"Hoy día las ciudades venezolanas son el reflejo de numerosas decisiones incomprensibles, donde el capricho y las medidas apresuradas se combinan para profundizar el caos y la pérdida de identidad en nuestros centros urbanos", afirma Johana Araque Cancar.
Ciudad Capricho es de dinámica arbitraria; no existe ley que la logre controlar, tampoco incentivo que la encamine a ser mejor
JOHANA ARAQUE CANCAR
Caracas.- Entendemos por caprichos todas aquellas decisiones que surgen de manera arbitraria; son ideas voluntarias provenientes de nuestra psiquis que en muchos casos nos llevan a efectuar actos extravagantes e imperfectos, reflejando ciertas conductas que van en contra de la razón y la igualdad.
A diferencia de los antojos característicos de las mujeres embarazadas, o de una simple disposición inoportuna de vestimenta o de selección musical, la toma de decisiones, en este caso políticas basadas en las manías del gobernante de turno suelen tener un costo bastante elevado para la sociedad.
Hoy día las ciudades venezolanas son el reflejo de numerosas decisiones incomprensibles, donde el capricho y las medidas apresuradas se combinan para profundizar el caos y la pérdida de identidad en nuestros centros urbanos. Lastimosamente aquellas intervenciones que responden a la razón e igualdad han mermado frente a las ínfulas políticas; acciones que reivindiquen el uso del espacio público, una movilidad eficiente y la infraestructura que nos consolide como sociedad democrática parecen estar fuera de la agenda política actual. Temas de derechos vitales como la vivienda, la salud y la educación, o simplemente la búsqueda de alternativas de crecimiento económico a partir de nuestras ciudades se presentan como opciones de segunda mano en el cuaderno de gestión.
Ciudad Capricho es de dinámica arbitraria; no existe ley que la logre controlar, tampoco incentivo que la encamine a ser mejor; sus ciudadanos parecen estar condenados a vivir en anarquía y a permanecer desincorporados de los cambios impuestos por unos pocos que poco saben del tema; esta urbe no cumple su papel de plataforma de desarrollo, es un ser al que le urge rehabilitación. En la actualidad el posicionamiento de ciertas regiones a nivel global se debe en gran parte a que han logrado consolidar su identidad y usarla para mejorar; la incorporación de las ciudades como motor de crecimiento de un país es una estrategia para fomentar el desarrollo de manera sostenible.
Ser la sede de la Serie del Caribe 2018 le otorga a Barquisimeto cierto aire internacional, intervenciones estratégicas como la recuperación de la Redoma del Obelisco no solo rehabilita los espacios adyacentes al estadio de beisbol, también comienza a consolidar nuevos centros de la ciudad. Sin embargo al preparase para recibir invitados del exterior surgen ciertas interrogantes; ¿el sistema de transporte público de la ciudad funciona apropiadamente?, ¿existe suficiente oferta hotelera y de calidad?, ¿gastronomía?, ¿la ciudad ofrece un menú de opciones para disfrutar de ella?, ¿es segura? Dudas nada caprichosas que deben emplazar la toma de decisiones en la ciudad en un corto plazo; como éste muchos casos de oportunidades surgen en nuestras localidades, estas deben aprovecharse para reorientar el capricho político a intervenciones urbanas oportunas de beneficio colectivo. El cambio es urgente y debe ser efectivo.
mdu@unimet.edu.ve
El Universal
15-08-2016
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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