viernes, 15 de marzo de 2013
De nuevo, los alquileres de viviendas
Aquí cabe de todo
Las normas no se han hecho sentir con la debida eficacia. Antes por el contrario, hay arrendadores que muestran ser “duros” no sólo de corazón sino también de mollera, y que se mantienen en rebeldía contra la ley.
Juan José Bocaranda E
Cuando pensábamos haber escrito hasta decir ¡basta! respecto a los arrendamientos de viviendas, las circunstancias nos llevan a retornar al mismo tema. Y es que, aun sin proponérnoslo, tal como si todo obedeciese a casualidades que en realidad son causalidades, nos van llegando noticias relativas a los diferentes casos de la vida real inquilinaria que, a propósito de la nueva ley, dimos a conocer en esta página. Ley que no es sino una reacción justificada contra los abusos de los arrendadores. Y tan justificada, que aun cuando entró en vigencia el 22 de noviembre de 2011, todavía persisten las causas sociales que le dieron nacimiento. Lo que significa que las normas no se han hecho sentir con la debida eficacia. Antes por el contrario, hay arrendadores que muestran ser “duros” no sólo de corazón sino también de mollera, y que se mantienen en rebeldía contra la ley.
Un amigo nuestro se avispó debido a nuestra sugerencia de que acudiera a la Superintendencia Nacional de Arrendamiento de Vivienda. Porque la dueña de la casa (ubicada en un lejano barrio de Caracas), pretendía subirle el canon de un millón a dos millones de bolívares, de un solo empujón. Logró que Sunavi lo redujera a 300 bolívares máximo. Por supuesto, la dominicana, propietaria de una veintena de casas igualmente destartaladas, chilló, se revolcó como una serpiente e irrumpió en el inmueble y, asiendo por la cabellera a la esposa de nuestro amigo, quiso hacer de ella un escobillón, para barrer, no sólo la sala y la cocina, sino también el baño. No lo hizo porque el escándalo atrajo a los vecinos, quienes se solidarizaron con la víctima. Sin embargo, meses después, la dueña pretendió tapar las tuberías de la casa para que se inundara de aguas negras. Para ello envió a un plomero quien, de sana conciencia, informó de las perversas intenciones a la arrendataria.
Una profesora amiga nuestra, que –como dijimos hace unos meses- vive en un vetusto apartamento tipo estudio, ubicado en un edificio de Bello Monte, había venido pagando, desde comienzos del 2012, la “módica” suma de ocho millones de bolívares, por el alquiler del inmueble y de un catre de la Segunda Guerra Púnica. Pues bien, no sólo comenzó a pagar desde enero de este año la suma de 9 millones de bolívares, sino que también acaba de ser colocada por la heredera del cuartucho, ante la alternativa de marcharse con la cabeza en las tablas, o de comprar, por la económica suma de 2 mil millones de bolívares, aquel esplendoroso Tah Majal (l!).
A una pareja que, en la zona de Guatire, vive en un apartamento de dos habitaciones, sala-comedor y un baño, (sin algo tan necesario como el lavadero) y por el cual, desde comienzos del 2011, venía pagando 3 millones de bolívares por concepto de alquiler y 500 por condominio, le fue aumentado el canon, en el 2012, a cinco millones y medio y, ahora, en el 2013, a siete millones y medio. Para beneplácito de la dueña, toda la familia decidió renunciar expresamente y por escrito notariado y ad perpetuam memoriam a la satisfacción de sus necesidades más perentorias, como la de vestirse, comer y etc…
Finalmente, a una amiga nuestra que vive en la zona de Guarenas, el dueño del apartamento le ha comunicado su “decisión” de cobrarle, a partir del próximo mes de abril y como en tierra sin ley, “apenas” siete millones de bolívares mensuales “debido a los altos costos que genera la conservación del inmueble”. Lo peor de todo es que el muy ladino dice ser generoso con la inquilina, en atención “a la vieja amistad que les une” y a que fue amigo de su esposo (Q.E.P.D.) y, en especial, “como reconocimiento al buen trato que dispensa al inmueble”. ¡De que los hay, los hay! -“Escuchadme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia” –reza la Biblia-.
-“¿Y qué c.. me importan la Vulgata, la Biblia de Jerusalén o los setenta y cinco lamentos de Jeremías? ”- responden con desdén los empedernidos, para quienes sólo rige la ley de la usura…
Sol de MArgarita
14-03-2013
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
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