Las invasiones de terrenos y espacios urbanos que han ocurrido en el país demuestran que los invasores y la comunidad, en lugar de recurrir a la ley o a los organismos de seguridad para defender su derecho a la propiedad y la vivienda, optan por la violencia como medio de disputa.
El sociólogo Luis Cedeño considera que, aunque es ilegal que las personas defiendan sus espacios por medio de la violencia, también es natural que hagan valer sus derechos.
"Es el ejemplo del quiebre institucional que hay en Venezuela. Quienes se consideran afectados por las invasiones tratan de impedirlas por sus medios, porque consideran que la policía ni el Estado pueden ayudarles y es normal porque están en su derecho natural, pero no jurídico", explicó el director de la ONG Paz Activa.
El domingo 26 de febrero los vecinos de Terrazas de Guaicoco, en Filas de Mariche, y los de Lomas del Ávila tomaron la justicia por sus manos al percatarse de que personas ajenas a las zonas intentaron invadir algunos espacios de sus comunidades.
Con armas de fuego, machetes y otros objetos, los residentes de ambas urbanizaciones, ubicadas en el municipio Sucre, se apostaron en las calles para hacerles ver que están organizados, con el fin de impedir que se concreten tomas ilegales, pues temen que la inseguridad y la violencia se instalen junto a los tomistas.
Ese domingo los invasores respondieron de la misma manera y en el caso del intento de invasión en Guaicoco, tres personas resultaron heridas durante los enfrentamientos.
La criminóloga Mónica Fernández explicó que las personas que recurren a la violencia deben estar conscientes de que sus acciones pueden acarrear sanciones legales.
"El ciudadano, como no consigue respuesta de las instituciones, las desplaza para defender sus derechos. Pero el encargado de decidir en estos casos y de negociar es el Estado. La competencia no es de las comunidades que han demostrado que pueden responder con violencia si intentan invadir en sus urbanizaciones.
Estos casos tienen que ser investigados porque si no se está generando más impunidad", advirtió la especialista.
Violencia invade terrenos. Cedeño destacó que la violencia no sólo se manifiesta cuando comienzan las invasiones, puesto que los espacios que han sido tomados y que se convirtieron en especies de territorios liberados, donde es imposible hacer justicia, están cercados precisamente por la violencia.
"Este tipo de comunidades que se organizan espontáneamente sufren altísimos niveles de inseguridad por la manera en que se forman, debido a que sus miembros provienen de distintas zonas, lo que implica que no tienen ningún parentesco ni arraigo cultural", dijo.
Al igual que en las cárceles, albergues de menores y los refugios que se han habilitado para atender a los damnificados, los territorios invadidos están custodiados por quienes los han liderado.
Tal es el caso de la Torre Viasa, en la Plaza Morelos, una edificación que está habitada desde hace ocho años por invasores. Ningún organismo de seguridad ha podido controlar los hechos violentos que se suscitan ahí.
ANGÉLICA LUGO
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El Nacional
28-02-2012
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