Convivir con vecinos indeseados

Calidad de vida se compromete cuando se vive cerca de una cárcel o morgue

Los impactos de bala advierten el peligro que viven los vecinos del retén de La Planta KISAÍ MENDOZA

BEATRIZ CRUZ SALAZAR
Hay vecinos que nadie quiere tener. Son ruidosos, contaminantes y a veces hasta peligrosos. Morgues, cárceles, plantas de transferencia de basura y concreteras se han convertido en estructuras indeseables, y quienes viven a su alrededor parece que no tienen más opción que acostumbrarse.

Desde el año 72, Germán Flores vive a media cuadra de la cárcel de La Planta. Dice que el centro penitenciario siempre ha sido uno de esos vecinos desagradables. "Cuando pasa el tiempo uno se acostumbra a las cosas, aunque sean malas", dice Flores, quien en algún momento tuvo la esperanza de que La Planta desapareciera, así como pasó con el Retén de Catia.

En las residencias Chuchube las evidencias del riesgo que corren los vecinos están a la vista de todos. Varios impactos de bala se observan en uno de los laterales del edificio y hay municiones que han logrado penetrar las paredes de los pasillos y ventanas de vecinos.

"Cuando escuchamos esos enfrentamientos no nos queda otra opción que resguardarnos en el pasillo, que es el lugar más seguro del apartamento", cuenta María Elena de Gómez.

En la avenida Neverí de Bello Monte se instaló hace cuarenta años la sede de la medicatura forense. Desde ese momento el dolor de las familias que buscan a sus deudos y en ocasiones los malos olores generados por la descomposición de los cuerpos se han convertido en un preocupación para los que residen en la zona.

"Todos los lunes cuando uno pasa por allí se ve la gran cantidad de gente. Nosotros estamos a varios metros del lugar y aún así se escucha el desespero de los familiares. También hubo una época, cuando se dañaron las neveras, que se sentía el mal olor. Pero eso en los últimos años ha mejorado", sostiene Carlos Parra.

Aunque ese sector de Bello Monte es zona residencial, nadie logró impedir que se colocara la morgue en el lugar. Ese mal precedente preocupa, precisamente, a los habitantes de El Llanito, quienes han demostrado su descontento y preocupación por la instalación de una sede de la medicatura forense.

Ayer, por tercera vez, los habitantes de esta urbanización volvieron a protestar. "Aquí ya funciona un hospital, un CDI, un parque y un colegio, ya estamos colapsados y esa morgue solo va a traer más tráfico, inseguridad y contaminación", reclama Maxi Mendoza.

Los habitantes de la urbanización dicen estar conscientes de la necesidad de construir una nueva morgue, pero consideran que no debe ubicarse en zonas residenciales. "Nosotros no vamos a abandonar la calle, no queremos que ese proyecto siga adelante sin que nos tomen en cuenta", agrega Mendoza.

Los vecinos de la base aérea La Carlota tampoco están dispuestos a bajar la guardia. Harold Cova, representante de Asochuao, advierte que la instalación de una planta concretera es una amenaza directa a la salud de los habitantes.

"Rinitis alérgica y conjuntivitis son los riesgos menores que puede traer esas planta de concreto. A largo plazo puede generar enfermedades pulmonares, e incluso cáncer. Además, están trabajando las 24 horas del día, ni siquiera en la noche nos salvamos de la contaminación sónica", dice Cova.

La posible construcción de una planta de tratamiento de desechos en la entrada de la urbanización Chuao también alertó a estos vecinos. "Ese tema más nunca se discutió", comenta Cova. Y es que la basura es otro tema escabroso. Ni siquiera en Hoyo de la Puerta los vecinos permitieron que en el 2008 el entonces alcalde, Henrique Capriles, instalara una planta de transferencia.

El Universal
23-03-2012

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