lunes, 2 de marzo de 2015

Comprar una vivienda en Venezuela: entre el sueño y el desafío *


Foto Archivo / Ilustración Moira Olivar

Son las 7:30 de la mañana y ya Amanda Ferrer se ha leído los clasificados de todos los periódicos regionales que puede comprar. Su atención va dirigida a una sección específica: venta de casas y apartamentos... Pero esta mañana, como todas las de hace más de un año, también ha sido infructuosa: Nada se ajusta a la realidad de su bolsillo para adquirir un techo propio, para ella, su esposo y sus dos niños.

La razón recae en los alucinantes precios que se publican para hacer el negocio. “Es una cosa irreal”, lamenta con impotencia la mujer, de 37 años, analista del departamento de contabilidad de una empresa privada en Maracaibo.

A lo que Amanda se refiere tiene constancia no solo en las páginas de clasificados de los diarios impresos, sino también en los sitios web dedicados al ramo inmobiliario, así como en las oficinas de venta y alquiler de inmuebles.

“Nada baja de 2.000.000 de bolívares. Y ese es el costo de un apartamento o casa modestos, sin títulos de propiedad porque fueron adjudicadas por programas gubernamentales en otrora, o fuera de la ciudad. Son precios impagables, al menos para aquéllos que tenemos un sueldo promedio que no supera los cinco sueldos mínimos al mes”, protesta la mujer, quien vive desde hace 11 años en una vivienda alquilada —pequeña, sin lujos ni muchas comodidades— por la que tiene que cancelar un arancel de 8.000 bolívares mensuales y de la que la están mandando a desocupar desde la entrada en vigencia de la Ley para la Regulación y Control de Arrendamiento de Viviendas, en el 2011.

Su sueño es tener un techo propio. Pero ése, a la vez, es su gran desafío. Sobre todo cuando se conjugan el desangre que tiene el bolsillo familiar tras el pago del alquiler y la presión psicológica del propietario del inmueble, quien “por temer a perder su casa” la manda a desalojar el espacio “lo más pronto posible”.

Los precios para la compra, además de “intergalácticos” —como ella misma describe—, deben ser cancelados de contado, pues desde el ramo inmobiliario se le ha hecho “la cruz” a la Ley de Política Habitacional (LPH) y a cualquier tipo de financiamiento debido a la “mortal dupla” que forman la variante inflación y el retraso para la aprobación de estos créditos (hasta siete meses), sin contar que las cuotas de los financiamientos están sumamente alejados de la realidad, aun cuando en junio del 2014 los montos máximos de créditos a otorgar con recursos de los Fondos de Ahorro para Vivienda (FAV) aumentaran: El financiamiento para compra de casa pasó de un máximo 350.000 a 500.000 bolívares; para autoconstrucción, de 205.000 a 400.000 bolívares; para ampliación, de 140.000 a 200.000 bolívares; y para mejoras, de 84.000 a 150.000 bolívares.

La muestra indica que los préstamos se quedan cortos ante los costos de las viviendas y llegan a alcanzar el 50% del costo del inmueble solo en aquellos casos en los que se consigue uno valorado en 1.000.000 bolívares, a lo que Amanda replica: “Ése es el precio de una casita de pájaros, actualmente”, al referirse a una vivienda modesta, con techo de zinc, una sola habitación, un baño, y sala cocina y comedor en una sola área, en un barrio de la zona oeste de Maracaibo.

Y es que los precios no solo están “calculados” por las dimensiones de la vivienda, sino también por la ubicación y el “prestigio” de la zona.

Un apartamento con tres habitaciones, dos baños, cocina empotrada y un puesto de estacionamiento cuesta en la zona norte de Maracaibo, exactamente en la urbanización Monte Claro, entre 17.000.000 y 23.000.000 bolívares — y hasta más—, dependiendo del estado del inmueble. Uno similar, pero en la urbanización El Pinar, al sur de la capital zuliana, tiene un costo que oscila entre los 3.100.000 y los 4.300.000 bolívares.


Para el presidente de la Cámara Inmobiliaria del estado Zulia, Carlos González, los precios han subido hasta cierto nivel. Pero “el problema mayor radica en la falta de financiamiento para cubrir esos montos y eso coopera en contra del costo del inmueble”. Pero, el empresario asegura que “los precios a pagar por una vivienda no se han dolarizado, y han ido más bien a la par de la inflación en el país”. Es decir, según González, las cifras por las que se comercializan las viviendas, en comparación a esta fecha en el 2014, se han incrementado en un 50%, cifra cercana a la inflación interanual reportada por el Banco Central de Venezuela al cierre del 2014, ubicada en 63,6%, y no tiene que ver con el precio del dólar en el mercado negro. “Un inmueble que costaba hace un año 3.000.000 está costando ahorita 4.500.000”, expone. Sin embargo, cabe destacar que muchos de los propietarios que hoy tienen en venta sus inmuebles están exigiendo el pago en dólares.

La falta de construcción de casas primarias ha sido otro de los elementos que han incidido en el incremento exagerado de los precios. “El mercado está lleno de viviendas secundarias a las que los propios dueños colocan los precios a partir de su necesidad de adquirir otro inmueble y enfrentarse a los mismos costos elevados”, explica González, agregando que la ejecución privada de unidades habitacionales nuevas en el Zulia se ubica en apenas 10%, “siendo muy optimistas”, agrega el empresario.

A Amanda esto le consta, pues también recorre la ciudad en busca de urbanismos nuevos que estén en la medida de sus posibilidades, pero la respuesta es siempre la misma: No hay. “Las únicas construcciones que se ven son la de los urbanismos de la misión Vivienda Venezuela, pero para tener una casa de esas se necesita Dios y su ayuda, y sufrir una odisea que también ya he vivido”, relata la mujer, quien se censó en el 2010 en el registro del programa gubernamental y nunca fue visitada por ningún promotor.

Para algunos, la estrategia es, por lo menos, reunir para una opción a compra, por si se encuentran con el “milagro” de que algún vendedor quiera hacer negocio a través de un crédito por Ley de Política Habitacional o a través de un crédito hipotecario. Pues, para comprar de contado se requieren más de 360 salarios mínimos, según Ana Elisa Márquez, contadora pública y ejecutiva inmobiliaria.

“Exactamente son 361 salarios los que se requieren para comprar una vivienda de por lo menos ese monto (2.000.000), dejándote dicho que es el precio más bajo que ahorita encuentras, por lo que a un trabajador promedio, que tiene un sueldo de 5.634,47 bolívares, se le hace cuesta arriba adquirir una vivienda propia. Eso sin contar todo el dinero que se va en el papeleo legal para la compra y en los que a veces el comprador tiene que pagar para ‘maquillar’ sus estados de cuenta en busca de un crédito hipotecario con recursos propios en el banco. Ciertamente, es una situación desesperanzadora”, expone la especialista en el negocio de venta de viviendas.

Márquez coincide con el presidente de la Cámara Inmobiliaria del Zulia cuando destaca que “cuando una familia quiere vender una propiedad para comprarse otra, analiza los precios de las propiedades a las que aspira, y así coloca un precio a su antigua vivienda”.

Y si la opción es comprar un terreno para construir, son muchos los factores que influyen en contra para hacer esta vía casi imposible también. “Además de los altos precios de los espacios, inciden la falta de materiales para la construcción, la inflación y hasta la permisología necesaria. Eso en el caso de una persona en particular. Si se trata del sector privado, las políticas económicas del Gobierno han condicionado la construcción de nuevos proyectos y esto afecta directamente los precios de los bienes construidos. A la final, la intención del Gobierno nacional de controlar el precio de los bienes residenciales no ha resultado efectiva, por el contrario, es la intención por parte del Ejecutivo convertida en leyes, la que ha facilitado la distorsión actual de los precios”, resalta la ejecutiva inmobiliaria.

Mientras tanto, Amanda continúa revisando, religiosamente a diario, los clasificados de los diarios, las páginas web inmobiliarias y “pateando” la calle para ver qué encuentra, mientras intenta, en la medida de lo posible, reunir para una inicial, sabiendo que será imposible alcanzar los 361 sueldos mínimos para una compra en un mercado en el que los precios, además de irreales, son tan fluctuantes.

Panorama
09-02-2015
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es



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