Lamentamos informar sobre la muerte del Arquitecto Arthur Kahn (Estambul, 10 de octubre de 1910-Caracas, 19 de noviembre de 2011).
El arquitecto Kahn había cumplido hace poco 101 años, y en esa larga y vital estadía que tuvo entre nosotros, creó varias piezas arquitectónicas emblemáticas de Caracas como el Pasaje Zingg o el Edificio Altamira. Tras el arquitecto Kahn no sólo se ocultaba su alter ego, el cantante de jazz Peter Anders, sino también el mago, el bailarín de tap, el atleta ganador de numerosas medallas en competencias deportivas de jabalina, disco y hockey sobre hielo, el acuarelista, en fin un ser polifacético que tantos tuvimos la dicha de conocer. En 1999 tuvimos el privilegio de contar con su presencia como profesor invitado de la carrera de Arquitectura en la USB, única vez en su vida que pudo actuar como docente. Fue una experiencia inolvidable, como seguramente atestiguarán sus alumnos. Ese mismo trimestre, participó en las tertulias que organizábamos con Lorenzo González Casas en el IERU-USB, y gracias a la colaboración de las autoridades de la FAUCV, dio una conferencia en el auditorio de la Escuela de Arquitectura UCV que muchos han calificado como un evento memorable. Me voy a permitir transcribir el primer párrafo del artículo que escribí sobre él el año pasado con motivo de sus 100 años de vida, y que apareció en el mes de septiembre en el periódico Nuevo Mundo Israelita, dirigido entonces por Jacqueline Goldberg:
"En contadas ocasiones las obras de un arquitecto anteceden a su nombre. La necesaria asunción de la arquitectura como una práctica social, colectiva, que requiere de la participación de "otros", no sólo para su realización sino también para "garantizar" su perdurabilidad en el tiempo, colocan al arquitecto en esa necesidad extrema de "recurrir" a los demás. El arquitecto, como agente social, necesita de "otros" para proyectar y construir. Su obra no puede permanecer en un ámbito individual, por lo que, a menudo, debe constituirse en "promotor" de su propia figura, desarrollando una continua interacción con los ámbitos "sociales" de los que pueden emerger sus potenciales "clientes". Ello implica que el oficio de la arquitectura muchas veces conlleva la construcción de un "nombre" que, en el caso particular de Venezuela, la gran mayoría de las veces no está asociado a alguna obra en particular o respaldado por un sólido conjunto de actuaciones. No es éste el caso de Arthur Kahn. Su arquitectura está marcada por la generación de diversos iconos que los habitantes de la ciudad reconocen y han consagrado como parte sustancial de su memoria colectiva, sin detenerse a pensar en la "figura" arquitectónica que los ha creado y sin necesariamente saber el nombre del autor de dichas obras, aunque, por otro lado, sin que este desconocimiento haya actuado, hasta el momento, en detrimento de dichas obras."
Paz a sus restos.
Colegio de Arquitectos de Venezuela
22-11-2011
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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