jueves, 28 de febrero de 2013

En La Libertad viven sin servicios básicos


Cacerío La Libertad
Los habitantes del sector se han acostumbrado a caminar hasta 40 minutos para llegar a la vía asfaltada más cercana
DALILA ITRIAGO
El nombre del caserío, La Libertad, parece contradictorio con la realidad de las 49 familias que allí viven condenadas al abandono. Para llegar al lugar, localizado en la zona rural de El Hatillo, hay que atravesar la trocha de Turgua, por una vía repleta de huecos, hasta el sector El Caracol, donde un desvío a la derecha muestra un angosto camino de tierra que lleva hasta el asentamiento.
Una lujosa casa a mano izquierda podría dar una imagen errada del nivel de vida de los habitantes de La Libertad. Al seguir la ruta de piedras y hojas secas se encuentra una realidad muy distinta: el caserío no cuenta con servicio de luz eléctrica, no recibe suministro de agua tratada, no tiene servicio de recolección de desechos sólidos y ni hablar de una escuela o un ambulatorio.
El pueblo de Turgua, que queda a 40 minutos a pie, representa una solución para muchas necesidades de las familias de La Libertad. Allí hacen mercado, compran el gas y acuden a misa; mientras que los niños estudian en la Concentración Nacional Turgua, que es escuela en las mañanas y liceo en las tardes.
La mayoría de las casas son de bahareque con techos de zinc. Casi todas tienen grandes envases de plástico en la entrada. Petra Acosta explica que algunos vecinos han logrado conectar una tubería para que el agua llegue al sector y ayudan a otros a llenar los recipientes. El fuego es la solución para la basura.
Son parcos al hablar, prefieren los monosílabos. Ángela Acosta, integrante del Consejo Comunal La Libertad, dice que en los 23 años que lleva viviendo en el caserío se ha cansado de ver candidatos que llegan al lugar con muchas promesas y nunca más regresan.

Sin soluciones. “Aquí no hay nada para nadie”, sentencia Acosta, que resiente que los servicios, aunque con fallas, lleguen nada más hasta el sector El Caracol, así como la vía asfaltada, que concluye en ese lugar.
Si se trata del transporte público, ninguno accede hasta La Libertad. Los buses blancos que ahora circulan hasta El Caracol son los que surgieron después de la caída de un trozo de vía en Turgua, cuando se constituyó la cooperativa Cacique Turgua.
La luz eléctrica es sustraída del poste más cercano, a 900 metros. Y aunque hace 5 años los habitantes del caserío acudieron a La Electricidad de Caracas para solicitar la instalación del servicio, aún no han recibido respuesta.
Acosta hizo la solicitud a Corpoelec, pero allí le explicaron que tal petición debe hacerse a través del consejo comunal. La apatía ganó la batalla: “Siempre nos reunimos cinco o seis miembros”, lamentó, al reconocer que quisiera mejorar las condiciones de vida del caserío, pero tiene dudas sobre la manera de lograrlo.

El Nacional
27-02-2013

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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