miércoles, 9 de mayo de 2012

Empresa argentina sin registro recibió obras de la Misión Vivienda

Matías Longoni / Emilia Díaz / César Batiz.- El cuadro de Néstor Kichner, pintado por Hugo Chávez, atestiguó la firma del acuerdo ese 1° de diciembre de 2011, con lo que se abrió camino a la participación de empresas de la nación austral en la Misión.

Al lado de Chávez, la actual presidenta argentina, Kristina Fernández viuda de Kichner, conmovida por el acto en homenaje al que fuera su esposo, escuchó la lectura de los 35 convenios suscritos por ambos países, los cuales forman parte de los más de 300 acuerdos firmados desde el año 2004, cuando Venezuela inició el intercambio de combustible por alimentos y servicios provenientes de Argentina.

Una de las novedades de la tarde destelló cuando la locutora del acto leyó el punto 6 de la minuta de la reunión binacional, que contenía un "acuerdo marco de cooperación en materia de vivienda y hábitat", el primero de este rubro firmado por ambos países, representados por el canciller argentino, Héctor Timerman, y el ministro de Vivienda y Hábitat venezolano, Ricardo Molina.

La locutora agregó que como "acuerdo complementario" se suscribiría también un convenio "para la construcción de 10.000 viviendas en el estado Carabobo con la empresa Conlat".

Para ese 1° de diciembre, Conlat ni siquiera existía legalmente, pues su registro se realizó en Buenos Aires, 25 días después. Sin embargo, ese detalle no impidió que los directivos de esa compañía se metieran en el negocio cubierto por el manto de la cooperación binacional.

¿Cómo pudo una empresa inexistente colarse en la firma del acuerdo? La respuesta parece tener un nombre y apellido: Julio De Vido, ministro de Planificación argentino, con el cual tienen añejas relaciones los directivos de Conlat, según reveló una investigación efectuada por un equipo de periodistas de Argentina y Venezuela.

Superministro
De Vido, originario de Santa Cruz, ha estado junto a los Kirchner desde la época en que Néstor, el patriarca, ocupó la gobernación de la provincia, y los acompañó ya desde su entrada a la Presidencia de Argentina en 2003.

En sus gestiones como funcionario público, De Vido fue señalado por Guido Antonini Wilson durante el escándalo del maletín de 2007; en 2011 fue acusado por malversación de fondos en el caso Schoklender, relacionado con las obras de las Madres de Plaza de Mayo.

También se le conoce como una suerte de embajador de facto ante el gobierno de Venezuela, a cargo por vía de los hechos de los negocios entre ambas naciones.

En la reciente nacionalización de las acciones de la española Repsol en la petrolera YPF, De Vido fue nombrado Interventor, y son tan amplias sus facultades y áreas de influencia, que viene a ser una especie de superministro del gabinete Kirchner.

Luego de aquella mención prenatal delante de los dos presidentes, Conlat apareció documentada por primera vez en un acta de la empresa, publicada en el Boletín Oficial (equivalente en Argentina de la Gaceta Oficial o la Gaceta Mercantil) del 26 de diciembre.

"Bajo la denominación CONLAT Construcciones Latinoamericanas SA seguirá funcionando la sociedad anónima que fuera inscrita el 18 de abril de 2007, como Consular Latinoconsult SA", se informa allí.

Hoy, cuando se acaban de cumplir los primeros seis meses de la firma del "acuerdo complementario", Conlat sigue siendo nada más que verbo y papel para la parte venezolana.

De las 10.000 viviendas anunciadas, en Carabobo no hay ni movimiento de tierras ni vallas que den rastro de ellas. En la Cámara de la Construcción del estado Carabobo no conocen esa empresa.

Del mismo terruño
Cuando se revisa quiénes forman parte de la firma beneficiada por el acuerdo binacional, surgen grandes asteriscos alrededor de los nombres y su relación con De Vido.

Tres de sus socios provienen de Consular (Consultores Argentinos Asociados SA), una firma especializada en la mensura, el diseño y dirección de obras públicas que fue creada en 1972, pero que registró un impresionante crecimiento desde que en 2005 fue vendida por sus creadores, tres arquitectos recién llegados de Santa Cruz.

Esa venta ocurrió apenas unos meses después del arribo de De Vido al ministerio. Consular SA tiene oficinas en la ciudad de Buenos Aires, a pocos metros de la sede del organismo que encabeza De Vido, en la cuadra del número 600 de la avenida Julio A. Roca.

Uno de esos empresarios, Jorge Luis Pinto, aparece como presidente tanto de Conlat como de Consular. Y según varios testimonios recogidos para este reporte, suele acompañar al ministro en sus rutinarios viajes a Venezuela.

Otro de los accionistas es Jorge Osvaldo Donnini, quien ya había estado en sociedad con Pinto compartiendo un estudio de agrimensura y un servicio de catering en Río Gallegos, la capital provincial. El trío lo completa Guido José Ambrosi. Los tres figuran como aportantes a la primera campaña presidencial de Cristina Kirchner en Argentina.

Juan Franco Donnini, hijo de uno de ellos y asesor del gobierno argentino y el Congreso en temas energéticos, figura como director suplente de la sociedad.

Para su desembarco en Venezuela, los santacruceños de Consular decidieron reflotar su alianza con Latinoconsult SA, pues en noviembre de 2011 (días antes del anuncio en Caracas) rehabilitaron una vieja unión transitoria de empresas nacida en 2007.

El periodista Matías Longoni trató de conocer la reacción de la Cancillería argentina y de los socios de Conlat, pero no obtuvo respuesta.

El Mundo
08-05-2012

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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