lunes, 17 de marzo de 2014

La paz ciudadana también depende de espacios urbanos armónicos

ENTORNO URBANO

VICTOR ARTIS

Escasez de paz
La población humana aumentaba muy lentamente, pero los avances en medicina variaron tanto la tasa de crecimiento que tenemos dudas sobre la capacidad de sostener lo previsible. Vivir en ciudades exponía al peligro de contraer enfermedades mortales como el cólera, pero ahora, con gran parte dominadas, la población tiende concentrarse en grandes metrópolis donde son características y permanentes tanto la expansión del conocimiento y la generación de nuevos empleos, como la oportunidad de prosperar y de vivir con salubridad y confort. Grandes ciudades que crecieron poco a poco primero dotaron de servicios al espacio confinado entre murallas y después los extendieron extramuros. En nuestros países con apenas quinientos años de civilización occidental, el crecimiento de las ciudades y de la población fue lento, pero aceleró al ritmo del aumento de la expectativa de vida. En Venezuela, los recursos generados por el petróleo permitieron acceder a la medicina más avanzada y al implantar programas de prevención y de saneamiento del agua, se preservaron muchas vidas, como en el extraordinario ejemplo del paludismo que por haberlo complementado con programas y actitudes estables para generar empleos, se rompió un relativo equilibrio entre población y oportunidades de trabajo.

Tampoco supimos como traducir el crecimiento en demanda de espacio urbano, la cual por haber sido siempre superior a la oferta, origina el desorden y la dispersión de nuestras ciudades. En consecuencia, por ser muy costoso y lento mejorar la movilidad y suministrar servicios y equipamientos, el deterioro no se detiene.

Arreglar, o al menos mejorar, lo ocupado será arduo porque afectará intereses establecidos, pero la experiencia demuestra que los nuevos espacios deben, y pueden, ser habilitados con orden y a tiempo. Próximos a las ciudades existen ejemplos de ocupaciones vergonzosas como los Valles del Tuy Medio, la Zona Protectora de Caracas, lo comprendido entre Turmero y Valencia, la aglomeración Guarenas-Guatire, los barrios de Caracas y San Diego. Si no evitamos repetir esas aberraciones, conviviremos siempre con la inseguridad y con la incertidumbre. Nunca en paz. Es correcto alegar que al estallar el crecimiento urbano no contábamos con especialistas, pero ahora no hay excusa para continuar con una actitud pasiva que confunde planificar con aceptar hechos cumplidos.

Hoy hablamos de paz para encauzar diferencias ideológicas y dominar fanatismos, pero olvidamos la escasez de paz que padecen quienes dedican más de cuatro horas diarias a trasladarse por vías congestionadas y dependen de hospitales y escuelas deficientes o construidas sobre cualquier espacio disponible, no donde hacen falta. Carecen de paz las víctimas de la delincuencia, los que juegan en sitios inadecuados, los que sabanean por comida y los despreciados y maltratados por la burocracia. Contribuir a imponer esta paz debería ser un propósito de la planificación urbanística. 

El universal
15-03-2014
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es



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