Alberga importantes cimas como por ejemplo la Silla de Caracas; el pico Humboldt, el Naiguatá, el topo Galindo y el topo Goering.
DAYANA VÁSQUEZ VÁSQUEZ
Caracas.- Con una extensión de 85.192 hectáreas, la montaña El Ávila representa la fuente más importante de oxígeno de Caracas cuyo desfile vegetal y pronunciadas pendientes invitan a los caraqueños a participar en actividades deportivas que mejoren su calidad de vida.
En el año 1958 fue declarada como Parque Nacional durante la junta de gobierno provisional presidida por Edgar Sanabria, pero antes de ello, el cerro era el escenario de asentamientos agrícolas que dejaron como huella los vestigios de haciendas cafetaleras y de sistemas de canalización de agua, los cuales eran utilizados para fortalecer los cultivos.
Múltiples versiones se posicionan al hablar de su nombre. En principio su apelativo era Guararia Repano (sierra grande), luego pasó a llamarse Warairarepano (lugar de las dantas), debido a la cantidad de mamíferos de esta especie que poblaban las montañas, y aunque hoy conserva ambos nombres, el original proviene gracias a Juan Álvarez de Ávila a quien le fue cedida la silla de Caracas en tiempos coloniales. Fue entonces cuando la gente empezó a referirse a la montaña como cerro Ávila y en la actualidad se conoce con el mismo nombre a todo el parque y al pico donde está ubicado el Hotel Humboldt y el teleférico.
Además, alberga importantes cimas como por ejemplo la Silla de Caracas; el pico Humboldt, el Naiguatá, el topo Galindo, el topo Goering, entre otros.
Las visitas a este parque se han convertido en una tradición familiar. Así lo asegura uno de los usuarios asiduos a la cadena de montañas, Esteban Guerrero, quien dijo que gracias a su padre ir a la montaña es cuestión de hábito inculcado. “Con mi papá visitaba todos los fines de semana El Ávila y ahora voy con mis tres hijos” comentó.
Caracterizado por ser un hombre de buen comer, Guerrero dijo que lo que más le gustaba de ir a El Ávila eran las hamburguesas vegetarianas que vendían en la entrada a Sabas Nieves. “Recuerdo que el ingrediente mágico de las hamburguesas era la alfalfa. También vendían jugos naturales con trozos de frutas muy sabrosos pero hoy ya no existen esos vendedores, lo que proliferan son los buhoneros que dificultan el paso al cerro. Lo que me motiva para llegar a la punta de Sabas Nieves son los helados de fruta que aún venden en el lugar”, manifestó.
Por otra parte, grupos ecológicos y defensores del ambiente coinciden en que la preservación ambiental de la montaña más importante de la ciudad es un elemento indispensable para proteger la salud de los caraqueños.
Imerú Alfonzo, fundador de la organización Una Montaña de Gente, expuso que “si tenemos un ambiente sano la población estará sana”.
Indicó que el estado de abandono en el que se encuentra El Ávila es preocupante. “Desde el año 2013 no hemos podido ejecutar jornadas de reforestación debido a que Inparques no ha dado los permisos correspondientes a pesar de que el cuidado de la montaña es de suma importancia, no solo porque oxigena a la ciudad sino porque su paisaje equilibra los niveles de estrés de los ciudadanos”.
Alfonzo agregó que ahora en el cerro hay espacios abandonados que se prestan para el refugio de la delincuencia y que han proliferado por la ausencia de cuerpos de seguridad que resguarden la integridad de sus visitantes.
“El Ávila ha cambiado mucho, desde sus áreas verdes hasta sus espacios de esparcimiento porque los hechos delictivos impiden que los usuarios quieran acudir a él. No solo se reportan robos sino violaciones y otros sucesos. No existe vigilancia en los accesos a El Ávila y eso es alarmante”, expresó el ecologista.
Es por ello que Imerú Alfonzo hace un llamado a las autoridades de seguridad y las ecológicas para que intercedan ante la situación que afecta a todos los caraqueños.
Teleférico de Caracas
Inaugurado el 14 de septiembre de 1955, el Warairarepano es un sistema de funiculares que enlazan a Caracas con la capital del estado Vargas.
Fue creado con la finalidad de ser el transporte de emergencias nacionales, pero hoy día abre sus puertas a toda la comunidad.
Partiendo desde la estación Maripérez, el recorrido, de aproximadamente 25 minutos, ascendía hasta la estación Ávila y desde allí hasta la estación El Cojo. El sistema constaba de ocho cabinas para uso público, una cabina presidencial de color dorado, y una cabina ambulancia.
Actualmente, cuenta con 87 cabinas que alberga a 8 pasajeros cada una que llegan al Parque Warairarepano en 15 minutos. Allí los visitantes pueden deleitarse con variedades gastronómicas, una pista de patinaje sobre hielo, quioscos de productos artesanales y establecimientos nocturnos.
Usuarios del sistema Warairarepano, lo describen como el lugar ideal para el esparcimiento familiar y disfrute de la naturaleza.
Chocolate caliente, fresas con cremas, vinos artesanales, salsas alemanas y rosquillas son algunos de los productos que se consiguen en El Ávila. “Desde allí siempre voy con mi familia a hospedarme en el pueblo de Galipán. Es maravilloso ese lugar porque te conecta con la naturaleza y con lo bello de mi país”, asintió José Moreno, usuario del sistema.
El horario de atención al público es los martes de 12:00 p.m. a 9:00 p.m.; de miércoles a sábado de 10:30 a.m. a 2:00 a.m. y los domingos de 9:00 a.m. a 9:00 p.m. La venta de boletos está disponible hasta las 6:00 de la tarde a excepción de la temporada vacacional que es hasta las 9:00 de la noche.
El Universal
25-07-2017
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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