Más de treinta obreros trabajan en la instalación subterránea de cableado eléctrico y tubería de gas
DANIEL PALACIOS YBARRA
Si se circula en horas pico, el tránsito por la avenida intervecinal de Santa Mónica puede ser todo un reto a la paciencia. De 30 a 45 minutos puede demorar el tránsito por esta vía que comunica con Cumbres de Curumo, producto de un urbanismo de la Misión Vivienda que se desarrolla en la zona desde hace dos años. Quienes viven allí señalan que se han visto obligados a reajustar sus horarios de salida por las fuertes colas, sacrificando horas de sueño para poder cumplir con sus rutinas que ahora, con la incorporación de dos reductores de velocidad, se ven nuevamente trastocadas.
Asimismo, el único canal que conduce a Cumbres de Curumo está comprometido por la instalación subterránea de un cableado eléctrico para los 420 apartamentos de interés social, con más de 30 hombres que van y vienen de un lado a otro. Después de las 11:00 am de ayer, un camión de carga pesada interrumpió de manera intermitente el tránsito cuando intentaba maniobrar su entrada hacia la construcción de la Misión Vivienda. Todo esto es parte del día a día en la zona.
Para Soledad Allegret, con más de cinco años viviendo en la zona, el deterioro de la vía también se suma a este rosario de calamidades. “Estamos cansados de esquivar montículos de escombros, sin que haya alguna autoridad municipal que retire los escombros de la Misión Vivienda. Por mi parte, no me opongo a que se construyan edificios, siempre y cuando eso no nos genere una desmejora en nuestra calidad de vida, que se mide en calidad de tiempo, de descanso y de movilidad. Pero creo que eso no todos lo entienden”, denunció la vecina.
Pide que se retire los reductores colocados, conocidos popularmente como policías acostados, que provocan molestia en la comunidad. Considera que si el motivo es evitar que los carros desarrollen altas velocidades, los trabajos del urbanismo público ya logran el cometido. “Por el contrario, lejos de traernos una solución nos causan un problema. Ahora debo soportar 20 minutos más de cola para salir de mi casa cuando voy a mi trabajo, en el centro de Caracas”.
Malestar. Más arriba, rumbo a Cumbres de Curumo, los comerciantes son los principales afectados del polvo que desprende la obra de la Misión Vivienda y el barro que se genera ahora en temporada de lluvia. José de Faría, encargado de un vivero, explica que constantemente debe lavar sus plantas. “Si una especie puede durar más de diez más años, expuestas a este polvo debemos lavarlas frecuentemente para evitar que su vida se reduzca a un año o menos. Para todos nosotros esto ha sido un problema. Nuestro vigilante se queja que durante la noche la obra está activa y provoca mucho ruido”.
Quienes trabajan detrás del volante, evitan pasar por la avenida intervercinal que va de Santa Mónica a Cumbres de Curumo, para hacer más servicios en menos tiempo. Juan Domingo Martínez, taxista de Santa Mónica, cree conveniente que se retiren los “policías acostados” al menos mientras duren los trabajos de construcción. “Si tanto preocupara el problema de desplazamiento en la zona, creo que por lo menos retirarían los escombros que deja la Misión Vivienda en las calles y no se pusieran creativos al colocar reductores de velocidad donde no hacen falta”.
El Nacional
11-06-2013
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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