidenses con la crisis y el éxodo de sus ciudadanos en busca de mejores condiciones de vida, que dejaron decenas de miles de casas, apartamentos, tiendas, escuelas, fábricas, iglesias e instituciones abandonadas. “Hay que inventar un calcio urbano para solucionar esto. En Detroit, una de cada tres viviendas estaba desocupada, se compraron y se hicieron granjas para recuperar esos espacios y aprovechar la agricultura. En Venezuela el fenómeno existe y es grande. Hay urbanizaciones en las que más del 10% de las viviendas están en venta y la zona no es excluyente, ocurre en todo el país”. Detroit, la cuna de la industria automovilística, cayó en bancarrota en 2014 y pasó de tener 2 millones de habitantes a apenas 700.000.

Arrendar o vender no son solución. La problemática es visible y cada caso dependerá de las decisiones que tomen los propietarios de la vivienda al salir del país. Venderla podría ser la solución para una familia que emigra con la seguridad de un trabajo estable que los mantenga un período extenso fuera del país.

Carlos González Contreras, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, afirma que el sector se encuentra en una depresión importante debido a los desequilibrios económicos y el crecimiento de la pobreza. Mientras la oferta se mantiene con ligeras alzas, la demanda se contrae. “Cuando estos inmuebles se ven afectados por la inflación y la población se empobrece día tras día ocurre una contracción del sector completo. Si la gente no tiene para comer, menos va a pensar en comprar una vivienda. Esta contracción ha hecho que los precios de viviendas usadas de mercado secundario se retraigan incluso en bolívares. Con respecto a los venezolanos que se van al exterior, alrededor de millón y medio –según encuestas y estudios–, no todos tenían vivienda y no todos la vendieron, pero un grupo importante sí, porque necesitaba el dinero para mantenerse afuera del país. Si hacemos un cálculo conservador de que 10% de esas personas acudieron a la venta de su vivienda serían por lo menos 150.000 unidades. Esto engrosa la oferta, pero la demanda se mantiene contraria”.

González Contreras agrega que el mercado inmobiliario no ha podido ir a la par de la inflación ni del aumento del dólar paralelo. Asegura que los precios en el sector los termina colocando el comprador, pues, a pesar de que el dueño desea generar la mayor cantidad de dinero por su propiedad, sabe que no es posible y que por legislación están prohibidas las ventas en divisas.

A su vez, señala que a la emigración de venezolanos se le añade la negativa y el miedo de alquilar una casa o apartamento debido a las condiciones que se establecen en la Ley para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, publicada en Gaceta Oficial el 12 de noviembre de 2011. “En el censo de 2011 se registró que 600.000 domicilios estaban desocupados. Las dos variables forman un coctel peligroso que aumenta la cifra de viviendas desocupadas: la demanda no puede asimilar la cantidad de casas que entra en el mercado y se genera una contracción en los precios”.

Roberto Orta, director de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana, concuerda en que la ley de arrendamiento dificulta la ocupación de viviendas, debido a que establece un procedimiento complicado desde el punto de vista legal y sin seguridad económica para establecer una renta justa.

De tal forma, las casas que quedan vacías corren el riesgo de ser invadidas. “En 2003 ocurrieron las primeras invasiones masivas. Fueron 80 edificios completos en total. En 2006 se sumaron 40 y muchos inmuebles individuales como galpones y terrenos. En 2010 aumentaron a 155 edificios en Caracas, principalmente en el municipio Libertador. Desde hace 3 o 4 años esto se ha mantenido relativamente estático; sin embargo, a pesar de que casi la totalidad de los propietarios que fueron invadidos denunciaron, la Fiscalía no procesó los delitos y la mayoría de estos inmuebles siguen invadidos”, denuncia Orta.

Para González Contreras es necesaria la modificación de la ley de arrendamiento, que protege principalmente a quien alquila y deja en situación vulnerable al propietario del inmueble. El valor del metro cuadrado no se actualiza desde 2012 y pocos están dispuestos a arrendar su inmueble a un precio congelado, que establece la Superintendencia de Arrendamientos: “Se igualarían las cargas de los propietarios y sería más justo el intercambio. Esto haría que los dueños de los inmuebles los ocuparan con personas que necesitan una casa, pero no tienen dinero suficiente para comprarla”.

El Nacional
20-11-2016
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es



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