En Caracas, son parques urbanos Los Caobos y el del Este y parques naturales ejemplares son Yosemite y El Gran Cañón en Norte América, que reciben millones de visitantes sin afectar los valores que justificaron su creación.
VICTOR ARTÍS
La palabra Parque conlleva la noción de espacio para recreación. En el mundo, muchas ciudades crean parques y también reservan ámbitos agrestes con valores peculiares que acondicionados como parques acogen visitantes con oportunidades para disfrutar de sus características. En Caracas, son parques urbanos Los Caobos y el del Este y parques naturales ejemplares son Yosemite y El Gran Cañón en Norte América, que reciben millones de visitantes sin afectar los valores que justificaron su creación. En Venezuela han sido designados muchos espacios naturales como Parques Nacionales sobre miles de km2, pero sin previsiones para recibir visitantes con seguridad y confort. En realidad no debieran denominarse Parques sino Reservas Naturales por carecer de recorridos, amenidades ni alojamientos, donde el ser humano parece calificar como un estorbo o una amenaza. Ejemplos conocidos en el centro del país son el Henry Pittier, Macarao y El Avila, dotados solo de personal de guardia y de prohibiciones. Los pocos visitantes no acuden gracias a las autoridades responsables sino a pesar de ellas. Por ello solo son ilusiones, no parques.
En muchos países, la concentración de población en ciudades lleva a incorporar la naturaleza en los tejidos urbanos. Tal ocurre en Lyon donde valorizan 50 kms de ribera y en Bogotá, con un programa para recuperar el carácter fluvial de cursos vueltos cloacas e implantar una vía a media altura a lo largo de la montaña que abrirá vistas panorámicas sobre la ciudad, unirá a los visitantes con la naturaleza y facilitará el control de incendios. Cuan diferentes son los criterios sobre el Parque Nacional El Avila, entorno apto solo para atletas donde hasta se consideró desplazar el poblado de Galipán para mantenerlo libre de humanos. Y también en cuanto a los ríos y quebradas de Caracas, canales encajonados o cubiertos, desprovistos de naturaleza y cuya calidad original solo se puede apreciar en las obras de pintores y fotógrafos de antaño. Bellas planicies de inundación fueron ocupadas con vialidad expresa, por construir donde se pueda, no donde haga falta, como a lo largo del Guaire y el Valle, bordeados por dos autopistas.
Es de Perogrullo llegar a la conclusión de que al ocupar territorio Caracas no debe ser un ejemplo a seguir. Si algún día se decidiera dar valor natural y urbano al Neverí, al Cabriales o al Turbio sería imprescindible ignorar el himno nacional. El mismo criterio es válido en las orillas del Lago de Valencia, en costas del Litoral Central, en la cuenca de muchas represas cuyos valores turísticos son menospreciados y también al ordenar los valles del Tuy Medio, dirigir el crecimiento del conjunto Guarenas–Guatire e intentar lograr coherencia y seguridad ambiental en Barlovento, territorio plano surcado por ríos que cambian de curso al crecer.
En cualquier otro país, nuestros supuestos Parques Nacionales no pasarían de ser iniciativas fallidas, pero aquí, es recurrente creer suficiente generar buenas ideas, proclamarlas, iniciarlas y dejarlas inconclusas. Nos basta con decretar y restringir el acceso, alegando que los visitantes puedan deteriorar el ambiente o invadirlo. Esto además de escasez de autoridad, descubre un círculo vicioso: los visitantes no respetan un parque por desconocer sus valores pero mientras no lo visiten, nunca aprenderán a apreciarlo. Romper este círculo seria un ejemplo de capacidad para gobernar.
vartisg@gmail.com
El Universal
15-10-2016
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es
SUSCRIBETE 100% AL EXCLUSIVO GRUPO YAHOO CORREDOR_INMOBILIARIO HENRY MEDINA
Subscribir:
corredor_inmobiliario-subscribe@yahoogroups.com
MAS INFORMACION: http://ow.ly/r9QoW
No hay comentarios:
Publicar un comentario