jueves, 21 de marzo de 2013

Mentiras por viviendas


Hacer creer que se construyen más viviendas y así mantener la ilusión (y el voto amarrado)...
MARCO NEGRÓN
Cuando se revisan las cifras oficiales de la Gran Misión Vivienda se constata cómo, aunque se duplicó el magro promedio anual de los primeros 12 años del régimen (45.300 viviendas por año), en los últimos dos la producción ha estado estancada en las 100 mil unidades, mientras que declaraciones del ministro para la Vivienda permiten concluir que esa cifra se mantendrá sustancialmente invariada durante el año en curso. Esto significa un creciente alejamiento de las metas originales, que eran de 153.404 viviendas en 2011, 200.000 en 2012 y 300.000 en 2013 (para este año, sin explicaciones, el ministro Rafael Ramírez ha empezado a hablar de 380.000 cuando la meta más alta que se había propuesto era de 350.00 para 2016 y 2017). Sin embargo, sin pestañear, los altos jerarcas insisten todos los días en que se están cumpliendo las metas. Además de tratarse de una manipulación de cifras, estas afirmaciones comportan graves faltas de ética en dos planos.

La manipulación consiste en sumar a la producción formal de viviendas -producidas por el Estado y el sector privado- la informal, es decir las levantadas por los habitantes de los barrios con su propio esfuerzo y que el régimen incluye en el llamado Programa de Sustitución de Rancho por Vivienda, que es básicamente un programa asistencial de mejoramiento y no de producción de nuevas viviendas. En nuestro país, lamentablemente, esto ha ocurrido siempre, porque las distorsiones estructurales le han impedido al 60% de los venezolanos acceder a una vivienda que satisfaga a plenitud las exigencias de la vida urbana moderna. Por eso, aunque la mayoría de ellas cumple con los requisitos que estipulan los censos para definirlas como "viviendas aceptables", nunca ninguno de los vituperados gobiernos que precedieron a esta revolución de pacotilla tuvo la desfachatez de contarlas como logros de política de vivienda alguna.

Hoy se las suma para engañar, para hacer creer que se construyen más, muchas más viviendas y así mantener la ilusión (y el voto amarrado) de los que esperan que algún día una les tocará. Más grave aún: con ello lo que se hace es congelar la situación en los barrios informales en lugar de atacar sus problemas estructurales y frenar su expansión. En los dos planos la tan cacareada "moral socialista" queda bastante abollada.

marco.negron@gmail.com @marconegron

El Universal
20-03-2013

Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo Corredor_Inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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