En la vida de una ciudad se presentan oportunidades para el desarrollo, para mejorar, para preservar, para cuidar, para que la ciudad sea más eficiente, más justa, más hermosa.
Un evento de magnitud que se lleve a cabo en la ciudad puede ser una oportunidad. El evento es finito, tiene comienzo y fin, por ejemplo las ciudades donde se llevan a cabo competencias deportivas de alto nivel y de amplia asistencia de público, como el Campeonato Mundial de Fútbol –para utilizar un ejemplo de actualidad–, suelen requerir obras de infraestructura, un aumento en transporte, alojamiento y otros servicios asociados a la atención del público, y si las inversiones son realizadas en forma adecuada pueden ser un aporte perdurable a la ciudad que aloja el evento, una ganancia.
Por ejemplo, si se realiza una inversión para mejorar el transporte público superficial, con miras a responder a la mayor demanda durante el desarrollo del campeonato –lo cual suele suceder en la mayoría de las ciudades sede este año en Rusia– este servicio mejorado para un evento temporal, será un aporte permanente a la eficiencia del transporte público de la ciudad.
Un proyecto de magnitud que se realice en la ciudad puede ser una oportunidad. Un nuevo desarrollo industrial, o la ampliación de uno existente, nuevos equipamientos de diversa índole, pueden involucrar mejoras urbanas sustantivas si se aprovechan las oportunidades. La construcción de un sistema de transporte público masivo –como un sistema de trenes subterráneos– implica la intervención en distintas áreas urbanas. La línea 1 del Metro de Caracas es un buen ejemplo, hubo aportes a la ciudad, a distinto nivel, en el área de influencia de cada una de las estaciones. Un desastre –no es una opción que se desea tener que evaluar, pero existe– puede ser una oportunidad. Los procesos de reconstrucción posteriores a un desastre –por causas naturales o humanas– pueden ser transformados en oportunidades para alcanzar áreas urbanas con niveles de calidad o eficiencia superiores a los que se tenían antes del desastre.
En los variados casos posteriores a una catástrofe –por ejemplo una guerra o un terremoto– una vez atendida la primera respuesta a la emergencia, la reconstrucción se desarrolla no sólo a nivel de infraestructura, equipamiento y servicios, sino a nivel de la dinámica social, cultural y económica. La recuperación de la región centro-sur de Chile después del terremoto del 2010, ha sido reconocida como una de las más eficaces. Estas y muchas otras pueden ser oportunidades para reestructurar y desarrollar infraestructura, servicios, espacios públicos, nuevos equipamientos que estén asociados o no al sistema que se construye, pero que pueden insertarse en un plan general de mejoramiento asociado al área principal intervenida y sectores aledaños. Porque tiene que existir un plan, bien definido y concertado para que esas intervenciones resulten en mejoras significativas y perdurables en la ciudad. Reconocer las oportunidades, aprovecharlas en el mejor sentido, capitalizar para la ciudad, lo cual es capitalizar para mejor calidad de vida… para todos.
MARÍA EUGENIA CLAVIER
Universidad Metropolitana Coordinación Diseño Urbano mdu@unimet.edu.ve
El Universal
30-06-2018
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es
SUSCRIBETE 100% AL EXCLUSIVO GRUPO YAHOO CORREDOR_INMOBILIARIO HENRY MEDINA
Subscribir:
corredor_inmobiliario-subscribe@yahoogroups.com
MAS INFORMACION: http://ow.ly/r9QoW
No hay comentarios:
Publicar un comentario