lunes, 1 de diciembre de 2014

Trofeos a la inoperancia urbana

Ahora le queda a la Caracas socialista buscar soluciones, si es que existen...

JUAN CARLOS PARISCA PÉREZ

Después de más de cuarenta años de estancamiento, nuestra Caracas presenta una colección de trofeos a la inoperancia. Resultado de ataques urbanísticos, en su tiempo disfrazados de grandes proyectos, que en todos los casos manejaron enormes recursos que, supuestamente, garantizaban la construcción de obras que habrían hecho de nuestra ciudad una urbe ejemplar, desde el punto de vista de su funcionamiento y singular belleza. Yo los llamo esperpentos urbanos. Ahora nos queda ver qué hacer con unas obras problemáticas.

El Helicoide de la Roca Tarpeya

El peor de todos. Supuestamente un gran centro comercial. Con una concepción peculiarísima: Una circulación vehicular en espiral de 4 km en seis niveles, condenada al mal funcionamiento y sin solución lógica para lo peatonal. Siendo una obra de propiedad pública, nunca ha podido alojar oficinas con un uso racional. Coronada por un bello domo que nunca, que se recuerde, ha sido sede de ningún espectáculo, porque simplemente el acceso al espacio en espiral, es totalmente inoperante. Hoy en día no aporta nada ni siquiera para las vecindades de la Roca Tarpeya y San Agustín.

La gallera monumental

Quizás el Presidente de entonces era gallero. Como buen criollo, debió ser aficionado a las peleas de gallo. Y tal vez por eso se dejó convencer de lo ventajoso que sería tener una gallera olímpica en Caracas. El hecho es que se construyó una obra enorme, con una pista redonda de gran diámetro y una tribuna más alta que las del Estadio Universitario, todo coronado por un techo en domo invertido. Seguramente querían entrar por la autopista de Oriente.

Nunca sirvió para peleas de gallo ni para nada y ha alojado agencias que habrían merecido locales más apropiados. Ni siquiera ha contribuido con el mejoramiento urbano de La Urbina. ¡Cenicienta!

El hotel Humboldt

Con todo mi respeto por el Arq. Tomás Sanabria, aquí perdió los papeles. Un hotel que nunca ha funcionado como tal, porque no podía funcionar. Construido en 1956, no pudo ser negocio ni para los privados ni para el Estado, porque simplemente el costo de operación de un hotel en ese sitio es inabordable. 

La paradoja es que forma parte de un sistema de teleférico, por sí solo totalmente justificado. Erigido en el tope de nuestra bella montaña del Guaraira Repano, que no necesitaba de adorno alguno.

El Parque Central

Un complejo desproporcionado ya para la Caracas de los años 70. En su construcción se contrariaron criterios de uso del suelo urbano. Se demolieron viejas zonas residenciales controladas y estables, que funcionaban manteniendo la escala de la ciudad a niveles adecuados de operación y servicio.

¡Ah malaya El Conde!

Los centros comerciales

Edificaciones que concentran comercio, oficinas y salas de espectáculos, priorizando el vehículo privado frente al transporte público, consumiendo enormes cantidades de vialidad y servicios. Por lo general en su origen los proyectos pasaron por confusos, por no decir otra cosa, cambios de uso. En otras tierras se construyen fuera del límite urbano, a orilla de vías de transito rápido, y guarecen al peatón de las inclemencias del tiempo, auspiciando la explotación de una tierra barata, demasiado cerca de la urbe para el uso agrícola. Aquí ni siquiera eso se da.

El Recreo: Construido sobre terrenos residenciales, congestionando una zona ya entonces densamente poblada. Para la entrada y salida de los vehículos de los estacionamientos se violaron elementales normas, y hoy día interrumpen el tráfico vehicular en intersecciones muy congestionadas.

El Tolón: Construido en área reservada para parque, desde la época del desarrollo de Las Mercedes como zona residencial.

El San Ignacio, construido sobre el mejor terreno de uso escolar y deportivo de Chacao.

Los sambiles, el de Chacao, construido en zona residencial e industrial. El de La Candelaria, en una escala desmesurada y encajonado en un sitio entre calles de baja movilidad, que dificultan mucho la circulación, cualquiera que sea el uso que se le dé a la edificación.

Ahora le queda a la Caracas socialista buscar soluciones, si es que existen, para devolvernos algunos de esos espacios, los que devinieron en propiedad pública, convertidos en edificios útiles, aptos para el uso racional por los moradores de la urbe. Para los que siguen siendo privados, hacer que los propietarios hagan los cambios necesarios contra el deterioro urbano que causan. Y auspiciar pautas para garantizar que los nuevos proyectos eviten el desperdicio del espacio en la construcción de otros esperpentos. Ya eso sería bastante.

juan.parisca@sigoweb.com

El Universal
13-10-2014
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
Administrador del Grupo Yahoo corredor_inmobiliario
Asesor Inmobiliario, de Seguros e Inversiones
twitter: @Henry_Medina
hmedina30@yahoo.es



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