Foto: Johnny Cabrera
Se estima que hay 500 mil inmuebles para alquilar bajo llave en toda Venezuela. Pertenecen a gente que tiene miedo a perderlos. La cuenta la lleva la Cámara Inmobiliaria del Zulia. El arrendamiento se detuvo hace cuatro años desde que el Estado creó una ley que congela los precios, revela Nelson Quintero Weffer, presidente del gremio en el Zulia.
Para rentar una vivienda, el reglamento indica que el dueño debe aplicar unas fórmulas y metodologías que se convalidan en Caracas, donde se evalúan la variables sísmicas, la región donde está ubicado el inmueble, etc.
“Por ejemplo, a una quinta de 150 metros cuadrados, si le aplicas la normativa, no la puedes alquilar por más de lo que vale una pizza familiar, un domingo, a domicilio: tres mil 800 bolívares. Si la alquilas por más de eso, cometes una ilegalidad”, expone Quintero Weffer.
Y muchos la cometen. Ponen otro precio acordado con el cliente. Por eso es tan difícil recuperar una propiedad después de alquilada. Esta ley, opina el gremialista, parece pensada para personas que poseen grandes edificaciones y alquilan 100 propiedades a la vez, y estos casos no abundan en Venezuela.
“¿Quién tiene un segundo inmueble?, aquella persona que no invirtió afuera, que de repente no viajó, que agarró sus ahorros y compró una segunda casa para vivir de su alquiler en la vejez. Y ahora no puede”.
Otro clima
Quintero Weffer no duda de que si el Gobierno generase un clima de sentido común y confianza, esas 500 mil viviendas entrarían de nuevo en el mercado. En el Zulia se concentra 13 por ciento de ese mercado: 65 mil en total.
Muchos propietarios prefieren arrendarle sus bienes a empresas, porque si su cliente es una familia con menores de edad, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente (Lopna) les impide sacarlos, aunque no paguen su renta. Esta previsión tampoco es una garantía sólida.
“Conocemos casos en los que las empresas han entregado el inmueble, pero tenían una señora de servicio con un niño, y la señora no se quiso salir del apartamento. La ley va hacia un lado de la población en detrimento de otros venezolanos. Y las leyes no pueden ser descriminatorias, las leyes tienen que igualarnos a todos”.
Una prueba de ello es que la legislatura que promueve la inversión de nuevas viviendas se llama Ley Contra la Estafa Inmobiliaria. “Es decir, yo no he pegado el primer bloque, y a mí ya se me considera un estafador”.
Quintero Weffer opina que el modelo económico del Gobierno nacional no cree en la empresa privada, y crea un paradigma en el que los inversionistas no son necesarios y, además, son unos abusadores.
“Estamos en una situación difícil, sabemos que vienen días difíciles, pero somos optimistas porque sabemos que de aquí no nos va a sacar nadie y vamos a seguir echándole pichón”.
GMVV
La Cámara Inmobiliaria del Zulia calcula que entre enero y febrero de 2016 la Gran Misión vivienda Venezuela (GMVV) ha construido menos de 11 mil casas. Y su promesa para este año son 500 mil. Esta es la alternativa que el Estado ofrece frente a las constructoras privadas.
“El 15 de septiembre de 2015, el Gobierno dijo que había entregado 69 mil casas, pero que iban a completar el millón. Se necesitaban 322 mil casas del 15 de septiembre al 31 de diciembre para hacerlo. En diciembre hubo semanas que entregan 50 mil viviendas. Pero 50 mil viviendas es el equivalente a nueve sectores como San Jacinto”.
Quintero Weffer opina que es poco creíble que el Gobierno haya entregado semanalmente tal cantidad, y que allí radica el rechazo del chavismo hacia la ley de propiedad que impulsa la oposición en la Asamblea Nacional (AN), porque ese instrumento permitiría saber con exactitud cuántos inmuebles han construido.
“Si yo sé cuántas se han hecho, y no se ha hecho un millón de viviendas, ¿entonces dónde se invirtieron los 72 mil millones de la Misión Vivienda?, que representa cinco veces las reservas internacionales de hoy”.
Una nueva clase
Con el alza del dólar durante 2015, los propietarios dolarizaron sus viviendas para la venta. Los negocios prosperaron hasta el último trimestre, cuando el precio de las divisas aumentó demasiado para hacer atractivas las ofertas. La contracción fue de 25 por ciento, según las franquicias inmobiliarias.
Esto sucedió en el mercado secundario de Lara, Carabobo y Nueva Esparta. Pero no en el del Zulia. El milagro se debe a un fenómeno de nuestro tiempo: una nueva clase media “conectada” que exhibe su dinero, describe Quintero Weffer, y a los bachaqueros.
“Los bachaqueros están manejando mucho dinero, están comprando viviendas. Y bachaqueros existen en todos lados, pero los del Zulia son muy poderosos. Esto lo sabemos porque hacemos muchos foros y nos reunimos con afiliados, las grandes franquicias, que se enteran de todas las transacciones y ellos ven el tipo de comprador”.
La Cámara les recomienda a todos los que vayan a comprar una vivienda, hacerlo por medio de una franquicia o empresa inmobiliaria bien establecida, porque sus agentes investigan a las partes involucradas para evitar estafas o que el dinero no provenga del lavado.
La inseguridad también se asoma como aleta de tiburón en estas aguas. “Se investiga cómo te llamas, dónde vives, si no tienes denuncias fuertes, si no eres estafador. Yo tengo que velar por el interés del comprador y el vendedor, y en esa investigación surgen cosas que sorprenden: de dónde viene el dinero, el tipo de negocio que tienen”.
José Flores Castellano
Versión Final
30-03-2016
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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