Ser el dueño de una tienda o kiosco dejó de ser sinónimo de tranquilidad y estabilidad económica. Los empleados no se quedan atrás. Ir, permanecer y salir de ese centro comercial dejó de ser algo armonioso cuando protestas y represión se citan en la Francisco Fajardo
Por LUIS PICO
La calma y la tensión se turnan entre sí para marcar el ambiente del centro comercial Ciudad Tamanaco (CCCT), que en las últimas semanas ha servido como refugio para manifestantes al momento de huir de la represión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) durante las protestas en contra del presidente Nicolás Maduro.
Las tiendas permanecen abiertas —pese a que algunas vitrinas están vacías—; los bancos prestan servicio, y los restaurantes y locales de comida rápida continúan saciando el hambre de sus clientes.
Pero en medio de la aparente tranquilidad, el rumor de la gente no es sobre aprovechar ofertas o beberse un café. No al menos allí, donde pocas horas antes el olor a bombas lacrimógenas sustituyó al de las hamburguesas de la feria y el sonido de disparos de balas y perdigones asustó tanto a quienes protestaban como a empleados y visitantes.
Marcy, empleada de una tienda de productos electrónicos, relató que tuvo que quedarse encerrada en su local hasta las 6:00 pm. No sabía lo que ocurría en el CCCT más allá de los reportes de redes sociales, que solo podía contrastar con la actitud nerviosa de la gente que se hallaba en los pasillos buscando dónde resguardarse.
“No podíamos salir por cómo estaba la calle. Siempre hay temor porque uno no sabe en qué momento ocurre algo, quién entra, o si se mete la GNB, que ya ha disparado adentro del edificio”, dijo a El Nacional Web.
Sin embargo consideró que tuvo suerte, pues supo de empleados que tuvieron que salir corriendo por la balacera que se desató frente a una de las entradas del CCCT.
Parecido fue el caso de Carlos Morales, que se encarga del mantenimiento en el centro comercial, al que le tocó huir no de balas sino de lacrimógenas, que la GNB disparó hacia la pasarela que conecta al recinto con la avenida Andrés Galarraga.
“Venía caminando para trabajar y en la entrada de la pasarela dispararon bombas. Una me cayó cerca y me quemó el pie. Entré en pánico y salí corriendo por el temor de ser agredido”, recordó.
Sostuvo que es complicado cuando hay protestas cercanas al centro comercial. "A veces salimos a las 5:00 pm pero toca caminar, buscar vías alternas. Iba caminando por Chacao y escuché las detonaciones. Cuando hay disturbios pega mucho el olor a lacrimógena dentro del centro comercial. No tenemos refugio. Lo que más podemos hacer es meternos en los baños".
A Lía también le tocó vivir de cerca los desmanes, a pesar de que no tuvo que escapar ni esquivar objetos contundentes. Por laborar en un kiosco que no le brinda la protección de una santamaría propiamente dicha, le tocó aguantar el gas lacrimógeno que, aseguró, fue constante a lo largo del día y se intensificó durante la tarde.
“Las bombas son muy constantes. El lunes nos habrán disparado fácilmente 20 o 30 cartuchos en dos horas, sin contar los que ya habían utilizado en la mañana”, expresó.
31 de mayo: entre correteo y lacrimógenas
Si bien la represión contra las marchas ha ido en aumento con el paso de las semanas, el 31 de mayo marcó un punto de inflexión en el nivel de agresividad de efectivos de seguridad contra manifestantes en el CCCT.
“A eso de las 3:00 pm empezaron a reprimir y algunos manifestantes entraron por la entrada principal y otros por la pasarela. Había gente afuera desesperada por las lacrimógenas, ahogada, y lograron abrir las puertas para entrar. La GNB también vino y robaba a personas que pasaban, y a algunos se los llevaban detenidos”, narró Israel, que atiende otro kiosco del centro comercial.
Su testimonio fue reforzado por Ana Rosa Díaz, que trabaja en una tienda de ropa: “Corretearon a los muchachos por la feria y se llevaron a al menos cuatro”, indicó.
Esa no fue la única actitud que trabajadores del recinto criticaron a la GNB, a la que acusaron de atracar a quienes se topan en su camino, como han denunciado opositores y periodistas durante marchas desde finales de mayo.
“Un compañero fue a llamar al superior para bajar la santamaría y un Guardia lo empujó y le robó su teléfono. También se lo hicieron a personas que estaban comiendo”, recordó Julio, que labora en la feria, que luce vacía pero tranquila, en contraste con lo agitada que se tornó en aquella ocasión.
Eso sin dejar de lado las siempre presentes lacrimógenas, que entre sus afectados tuvieron al padre de Enrique Tilli, encargado de una óptica, que pudo resultar asfixiado y tuvo inconvenientes para abandonar las instalaciones.
Trabajar de manera “normal” en un ambiente “anormal”
Las marchas y la represión no han sido impedimento para que tiendas y restaurantes decidan mantenerse abiertas para el público, que aunque ha disminuido en afluencia, sigue acudiendo al lugar.
Sin embargo, trabajadores reconocieron que los muros no les sirven de protección contra la incertidumbre ni los salvaguardan de resultar agredidos cuando se dirigen camino a casa al momento de culminar sus jornadas.
“Salir cuesta mucho porque no hay cómo movilizarse y uno queda expuesto a cualquier cosa por no saber qué sucede afuera”, reconoció Lía. Julio agregó: Uno siente la adrenalina y sabe que debe andarse con cuidado, queda a la intemperie”.
Ante esa situación, haya o no marcha, empleados coincidieron en que el CCCT dejó de ser un lugar “normal” en cuanto a tranquilidad y esparcimiento se refiere, que es la verdadera finalidad para la que fue construido el edificio, de acuerdo con Díaz.
“A veces venimos más temprano de lo habitual, pero a eso de las 2:00 pm debemos irnos cuando hay represión”, acotó. “Se afectan las ventas, pero no solo aquí sino en toda la ciudad: nadie está en condiciones de ir a comprar algo, el ambiente es otro, no es de paseo”, para luego hacer una aclaración: “Respetamos las protestas, son un legítimo derecho”.
Su compañera Genny García coincidió: “Es una mescolanza porque hay responsabilidad con el local, con el trabajo para poder cobrar. Sí, las ventas merman y nosotros tenemos que comer, pero eso no es culpa de las manifestaciones, sino de la situación país a la que la crisis nos llevó”.
El Nacional
08-06-2017
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es
SUSCRIBETE 100% AL EXCLUSIVO GRUPO YAHOO CORREDOR_INMOBILIARIO HENRY MEDINA
Subscribir:
corredor_inmobiliario-subscribe@yahoogroups.com
MAS INFORMACION: http://ow.ly/r9QoW
No hay comentarios:
Publicar un comentario