ALIRIO PÉREZ LO PRESTI
El cambio es inherente a lo civilizatorio, razón por la cual no tiene nada de extraordinario que la ciudad de Mérida (Venezuela), se haya modificado enormemente conforme ha transcurrido el tiempo. Sin embargo, hacer vida en común supone comportarse y desenvolverse como "ciudadano", lo cual implica acatar normas y fomentar la armonía, existiendo un compromiso con quienes nos rodean cuando vivimos en sociedades organizadas. De hecho, las personas debemos plantearnos la pregunta: ¿en qué tipo de ciudad queremos vivir? En base a ello desarrollar y fomentar estrategias para una vida mejor.
Ser ciudadano es formar parte de una estructura en donde los consensos y pactos de convivencia han de ser respetados, o de lo contrario es imprescindible asumir las consecuencias de la transgresión. Ello constituye el espíritu básico de cualquier colectividad en donde exista un basamento legal que genere equilibrio, permitiendo que las localidades sean lugares amables, en donde se pueda convivir en paz.
Los gobernadores y alcaldes, en conjunto con la sociedad organizada, pueden crear la ciudad que se desea y no necesariamente la que va cambiando cada día sin que se puedan producir las innovaciones imprescindibles, de carácter favorable para todos.
El no desear vivir en un buen lugar, denota baja autoestima y poca capacidad de aspirar a tener una vida más digna y estable, razón por la cual me parece que existen ciertas propuestas que pueden ser materializadas en poco tiempo y sin grandes costos y esfuerzos.
La ciudad de Mérida, por ejemplo, cuenta con una población joven proveniente de múltiples rincones del país, incluso de otras naciones, atraídos por la dinámica que ofrece la Universidad. Eso hace que esta urbe siga siendo hoy, en pleno siglo XXI, una comunidad en la cual lo universitario se encuentra permanentemente fusionado con todos los movimientos de la sociedad.
La población infantil es muy elevada, lo cual debe hacer reflexionar a quienes ostentan la capacidad de tomar decisiones sobre la necesidad de poner a funcionar los distintos espacios públicos. Es increíble la belleza de todos los parques situados en las avenidas Urdaneta y Andrés Bello, sin embargo se encuentran generalmente asolados, sin personas que les den vida.
Es necesario y factible colocar parques infantiles en cada uno de estos lugares con seguridad policial, para convertir todas estas áreas verdes en sitios para el disfrute de las familias de esta región de los Andes venezolanos, considerando que en esta zona de país las familias se estructuran de manera más cohesionada que en otros lugares.
Cuando los fines de semana observo parques "inflables" para los niños, siento que se desperdician esfuerzos y se somete a las personas a la molestia que ocasiona el cierre de las vías públicas. Es preferible colocar parques sólidos y duraderos, para poder llevar a los niños que deberían crecer con un mínimo contacto con espacios verdes en una ciudad que ya los tiene, pero no los utiliza.
Urge un sistema de sitios diseñados para que la alegría y las sonrisas infantiles no se apaguen, permitiendo mayor humanización de los centros poblados. Existe infinidad de modelos de los diferentes tipos de estructuras que pueden ser adquiridas con esta finalidad.
La falta de iluminación de la mayor parte de la ciudad no tiene ningún carácter romántico sino francamente tenebroso, pudiendo muchas de estas plazas ser lugares excelentes para el estudio nocturno si se contase con buenos reflectores. Fue así hasta hace relativamente poco tiempo y son cosas fáciles de implementar.
Las motos han proliferado como en pocas ciudades venezolanas, con las desastrosas consecuencias. Desde transgresiones legales que se han hecho norma, como manejar en contravía e irrespetar los rayados y semáforos, hasta los frecuentes accidentes, que han cobrado saldo de mutilados, parapléjicos y fallecidos en cifras aterradoras.
La necesidad de consolidar y rescatar la policía vial en una ciudad turística es una prioridad, siendo muchas las iniciativas que pudiesen hacer de esta comunidad un mejor lugar para estar.
Los espacios públicos que permitan la distracción y el despeje de la mente al aire libre van de la mano con fortalecer una actividad cultural que ha ido mermando conforme pasa el tiempo.
Una ciudad como Mérida tiene todas las cualidades para el desarrollo del teatro, el cultivo de actos musicales y otros géneros artísticos. Cuna de importantes y trascendentes pensadores e intelectuales, la "gran" cultura es tradición que lastimosamente ha mermado, siendo factible el cultivo de la misma.
Creo que existen cosas sencillas y básicas que se pueden realizar en Mérida y otras urbes venezolanas si existe un mínimo de voluntad. Durante el tiempo que me hallé fuera de mi tierra natal, seguí soñando con las montañas y las largas caminatas. Ese apego a la tierra me indujo a volver, y por supuesto, espero que sea un sitio más digno para vivir.
@perezlopresti
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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