jueves, 1 de noviembre de 2012

Reducir vulnerabilidad de la urbe es una tarea cada vez más urgente


Es necesario ampliar el cauce del Guaire
Los desastres y tragedias asociados a fenómenos naturales siempre han tenido un papel protagónico en Caracas, bien sea en la forma de terremotos, inundaciones o deslaves.

Sin embargo, los diferentes gobiernos (locales y centrales) nunca le han dado demasiada importancia a la prevención, olvidando aquella simple ecuación que dice que riesgo es igual a amenaza por vulnerabilidad.

Caracas es una ciudad en permanente riesgo no solo porque esté geográficamente situada en el límite de las placas tectónicas de Suramérica y el Caribe (lo que explica su historia de terremotos), o porque ambas caras del Ávila sean producto de deslaves que periódicamente han tenido lugar cada 25 años más o menos (debido a 300 milímetros o más de pluviosidad en 72 horas), o porque a nivel macro sea como una gran batea con una sola salida: el cauce del Guaire a la altura de El Llanito. El riesgo en Caracas es sobre todo alto porque sus autoridades apenas han trabajado en acciones que contribuyan a disminuirlo.

Carlos Gómez Llarena, quien fue el coordinador local de un estudio multidisciplinario que realizaron tres facultades de la universidad de Columbia (Nueva York) en Caracas hace diez años, hace un inventario de las medidas más urgentes que deberían emprenderse: "Garantizar la accesibilidad en los barrios en caso de sismo, pues allí las mayores edificaciones están en la periferia y fueron hechas sin ningún cálculo estructural, lo que en caso de sismo formarían barreras infranqueables para hacer llegar cualquier tipo de ayuda. Los barrios deben tener lugares despejados donde se pueda aterrizar un helicóptero, por ejemplo. También hay que ampliar el cauce del Guaire en El Llanito, y proteger contra sismos esas gigantescas columnas de la autopista a la altura de Bello Monte (El Pulpo), pues ahí está el nodo comunicacional entre el Oriente y el Occidente del país".

En cuanto al peligro de deslaves, Carlos Gómez recomendaría construir gaviones como los que se hicieron al pie de algunas quebradas en Vargas.

Por su parte, Ángel Rangel, quien estuvo 28 años en cuerpos bomberiles y dirigía Protección Civil cuando la tragedia de Vargas en 1999, cree que es urgente realizar un plan de reordenamiento de la ciudad que tome en cuenta el factor riesgo: "Cualquier obra que aquí se edifique tiene que tener ese parámetro en cuenta".

Otra clave para él es disminuir la conflictividad política: "En Vargas tuvimos 15 mil voluntarios y la ayuda de la empresa privada fue fundamental. Hoy no estoy seguro de que ese empuje se repitiera. ¿Cómo va a estar preparada la ciudad para enfrentar una contingencia si unos alcaldes no se tratan con otros, por ejemplo?".

Rodolfo Briceño, ex comandante general de los Bomberos Metropolitanos (hoy Bomberos del Distrito Capital), cree además que es fundamental mejorar los servicios de atención primaria y tener preparados planes de contingencia: "Cada quien debe saber qué rol va a cumplir en caso de emergencia. En países como Japón o Chile a los niños se les enseña desde la escuela cómo actuar en caso de terremoto. Nosotros, que vivimos en una ciudad de terremotos, jamás hemos actuado en consecuencia".

El Universal
30-10-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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