jueves, 8 de agosto de 2013

Oportunidad - Oportunismo

Por Oscar Tenreiro.-

Una de las cosas que se dice acompaña la virtud de la prudencia es la de tener sentido de la oportunidad, cualidad que lleva a hacer observaciones buscando el momento más propicio para que sean escuchadas.

Pero a veces la espera de la oportunidad se convierte en oportunismo, el que impulsa a actuar cuando hay cierta confusión, cuando lo que se dice se confunde con otras voces y se atenúa la responsabilidad personal, se corre menos peligro si la observación es políticamente incorrecta.

Es fácil pensar estas cosas a propósito de la controversia que entre un puñado de amigos de la revolución, puñado sin embargo altamente significativo en términos de prestigio profesional y por supuesto de adhesión a las causas redentoras del pueblo, se ha desatado respecto a la Misión Vivienda y sus alcances específicos en Caracas. Una voz ciertamente inesperada porque hasta el momento había estado muy silente ante los desmanes gubernamentales, se ha alzado con críticas duras, algunas sobre lo más obvio, otras más bien gruesas, que recalcan lo que ya todos sabíamos, aunque pocos lo hayan dicho públicamente: que lo que hace la Misión Vivienda en Caracas es malo. Así de simple.

Y los altos funcionarios aludidos respondieron con tal pobreza de argumentos y tan en clave defensivo-dogmática que volvió a reproducirse lo que ha sido característico de la defensa de la acción del Estado venezolano en estos larguísimos quince años: se acusa al oponente de coincidir con lo más oscuro, se hacen protestas de apego a los más puros credos revolucionarios…y se esquiva el núcleo de la cuestión a base de retórica vacía. Puro y negro dogmatismo, al estilo de las facciones más reaccionarias de la historia.

II

¿Porque quien podría dudar que hacer lo que se hizo, es decir y resumiendo, hacer un censo de todos los terrenos sub-utilizados en un sector de la capital de un país, seleccionado sólo porque es dominado políticamente por el gobierno sin importar su nivel económico o su contexto, confiscarlos o expropiarlos (nunca se ha aclarado) y hacer sobre ellos edificios de alta densidad, sin espacios libres en planta baja, sin estacionamientos, de viviendas mínimas con un sólo tipo de ventanas para gentes de los más bajos niveles de ingresos (y en muchos casos sin ingresos), prescindiendo de una visión de conjunto, sin previsión de servicios en el sector, es un plan herido de improvisación y arbitrariedad, es un mal plan? ¿Que se reconoce públicamente que no fue planificado porque había premura (elecciones) con lo cual se siguió el ejemplo del inversionista privado? ¿Y todo ello además hecho con absoluto secretismo, ocultamiento de cifras, de procedimientos, sin rendimiento de cuentas?

Más bien es el momento para preguntarse cómo es posible que no haya habido anteriormente una masiva protesta de las gentes ligadas al mundo de la arquitectura y la ciudad exigiendo explicaciones. Porque viene a confirmarse con ese programa lo que ha pasado en Venezuela en muchos otros aspectos de la gestión bolivariana: se han rebasado todos los límites, se ha procedido con una arbitrariedad incluso desconocida en las dictaduras de derecha más notorias de la historia reciente, como que si el dominio de todos los poderes públicos unido a las simpatías de la izquierda reaccionaria internacional, fuese licencia suficiente para actuar con total desparpajo. Para, como lo reconoce hasta el venezolano más sencillo, hacer lo que les da la gana.

Y hablo del momento porque es necesario reconocer que durante por lo menos dos años, hubo una impresionante escasez de razones críticas desde el mundo institucional (sean asociaciones profesionales, institutos universitarios, organizaciones no gubernamentales) respecto a la Misión Vivienda en Caracas, registrándose sólo tomas de posición personales siempre atacadas y devaluadas por los grandes jefes que hoy se defienden de sus compañeros de ruta.

III

La ausencia de crítica formal en el momento en el que se lanzó la Misión no es distinta de la anomia generalizada que ha hecho presa de la opinión venezolana en estos tiempos, pero de todos modos abre mucho espacio para preguntarse acerca del punto en el que se encuentra el pensamiento sobre la ciudad y la vivienda en la comunidad profesional venezolana. Porque no es éste el único tema en el cual las cosas han sido llevadas sin debate y manejadas de manera unilateral. Hay otros y no necesariamente vinculados a los planes del Régimen. Parece imponerse con demasiada facilidad un patrón de comportamiento que busca devaluar en lo posible cualquier opción que difiera de lo que piensan quienes asumen el rol de promotores. El debate deja así de tener sentido porque se convierte en oposición de opciones en lugar de búsqueda de un tipo de síntesis.

Ya habrá tiempo para que, retomado el camino democrático, se trabaje en un esfuerzo de superación de este hábito tan característico de una Venezuela crepuscular que parece negada a la apertura de modos realmente dinámicos, transparentes y nutridos de pensamiento. Pero por lo pronto regresemos a la polémica intramuros.

No dudo en calificarla de irrelevante e insincera y por supuesto oportunista. Me pregunto si se hubiese planteado así en tiempos de vida del Gran Conductor, cuando el más alto representante de la Misión Vivienda en Caracas presumía de ser su Ungido Mayor. No lo creo. Hubo por parte de los que ahora se pronuncian demasiadas protestas de fidelidad a esa figura máxima como para que atacar a uno de sus preferidos no hubiese sido peligroso. Por eso, en todo este asunto hay algo que no convence. Y para no decir que algo está podrido, no en Dinamarca sino aquí, digamos al menos que hay gato encerrado.

Colegio de Arquitectos de Venezuela
05-08-2013

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo Corredor_Inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es
Linkedin: http://ve.linkedin.com/pub/henry-medina/21/59b/59b

http://es.groups.yahoo.com/group/corredor_inmobiliario/

No hay comentarios:

Publicar un comentario